QUIERO A TU SECRETARIA.

Bruno sonrió de medio lado, Rogelio pensaba que podía jugar con él, qué equivocado estaba, no sabía que ya Bruno había iniciado el juego y comenzando por su esposa, y de inmediato pensó tener todo lo mejor monitoreado a Rogelio que pudiera, lo que más le interesaba de su gerente era la bella Abigaíl.

—Tienes razón Rogelio, posiblemente tenga más teoría que práctica y necesitaré de toda la ayuda para ejecutar mi visión por aquí. Transfiere a tu secretaria a presidencia, que mejor que contar con la secretaria del gerente de operaciones y como tú sabes tanto de este negocio, puedes entrenar muy rápido a una nueva secretaria para ti.

 «Una que yo entrenaré para que me dé pelos y señales de tus movimientos para poder visitar a tu linda esposa» pensó gracioso mientras se levantaba de su lugar.

 —entonces ya por el día de hoy terminamos, y como dicen por ahí, el sheriff está en el pueblo, así que nos estaremos reuniendo seguido. —sentenció burlón 

Bruno salió de la empresa ignorando por completo a su tía y sin importarle cómo regresara, dejó instrucciones de que la oficina de presidencia este funcionar y que no huela a esa vieja para cuando regresara, solo se fue para que todos cotorrearan a sus anchas, que se extendiera el chisme que él era un desgraciado, pensó en Rogelio y en que el mundo era un pañuelo, le quitó su secretaria por molestarlo, por demostrarle quien manda, de seguro era alguna vieja aduladora que lo tenía en un altar junto a los santos, esa era la actitud que él estaba seguro le gustaba al viejo imbécil, pero, la secretaria que contratara podría ser la aliada perfecta, ya él luego se encargaría de conseguir para él una secretaria que valiera la pena y más interesante y perfecta será si a la nueva empleada le guste meterse bajo su escritorio sería fenomenal.

Detrás de Bruno salió un Rogelio muy furioso  junto a los demás directivos  por la actitud arrogante de Bruno, ya que lo consideran un muchacho que lo que busca es jugar a ser empresario únicamente porque es el dueño de todo, sin embargo, ellos piensan que él no está apto para ser el líder.

Pasó por delante del escritorio de Abigail sin mirarla resoplando como buey bravo dándole un portazo a la puerta de su oficina y estando dentro empezó a caminar como león enjaulado, moviéndose de un extremo a otro.

—Amor que sucede, porque estás tan enojado— preguntó Abigail con inocencia mientras llegaba a su lado.

—Ese mocoso, ha venido queriendo humillarme, el muy imbécil quiere decir que no hemos realizado bien nuestro trabajo cuando he dado todo de mí por esta empresa, pero el niño presuntuoso se queja de las ganancias—, casi gritaba mientras le explicaba y Abigail únicamente sabía que se refería al dueño más no sabía de quién se trataba o de la edad del mismo.

—Irás con él, recoge tus cosas para que trabajes como su secretaria, pero me informarás de cada mínimo detalle, quiero saber cómo hundirá está empresa ese retrasado mental— le ordenó sin tan siquiera preguntarle si está o no de acuerdo, y ella se tensó porque no le agrada la idea de trabajar con alguien como él describió y encima de todo eso más que secretaria será una espía, algo que no halla digno. También la tiene muy inquieta esas reuniones sin justificación que ha encontrado en la agenda de su esposo y si deja de ser su secretaria pues no tendrá la posibilidad de investigar.

— Recursos humanos le puede buscar una asistente muy rápido si lleva prisa—, Rogelio giró tras escucharle decir eso, pues le convenía tener a una persona dé su confianza al lado de Bruno porque es lo mismo que el intento hacer al quitarle la secretaria para investigar con ella todo lo que pudiera sobre él, pero Rogelio celebró en su interior porque su esposa nunca le diría ningún dato de él a Bruno.

Se acercó a ella y le agarró el mentón con suavidad— hazlo por mí, si cariño, no puedo dejar que ese niño destruya lo que su padre y yo construimos durante tanto tiempo— se creía dueño de esa empresa que no le pertenece y de la cual es nada menos que un empleado al que Bruno puede despedir en cuanto lo desee.

—Bien lo haré por ti, sin embargo, no entiendo por qué sientes que debes hacer tanto por algo que le pertenece a él y quién quedaría sin nada no serías tú—, expresó antes de salir no muy conforme.

En cambio, Bruno salió de la empresa y afuera Wilmer lo esperaba mordiendo una donna rellena de abundante chocolate, Bruno no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza, chasqueó la lengua.

—Muy nutritivo tu desayuno, —dijo con sarcasmo.

—Mhmm… —murmuró Wilmer y se limpió con una servilleta la comisura de sus labios —, ya desayuné con un buen café que venden aquí en el cafetín de junto, pero bien sabes que la gente suelta más la lengua en medio de un rico manjar dulce.

—¿Y el resultado de tus experticias es?— preguntó con interés.

Wilmer sonrió mostrando una línea perfecta de dientes blancos en una apuesta cara de ser incapaz de hacer algún mal.

—Tus empleados son una cuerda de chismosos —, ambos se echaron a reír y caminaron juntos alejándose de allí—. Y entonces ya rugiste muy fuerte para mostrar que llegó el león rey de la selva.

