CAPÍTULO 2

PV Gabriella

Ver a mi hijo solo me duele, ojalá cambiara su forma de pensar, ser feliz tal y como es, así cómo nosotros su familia lo ama.

Estoy en la sala pensando en la conversación que tuve ayer con Luca, cuando entra Cecilia, mi ama de llaves, avisando que tengo una visita, frunzo el ceño ya que no esperaba a nadie, le digo que la haga pasar, a los segundos entra Marta desconsolada, llorando a mares.

—¿Qué te pasa cariño? —dije abrazando a mi amiga.

—Perdí mi casa Gabriella, lo perdí todo. —sus palabras me dejan en shock.

—¿Qué? ¿Cómo? — su mirada me lo dijo todo. — Sigues jugando ¿cierto? —su llanto incrementó. 

—Lo dejé, juro que lo dejé, por April lo hice, pero al parecer tienen pagarés firmados por mí, donde ponía mi casa y todo lo que tengo de respaldo, yo... yo simplemente no lo recuerdo. 

—Te dije que no te metieras con José, ese hombre es peligroso y malo, tranquila, ya buscaremos una solución, hablaré con Stuart, sabes que te ayudaremos. 

—¿Dónde voy a vivir?, April ya no se vendría, voy a perder también a mi hija. —Su llanto se incrementó, Gabriella la abrazaba fuertemente, quería hacerle ver que no estaba sola. 

—No te preocupes, mientras podrán vivir aquí, así me harías compañía, además ayer hablé con Luca, él le dará a April trabajo, no te preocupes todo va a solucionarse. 

—Gracias, de verdad mil gracias, eres la mejor amiga que he tenido nunca. 

—No me agradezcas, recuerda que antes de casarme con Stuart yo primero quedé embarazada y mis padres me echaron y tú junto a tu familia fueron los que me recibieron, ¿como no voy hacer yo lo mismo? Eres mi mejor amiga Marta, lo has sido desde que tenemos 5 años, así que no te preocupes, ahora ven, vamos a una de las habitaciones para que descanses. 

PV NARRADOR 

Marta asintió pensativa, se había hecho adicta al maldito juego por culpa de Pedro, ese miserable la supo en volver muy bien, y eso que se suponía era el mejor amigo de Richard, para su mala suerte cuando Richard se dio cuenta que estaba apostando todo por lo que habían trabajado, se separaron, y se llevó a su pequeña April de dos años de edad a Chicago, donde había vivido toda su vida, y a quien veía tres veces al año, amaba a su hija, y le hacía mucha falta.

Ya había hablado con April, que tras la muerte de Richard estaba pensando en ir a vivir con su madre, pero tenía miedo ya que su padre le había dicho que vivir con ella era desgraciarse la vida, pero por un lado April sabía que hablaba el rencor que él le tenía a Marta, por eso se dijo que si conseguía un muy buen trabajo se iría a Londres con su madre. 

Por su parte Gabriella, esperaba a Luca y a Stuart, tenían que ayudar a su amiga. Cuando entraron por la puerta ya Gabriella los espera casi en la puerta. 

—Necesito hablar con ambos, por favor vamos al despacho. — ambos se miraron con el ceño fruncido, pero la siguieron. 

—¿Qué pasa cariño? —dijo Stuart preocupado a ver a su mujer nerviosa. 

—Pasa que Marta se quedó sin nada, al parecer Pedro se la jugó, y ahora no tiene casa, ni nada, yo no puedo darle la espalda, es mi mejor amiga, y tú más que nadie sabe que ella nunca me dio la espalda a mí, cuando más la necesite. — Stuart asintió. 

—Lo sé, no te preocupes por mi no hay problema, pero ¿hay algo más cierto? 

—Sí, quiero que uno de tus abogados en el caso de ella, y así averiguar cómo es que ese maldito se salió con la suya, porque si es verdad que la engaño, puede recuperar sus cosas. 

