Obsesión Pecaminosa.
Obsesión Pecaminosa.
Por: Naths
PREFACIO.

Dentro del ascensor él la miraba con lujuria, como un animal en celo, mientras ella sentía que le faltaba el aire, aquel espacio era demasiado diminuto para estar al lado de ese muchacho tan seductor que representaba el peligro y el pecado para ella. Lo observo vistiendo como siempre ese traje a la medida que se ajusta perfectamente a su cuerpo, ese que su esposo nunca tendrá porque Bruno le parece ser un hombre tallado por los mismos dioses. Es el hombre quien le despierta esa necesidad que nunca creyó tener. 

Él sonrió lascivo de medio lado acercándose a ella con aire de atracción, — manténgase en su lado joven, estoy cansada de sus juegos; respéteme bien sabe usted que soy una mujer casada— le reclamó Abigaíl con las manos temblorosas tratando de mantenerse firme para que él no pudiera percibir los estragos que causa en ella.

— Me irrita tu actitud, esa de mantener la formalidad conmigo cuando sabes que te he hecho cosas que el vejete idiota de tu esposo nunca podrá hacer con tu cuerpo— la acorraló entre la pared metálica y fría a la vez que le impedía alejarse creando una jaula con sus grandes y musculosos brazos— Abigaíl porque eres tan terca, me deseas como yo lo hago contigo y lo sabes—, intentó besar sus labios y ella con agilidad apartó el rostro mientras se mordía la mejilla interna para mantenerse cuerda, pues tener a Bruno así de cerca no le resultaba bien y le hacía perder la poca sensatez.  

Puso una mano delante deteniendo a Bruno, pero no lograba moverlo y sin ser consciente se encontraba agarrando su pecho, él la miró y chasqueo la lengua de manera burlona sin borrar de sus labios esa sonrisa de niño engreído que a Abigaíl le molestaba.

«Vamos Abigaíl recuerdas que aquí la adulta eres tú y este culicagado no puede dominarte» se decía a sí misma. Siempre pendiente a que Bruno es cinco años menor que ella.   

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