Capítulo catorce. ¡Ese maldito piercing debería ser ilegal!

Oliver intentó mover su cuerpo, pero una mano sobre su cintura y una pierna sobre su pierna le impidieron moverse.

El pánico se apoderó de él en el preciso momento en el que abrió los ojos y pudo ver que no estaba en su habitación en la mansión Cooper y que ese cuerpo sobre el suyo no podía ser de Victoria. Pero si no era su mejor amiga… entonces, ¿de quién era?... el miedo se coló en su corazón y su cuerpo tembló violentamente.

Imágenes de lo ocurrido en el antro llegaron a su mente. Caleb invitándolo a unos tragos y luego la discusión que había sostenido con un tipo desconocido que trató de llevárselo. ¡El hombre que lo había drogado! Oliver se movió con mayor ímpetu, quería liberarse de aquel toque, quería girar el rostro y ver quién era ese hombre que se había propasado con

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