Capítulo 39

En aquel pasillo sonó la vibración de un teléfono. Era el de Shara, quien se encontraba haciendo la limpieza de las habitaciones de invitados.

Aquella mañana su día no podría haber empezado peor: La pequeña Milagros, su esperanza para recuperar su antiguo puesto, se había negado a que ella la vistiera e hiciera el desayuno.

Shara trató de engatusar a la pequeña, prometiéndole dejarla comer algunos helados, pero Rosi apareció y se llevó a la niña antes de que pudiera terminar de convencerla.

Poco después, trató de sentarse a desayunar con sus jefes, como hacía antes, pero rápidamente la señora Petra la había sacado del lugar. Esto sólo le hizo acumular más odio contra la madre de Oliver.

Luego fue a exponer sus quejas a Brianda, pero Oliver no le dejó acceder a la habitación matrimonial y su jefa terminó por irse sin que ella pudiera hablarle.

Sacó el teléfono de su mandil blanco y automáticamente las comisuras de sus labios de curvaron, dejando ver una sonrisa en sus labios. Llevaba
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