—Está bien cielo, haré lo que pidas. —Stuart amaba a su esposa y era incapaz de negarle nada. 

—¿Y yo para qué soy bueno mamá? 

—Cariño, necesito el trabajo para April lo antes posible, Marta tiene miedo de que su hija no se llegue a venir a Inglaterra, eso la tiene destrozada, si tu pudieras hacerle un contrato de trabajo para que no pueda rechazarlo y empiece cuanto antes, te lo agradecería. —Luca iba a protestar, antes de darle el trabajo quería saber para qué estaba capacitada la dichosa mujer, pero antes de tan siquiera pronunciar palabra alguna, Su padre habló por él. 

—Lo hará cariño, ¿quieres dejar de preocuparte tanto?, no me gusta verte así, dile a Marta que le avise a April que el Lunes podrá empezar a trabajar, tiene 6 días para prepararse, y supongo que también se quedará aquí, ¿cierto? —Gabriella sonrió y asintió. 

Luca miraba a su padre con una ceja alzada, ese hombre definitivamente hacia todo lo que su madre dijera, nunca le decía que no, siempre la consentida, pero no lo podía culpar, ya que su hermano Elías y él eran igual, nunca le decía que no a su madre o hermana Liz, ellas gobernaban la casa, y sus vidas. 

Pero aunque su padre había hablado, su madre seguía mirándolo y esperando una respuesta por parte de él. 

—Bien, ya lo dijo papá, que entre el lunes, dile que mañana le mandaré el contrato por correo, que por cierto necesito que me lo consigas, solo espero no arrepentirme de esto. —dijo sonriendo al ver a su madre feliz. 

Gabriella salió corriendo hacia la habitación de Marta y le dijo que April entraría a trabajar el lunes si todo salía bien y aceptaba trabajar con su hijo, que le avisara que a más tardar mañana le mandaría el contrato para que ella lo leyera. 

Ambas se abrazaron felices, como lo habían hecho toda la vida, cuando una buena noticia les alegraba. 

.... 

April estaba en su oficina cuando la notificación de un nuevo correo le llegó, se puso muy nerviosa, su madre había hablado con ella esa misma mañana diciéndole que una de la mejores empresas de autos iba a contratarla, April por un momento no le creyó, pero cuando le dijo que la empresa era del hijo de su mejor amiga, y de cómo se llamaba dicha empresa, ella decidió buscar por internet y en efecto era una de las mejores de Londres, lo extraño era que hablaban muy bien de la empresa, de los autos que vendía y hacían, de su dueño, que era un joven muy capaz, lo extraño era que no había ni una sola foto, tal vez le gustaba mantenerse lejos de los paparazzis, su futuro se definiría en un correo. 

Cuándo lo abrió lo leyó detenidamente, y abrió sus ojos como platos al ver la cantidad de dinero que iba a ganar, su sueldo sería tres veces más del que tiene ahora,—¡vaya! —Pensó para sí misma, ese hombre le estaba ofreciendo un gran trabajo y un gran sueldo sin tan siquiera saber si estaba capacitada, claro que lo estaba, muy capacitada, pero no podía dejar de estar nerviosa, todo era complicado, su padre le había advertido tanto lo que era su madre que tenía miedo, tenía su vida en Chicago, un casa, un buen trabajo, no pagaban mal, claro no también cómo este nuevo, sería jefa de finanzas de Autos Bennett S. A., claro si aceptaba. 

¿Pero porque lo pensaba tanto?, ¿Cómo sería vivir con su madre? 

¿Por qué era todo tan complicado? Tal vez si su padre no hubiera odiado tanto a su madre y no la hubiera envenenado en contra de ella, todo sería diferente, pero aún así no podía negar que cada vez que su madre la visitaba era cariñosa y amable, se desvivía por complacerla, y siempre lloraba cuando le tocaba despedirse, ella a su manera amaba a su madre, ¿Y si ya no tenía a su papá, por qué no aprovechar a su madre? 

