CAPÍTULO 4

Cuando April piso de Londres, después de tantos años, se sentía muy nerviosa, cuando empezó a buscar entre la gente no tuvo que buscar mucho, ya que su madre estaba con una gran cartel y una gran sonrisa esperándola. “Bienvenida April” ella le devolvió la sonrisa. 

—April —dijo Marta lanzándose al cuerpo de su hija, la abrazo con todo el amor que sentía por su hija, ella devolvió el abrazo, era su madre y la quería. — ¿Que tal el vuelo? 

—Tranquilo —dijo encogiéndose de hombros. 

—Me alegro, ven te quiero presentar a mi mejor amiga, claro que la conociste cuando eras una bebé. —llegó hasta Gabriella y las presentó. —April ella es Gabriella mi mejor amiga, y Gabriella mira que bella se hizo mi April. 

Gabriella le dio una cálida sonrisa y la abrazó, April por un momento quedó sorprendida, pero le devolvió el abrazo. 

—Eres muy hermosa cariño, y ya eres todo una mujer. —dijo Gabriella admirando la belleza de April, ella parecía transmitir paz. 

—Gracias señora Bennett. —no se sentía en confianza para tutearla. 

—O no, nada de señora, soy Gabriella, ¿de acuerdo? —April asintió con una sonrisa era una mujer agradable. 

Salieron rumbo a la mansión Bennett, Gabriella había preparado un cena en honor a April, claro que Luca era el único ausente, Elías, Liz y Stuart estaban encantados con April, era una mujer divertida, simpática, cariñosa, amable y transmitía mucha paz. 

***

Sábado por la mañana April recorría la mansión, estaba aburrida, su madre había salido con Stuart para tratar de arreglar lo de la casa. Vio a Gabriella que salía apresurada. 

—¿ocurre algo, Gabriella? —ella le sonrió y la miró con cariño. 

—No cielo, lo que pasa es que tengo que ir a dos lados y voy tarde, quisiera partirme en dos— dijo soltando una carcajada, Apri lo vio como una esperanza por salir un rato de ahí. 

—Yo la puedo ayudar, la verdad no estoy acostumbrada a estar encerrada en casa. Me gusta caminar, ir al parque y ver a los niños reír, no sé, me gusta estar rodeada de gente. 

—¿Y porque no vas de compras con Liz? —April negó con la cabeza. 

—Me gusta ir de compras pero solo cuando es absolutamente necesario y este no es el caso —dijo alzándose de hombros —¿A qué lugares va? 

—Voy al restaurante, por mi trabajo, pero antes tenía que pasar al orfanato a dejarle unos nuevos planos a la encargada. 

—¿Puedo ir yo por usted? —Gabriella vio ilusión en el rostro de April ¿como negarse a eso tan simple que le estaba pidiendo? Además ella se salvaría de llegar tarde al trabajo. 

—Podrás ir, sólo si te acompaña uno de los chóferes, ¿de acuerdo? —April asintió alegre, deporsi sola podría perderse. 

Gabriella le entregó los papeles que su esposo le había dado con los permisos y planos para ampliar el lugar, se despidió con un beso y se fue en su auto, no sin antes dar la orden de llevar y traer a April a donde ella quisiera. 

De camino al hogar April veía por la ventana, todo lo que veía era hermoso, le gustaba Londres a simple vista. 

Cuando llegaron, ella miró el edificio asombrada, ¿eso era un orfanato? Parecía un hotel de lujo

Jessica la encargada del lugar, ya esperaba a April en la puerta, al parecer Gabriella se había encargado de llamarla y avisarle, se presentó amablemente, y recogió los documentos, al ver que April veía todo con curiosidad le preguntó si quería conocer el lugar, a lo cual ella aceptó de inmediato. 

Cuándo ella empezó a enseñarle el lugar April quedó maravillada. 

—Esto es hermoso y muy grande, ¿Cómo es posible? —Jessica la miró con una sonrisa y April se sonrojo —Bueno es… es que normalmente un orfanato luce diferente, yo vengo de Chicago y varias veces visité algunos, y no eran así — señaló con sus manos el lugar. 

