CAPÍTULO 5

Cuando todos se fueron a dormir, tanto Luca como April daban vueltas en sus camas. 

En ella había algo que le atraía a él, quería ser su amiga, quería sanar ese dolor que veía en sus ojos, quería poder hacerle entender que no tenía por qué sentirse mal con él mismo. Trataba de escuchar a ver si la puerta de la habitación de la par se abría, *sonrió para sí misma* Gabriella le había dado una habitación al lado de la de Luca. 

Estaba harta de dar vueltas en la cama, por lo que se levantó, estaba segura que todos estaban durmiendo, por lo que bajaría en camisón, daba igual, nadie la vería, pero al parecer no sería así, justo cuando abrió la puerta, también se abrió la puerta continua, ambos se miraron sorprendidos, pero enseguida April le sonrió como siempre lo hacía cuando lo veía, pero solo con él. 

—Hola, ¿No puedes dormir? —Dijo caminando hasta él. 

—Hola, no, ¿Tú tampoco? 

—No, iba para la cocina, ¿me acompañas? — Luca la miró con una ceja levantada. Asintió en silencio y en ese mismo silencio bajaron. 

April sacó dos copas para helado, helado de vainilla, crema de chantilli y sirope de chocolate, desde que llegó a ese hogar le había preguntado a Gabriella dónde podría conseguir esas cosas, ya que era común que April se levantara a comer por las noches. 

—¿Cómo sabes dónde están las cosas? 

—Desde que llegué aquí, le pregunté a Gabriella dónde podría ir a comprar, me gusta levantarme en las noches y comer, mientras pienso en la vida, y tú madre me complació — volvió a decir con una gran sonrisa. 

—¿Por qué siempre me sonríes así? — no podía seguir evitando la pregunta. 

—¿Qué tiene de malo? 

—Pues creo que nada, pero me parece raro. 

—¿Por qué lo dices? — le puso a Luca su copa de helados junto con una cuchara. 

—Por qué si te soy sincero, es extraño, lo haces amable, sincera, con orgullo. 

—Bueno, si estoy orgullosa de ti, sin saber quién eras, y ver todo lo que habías hecho por esos niños, ese lugar es tan hermoso, que solo un alma tan buena podría hacerlo. Soy amable y sincera contigo porque me nace serlo, no veo qué tiene de extraño. 

—Nadie es amable conmigo, April a todo el mundo le doy asco, ¿no ves el rostro que tengo? —dijo comiendo helado. April lo vio con el ceño fruncido. 

—Eso es una estupidez Luca, ya te lo dije yo no me guió por el físico de una persona, así que espero que dejes de pensar que en cualquier momento te voy hacer sentir mal, porque eso no va a pasar jamás. 

—No puedo evitar pensarlo, muchas personas han sido así conmigo, las mujeres me han visto con asco, los hombres se burlan, es difícil, ¿sabes? Trato de que la gente vea que no me importa lo que digan, pero en el fondo me duele, todavía me siento como aquel joven de 16 años inseguro, cuando se vio por primera vez en un espejo después de su accidente. —Luca seguía comiendo helado, con la mirada en él y no en April. Ella puso su mano sobre la de él y la acarició en señal de apoyo. 

—Me imagino que debió ser muy difícil para ti Luca, pero sabes que creo que eres un gran hombre y que todas esas que sean han burlado de ti son idiotas e ignorantes, que a pesar de todo te tienen envidia, por todo lo que has conseguido con tu gran talento, Luca debes entender que para que alguien te quiera tal y como eres primero debes de amarte tu mismo. 

—Tienes mucha razón April, tal vez por mucho tiempo he vivido en las sombras porque yo mismo me he negado salir de ellas, pero creo que ya es hora, debo salir adelante, dejar de esconderme y dejar sufrir por la gente que me desprecia, merezco una vida como la de cualquier otro. — sus ojos estaban puestos en los de April. 

April sonreía y aplaudía como niña pequeña. 

—¿Tienes novia? —Luca casi se ahoga con un poco de helado, ¿por qué preguntaba esas cosas? 

—No. — April no lo vio muy convencido. 

—Mmm, ¿seguro?. —Luca puso los ojos en blanco y ella no pudo evitar echarse a reír. 

—Bueno la verdad novia, de lo que se dice novia, no tengo, pero si había una mujer que estaba sólo para cuando necesitaba desahogarme, digamos que una amiga con derecho. 

Oír aquello no le gustó a April para nada, pero ella había preguntado, así que tenía que aguantarse y comer helado, pero aún así algo en su respuesta le causó curiosidad. 

—¿Porqué dices que había? ¿Ya no están juntos? 

—Eres muy preguntona, ¿Lo sabías? 

—Sí, respóndeme. 

—Leticia es igual a las mujeres que me desprecian, ella y yo sólo lo hacíamos con la luz apagada, no besos, hace unos días atrás llegó a mi oficina, me excito pero le dije que nunca tenía sexo en mi oficina, que nos viéramos en la noche en mi departamento, pero se enojó y cuando salí de la oficina advirtiéndole que cuando regresara no quería verla ahí, pude oír como me decía “Maldito cuasimodo” desde ese día no la he visto. 

—Esa es una idiota —dijo realmente enoja, algo por dentro de ella crecía como lava. —¿No le dijiste nada? —Luca negó viéndola con un brillo especial —¿Acaso eres tonto? Tú no tienes que dejarte de nadie, recuerda que me lo has prometido. —Luca sonrió. 

—Verás que a partir de ahora no me dejaré de nadie. 

Tras la puerta de la cocina, Gabriella lloraba en silencio, bajó por un vaso de agua pero se detuvo al escuchar voces, April era un ángel definitivamente, ella había hecho entender a Luca en un día lo que ellos no había podido en 10 años, decidió volver a su habitación en silencio, April era buena para Luca y ella la aceptaba de buena gana, por otra parte Leticia era una m*****a, y no se quedaría callada, defendería a su hijo con uñas y dientes.

Luca y April terminaron de comer sus helados, él estaba excitado, ver a April comer helado era un pecado. 

—¿Quieres que nos vayamos juntos al trabajo? — preguntó Luca haciendo tiempo para que se le bajara la erección. 

—Claro, no hay problema. —dijo mientras comenzaba a lavar los trastes sucios. 

—Bueno, entonces te dejo, hasta mañana y buenas noches. 

Con toda la valentía del mundo Luca se acercó a ella, acarició su mejilla con cariño y la besó en la comisura del labio. 

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