Sí, definitivamente ella tenía aprovechar a su madre, tal vez su vida mejoraría, ya no se sentiría sola y lo mejor de todo, al fin tendría una madre una la cuál había extrañado toda la vida. 

Contestó inmediatamente aceptando la oferta de trabajo, diciendo que en 3 días entraría en Seattle y se presentaría el lunes a primera hora y por último dio las gracias, se sorprendió cuando no recibió respuesta alguna. 

April llamó enseguida a su madre. 

—Cariño — fue lo que contestó Marta al segundo tono con voz muy cariñosa. 

—Mamá, hola, ¿Cómo estás? 

—Bien mi amor, ¿Y tú, cómo estás? 

—Bien, sólo llamaba para decirte que la oferta de trabajo ya me llegó, empezaré el lunes, por lo que llegaré el viernes, así podré organizar todo aquí antes de irme, y tener dos días para instalarme allá. ¿Tú casa es muy grande o pequeña? Es que necesito saber a ver que cosas llevarme. 

Marta no supo qué responderle a su hija, y empezó a ponerse nerviosa y April a pesar de no conocerla muy bien supo que algo no andaba bien. 

—¿Qué pasa mamá? —Marta suspiró pesadamente, tenía que decírselo tarde o temprano. 

—Cariño, me quedé sin casa. 

—¿Qué? ¿Porqué? ¿Fue por tu vicio? Mamá si es así y no has cambiado tu forma de ser lo mejor será no irme. 

—No, no, hija, esta vez te juro que no es así, creo que lo que me hicieron fue que me estafaron, desde hace meses atrás no he vuelto apostar, Stuart el esposo de Gabriella está ayudándome a saber qué pasó. —April suspiró y decidió darle una oportunidad a su madre. 

—Tienes muy buenos amigos ¿cierto? —April sonrió melancólicamente ya que no tenía amigos leales, todos la había traicionado, su mejor amiga Lily, se había acostado con su ex novio William, ella los encontró es su propia casa y cama, esa cama que habían compartido, eran unos cerdos, por lo que cuando se enteró se cambió de departamento. Su otros dos amigos Rebeca y Eric le estaban robando, April trató de iniciar un propio negocio de finanzas y nunca salía adelante, ni ganancias de nada después de casi un año, y cuando se puso a investigar se dio cuenta que la estaban dejando sin nada, por lo que decidió demandarlos y empezar de cero. 

—De hecho sí, aunque mi buena y leal amiga es Gabriella. Entonces… ¿vendrás? 

—Si mamá, yo iré, estaré ahí el viernes, yo te llamo para que me recojas, ¿te parece? 

—Por supuesto cariño, no sabes lo feliz que me haces, verás que te irá muy bien en esta ciudad. 

—Está bien mamá, nos vemos y recuerda que te quiero. 

—Yo también cielo. 

Cuándo April cortó la llamada, y se dirigió hablar con su jefe para poner la renuncia, igual trabajaría hasta el jueves. Cuando salió del trabajo se dirigió a su apartamento, empezó a guardar toda su ropa en maletas y objetos personales, y recordó que su madre no le dijo en dónde estaba viviendo y cómo haría ella, suspiró resignada y se sentó en su cama, total, solo llevaría sus recuerdos más preciados, dejaría su departamento intacto por si alguna vez regresaba, si necesitaba algo lo compraría allá. 

Los siguientes dos días April terminó de preparar todo, dejó su trabajo listo para el que la reemplazaría, su apartamento quedó limpio y ordenado, llevaba sólo lo que consideraba necesario, el viernes a las 9 de la mañana, estaba abordando el avión que la llevaría a su nuevo hogar, había hablado con su madre 20 minutos antes y ella le había dicho que no se preocupara que ella y Gabriella la estarían esperando en el aeropuerto y extrañamente no estaba preocupada, se sentía tranquila, ansiosa y con ganas de vivir cosas nuevas y algo le decía que vivir en Londres le daría muchas cosas nuevas. 

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