—Pues tienes razón, todo esto es gracias a Luca, es un hombre con un gran corazón, tiene un alma increíble. 

—Debe de serlo si hace esto sin interés yerros de nada. — comentó distraídamente. 

—Y lo es, iré a dejar estos documentos en la oficina, y te lo presentaré, está en el jardín jugando con los niños, si gustas puedes ir tú, yo ya casi te alcanzo, es al final de ese pasillo. —señaló un pasillo muy luminoso, cuando April empezó a caminar en esa dirección, pudo ver el jardín gracias al gran ventanal que veía, logró ver un hombre de espaldas, una que se veía grande y fuerte, un cabello color castaño cobrizo, en ese instante el hombre se giró con una gran sonrisa, persiguiendo a un niño de no más de dos años. 

Su corazón empezó a latir rápidamente y no porque el hombre tuviera marcas en el rostro sino por esa hermosa sonrisa, ella estaba tiesa no podía moverse, lo vio jugar un rato más, hasta que notó que él se quedó pensativo, para luego caminar en su dirección, eso la hizo ponerse más nerviosa, él miró hacia atrás un momento, ella se colocó delante de él para saludarlo, pero no calculo bien e hizo que él chocará con ella al volverse. Ella lo miró con una gran sonrisa y lo miró a los ojos, unos hermosos ojos grises. 

—Hola —dijo con voz dulce, lo que hizo que Luca frunciera el ceño. 

—¿Eres ciega? —dijo bruscamente, haciendo que April dejara de sonreír, y que fuera ella la que frunciera el ceño. 

—¿Disculpa? —no entendía porque le hacía esa pregunta. 

—Me sonríes así, tan.. tan… amable —quiso decir encantadora pero mejor lo evitó — Y la gente nunca es amable conmigo cuando ven mi rostro. —dijo sincero. 

A ella le sorprendieron sus palabras, pero algo ella le hizo volver a sonreírle. 

—No, no estoy ciega, de hecho hace rato note que tienes una sonrisa hermosa y ahora viéndote a los ojos, puedo decir que son preciosos. —Luca no pudo evitar sonrojarse —Yo no soy de las mujeres que ven solo lo físico, hay personas que son hermosas por fuera, pero por dentro son horribles, con el alma negra, así que el físico no lo es todo — y siendo valiente como nunca lo había sido, se atrevió a acercarse más y le dio un beso en su mejilla derecha, para luego ir al jardín donde esperaría a Jessica. 

Luca se quedo como idiota viendo a esa mujer que se alejó caminando, ¿hermosa sonrisa? ¿Preciosos ojos? Sin poder evitarlo sonrió, para que negarlo, se sintió muy bien, como no se sentía antes del accidente, pero.. ¿Estaría hablando en serio? Tal vez lo dijo solo porque no le gustaba hacer sentir mal a las personas por su aspecto, aunque eso le desilusionó, lo agradeció, si todos fueran como ella, el mundo sería mejor. 

Decidió salir de ahí, en el camino se topó con Jessica. 

—Luca, ¿te vas? 

—Si, trabajo, pero te llamaré más tarde, tengo un tema que tratar contigo. — deseaba salir de ahí cuanto antes. 

—Está bien, qué lástima quería presentarte a.. 

—No, ahora no —interrumpió él. —Nos hablamos luego. 

Jessica lo vio sorprendida por la actitud de él, nunca se había comportado así. 

Luca salió hacia su auto y se dirigió a su casa, pero en el transcurso decidió ir mejor a la casa de sus padres, tal vez estar con su familia ahora que se sentía bien, le alegraría a su madre. 

***

April cuando se enteró que el famoso Luca se había ido algo en ella se entristeció y decepcionó, sin poder morderse la lengua, miró a Jessica y le preguntó. 

—¿Qué le pasó? 

Jessica al ver a April tan seria sabía de qué hablaba, no sabía si era correcto contarle ella, pero sabía que tarde o temprano se entraría. 