—Todos me trataron con extrema delicadeza, pero eso no sorprende, después de todo esperaban un baboso jovencito, así que cualquier cosa que dijera los iba a sorprender, quizás a excepción de mi gerente de operaciones que resultó ser el papá de Jeremías, es que ni planeándolo daba con el hijo del flamante encargado y de seguro secuaz de la perra de Mónica. — su mandíbula tensa dejaba clara su molestia.

—El ilustre Rogelio Cisneros, empleado de confianza de tu padre y sí, la mano derecha de Mónica Cruz—, Wilmer sabía todo el manejo de la empresa porque a diferencia de lo que Mónica y Rogelio pensaban Bruno ya tenía tiempo estudiando; todo siguiendo sus pasos y junto a sus amigos verdaderos, sabían todo por habido y por haber de la directiva y su modo de manejo.

—Empezarás de una vez a soltar lo que averiguaste o le seguirás dando suspenso. — preguntó Bruno al joven pupilo  con interés, pues con lo metiches que son sus empleados, ya se imaginan lo interesado que deben estar por saber quién es Wilmer y porque de la nada apareció a su lado. 

—En Sky Limited no hay suspenso y el único misterio eres tú, me presenté como nuevo integrante de la nómina a los que iban llegando al cafetín, como sabes soy alguien que inspira confianza —, Bruno se echó a reír por lo jactancioso que es Wilmer, quien sin duda es su mano derecha y en él podría confiar hasta su vida—, el día de hoy todos te esperaban y cuando llegaste con tu frialdad con tu querida tía hirvió el chisme, pero lo importante es que como lo sospechas toda la empresa es manejada por Mónica y Rogelio, han creado un ambiente de trabajo que los deja ver como los elegidos divinos de tu padre, nadie los evalúa, ni se atreven a decir algo fuera de lugar acerca de ellos, más allá de comentar lo dedicada que ha sido tu tía a tus intereses y lo ejemplar que es Rogelio y su amable y bellísima esposa.— Bruno podía dar fe de ambas afirmaciones, claro que Mónica había estado dedicada a su herencia, siempre se nutrió como parásito y la esposa de Rogelio era bellísima, impactante y tal como le gustaban las hembras.

—Ahora entrarás conmigo, irás a recursos humanos, que te habiliten una oficina, serás encargado de promoción y marketing, aquí ni siquiera hay. — indicó disgustado por el mal manejo sin entender por qué se limitaban tanto, si era por qué son personas de avanzada edad que no se apegan a la modernidad y actualizaciones del siglo en que están o por ahorrar para meterlo a sus bolsillos el dinero que representaría abrir en la empresa un departamento de marketing.

—Pues no, toda campaña publicitaria es programada y aprobada por la gerencia general. — le explicó lo ya investigado durante su charla con los empleados desbocados.

—Hasta hoy, aquí en Sky Limited, a partir de ahora todo cambió.

 Al regresar a la empresa, pasó sin saludar a nadie, subió al ascensor privado que da directamente a su despacho el cual es la última planta en dónde únicamente están él y su secretaria.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron vio la silueta de un hermoso trasero entallado en un vestido ajustado, la chica estaba en pompas ajustando el tomacorriente de la impresora del escritorio, que está situado en el vestíbulo.

Bruno se aclaró la garganta risueño para captar su atención, mientras calculaba que esta secretaria se la quedaría, puesto que Rogelio, tenía algo a favor, y eso era el excelente gusto hacia las mujeres.

«También disfrutaré de su secretaria» pensó gracioso.

—Buenos días señorita, qué agradable recibimiento en mi primer día…— Las palabras murieron en sus labios sustituidas por una malévola sonrisa.

Abigaíl se paralizó, pues no pensó que el nuevo jefe llegaría en el momento que ella tenía esa posición tan indebida, se enderezó y forzó una sonrisa brillante para darle la bienvenida a su jefe, pero en cuanto dió la vuelta la sonrisa desapareció dándole paso a una cara dudosa y con la frente arrugada y el ceño fruncido le preguntó —¿Qué hace usted aquí?, ya esto es el colmo, llamaré a seguridad.

Bruno estaba tan asombrado como lo estaba ella. —¡Vaya! Vaya, que pequeño es el mundo, no me digas que tú eres la secretaria de Rogelio —Bruno soltó una risotada—nepotismo en mi empresa, me gusta, ahora todo es más conveniente. Me evito la molestia de tener que ir a tu casa, ahora te tengo en mi territorio, me hace menos forzado el trabajo— ella no comprendió su último comentario y continuó con su expresión de molestia e incertidumbre.

—Salga de aquí, no quisiera problemas con mi hijo, pero usted es un demente. — le exigió furiosa.

—Demente que es tu nuevo jefe, dulce Abigaíl. — Saboreó la coincidencia y grata sorpresa que el dulce destino preparó para él.

—¡¿Qué?!, —los ojos de Abigaíl casi se salen de su lugar —quieres decir que tú eres el dueño de Sky Limited. — Abigaíl permanecía incrédula y sobre todo muy nerviosa porque si aquella información era real debía crear su propia cueva para esconderse de ese muchacho impropio e irrespetuoso.

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