—Cuando tuvo 16 años un auto lo atropelló, lanzandolo en contra de tienda, con un gran ventanal, a sufrido bastante, muchas humillaciones, y discriminación, a pesar de ser un hombre tan amable y bueno, los niños al principio hacían muchas preguntas de que tenía, pero luego ellos dejaron de preguntar, adoran a Luca 

April sentía ganas de llorar, de golpear, tenía emociones encontradas y no sabía el porqué. 

Luego de pasar lo que quedaba de la tarde jugando con los niños, decidió irse a la casa, el chófer en cuanto la vio salir, salió del auto y le abrió la puerta, ella le sonrió y le agradeció, de camino a la mansión no podía dejar de pensar en Luca, en sus ojos, su sonrisa, su cuerpo, ese hombre para ella estaba divino, aunque no sabía si volvería a verlo, a menos que siguiera yendo al orfanato, si eso haría. 

***

Luca esperaba a su madre que llegara del trabajo, mientras hablaba con sus hermanos y su padre, mientras Marta ayudaba en la cocina con la cena. Todos le decían lo hermosa y simpática que era April la hija de Marta, pero él sólo pensaba en aquella castaña, con aquellos ojos grises tan preciosos, y en esa piel morena tan apetecible, además en aquellas palabras tan sinceras que le había dicho. 

—Bueno, ya les diré cuando la conozca. —dijo relajado y sonriente. 

—¿Te pasa algo? Hoy estás muy contento —le dijo Liz mientras abrazaba y sonreía a su hermano. 

—No me pasa nada, ¿acaso no tengo derecho de estar contento?

—Claro que lo tienes bobo, solo que me sorprende verte así, pero la verdad me agrada mucho. 

Se oyeron dos coches llegar, y Stuart se levantó. 

—Creo que han llegado. 

Gabriella entró primero sonriendo, cuando vio a Luca se alegró más aún. 

—Cariño, qué bueno has venido, así conocerás a April, verás que es un encanto, ha subido un momento. — April había ido al baño. 

Todos hablaban alegremente, ya que Luca estaba de muy buen humor y Gabriella lo noto, justo cuando iba a ver si la cena ya estaba lista, y hablar con April para que supiera que Luca estaba ahí y pedirle de favor que no lo viera feo, ya que no le había dicho nada respecto a él y su rostro, ella entró en la sala.

Luca al verla abrió los ojos como platos sorprendido, ella también estaba sorprendida pero le volvió a dedicar esa sonrisa dulce y encantadora. 

—April, cariño, ven te presento a mi hijo y a tu nuevo jefe, Luca Bennett, Luca cariño, ella es April Gates, la hija de Marta. 

April saludo a todo Liz, Elías y Stuart, con un beso en la mejilla, cuando llegó hasta Luca lo miraba a los ojos siempre sonriéndole. 

—Hola, nos volvemos a ver. — dijo antes de depositar un suave beso en su mejilla. 

—Si, ya veo. —dijo Luca algo confundido ¿porque siempre le sonreía así? 

—¿Se conocen? — preguntaron todos a la vez, sorprendidos. 

—Si, bueno más o menos, lo conocí hoy en el orfanato, y déjenme decirles señores Bennett, que estoy muy orgullosa de su hijo, ese lugar es fantástico, ha hecho un muy buen trabajo. —Luca volvió a sonrojarse y Gabriella lo notó, como también notó que April no lo miraba mal, al contrario, tenía una gran sonrisa en su cara y sus ojos brillaban en verdad de admiración. 

—Gracias señorita, usted es muy amable. —dijo algo tímido. 

—April, Ap, pero no señorita, por lo menos no el trabajo, puede tutearme, claro si no le molesta a mi también me gustaría tratarlo de tú. —Luca sonrió y asintió. 

Gabriella muy complacida hizo pasar a todos a la mesa, donde hablaban de muchos temas, Luca estaba al frente de April y ambos se miraban sonrientes. 

—¿Te quedarás hoy cariño?— Preguntó Gabriella a su hijo. 

April lo miró con súplica. Cosa que él no supo entender la mirada que le dio. 

—Sí mamá, me quedaré. 

April se sintió feliz, esa noche lo buscaría para charlar, quería que fueran muy buenos amigos y ella no paraba hasta conseguir lo que quería. 

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