Pasado

—Nada, tu sabes muy bien porque, la experiencia que tuve de relación dejo una gran herida en mi corazón además que me hundió en un mundo oscuro— Pía agachó la cabeza, sabía de lo que estaba hablando, ella la había ayudado a salir de ese circulo, aunque se habían peleado por culpa de él ella nunca dejo de estar al pendiente de ella— ya llegamos, estoy muy emocionada.

Fueron directamente a la tienda donde Bianca le mostró el vestido, era perfecto para el lugar que sería la casa de su padre y de su nueva esposa que era casi de la misma edad que ella. Era un vestido verde con transparencia en el escote y la falda de un corte circular— me sorprende te queda fantástico el vestido, y el color combina divinamente con tus ojos

—Ves te dije que si sabía escoger vestidos— se miro por última vez en el espejo del probador antes de irse a cambiar— me lo llevo señorita— miro a su amiga— ¿Y tú ya tienes vestido?

—Si, pero no sé si ir

—No tú vas a ir conmigo, no me puedes dejar sola con Santino— Pía soltó una carcajada, su padre no desaprovecharía la oportunidad para presentarle un joven hijo del algún político,

—Esta bien iré— no tardó mucho en salir Bianca lista para pagar el vestido que acaba de comprar. las dos caminan por el centro comercial— tengo ganas de un Capuccino, vamos yo invito.

—Vamos— llegaron a la cafetería que se encontraba a la vuelta

—Por favor un Capuccino y…— miro a Bianca

—También un Capuccino— la chica que tomo la orden exclamó con emoción

—¡Oh Dios mío! Eres Bianca Palmieri la actriz de la novela molde de amor— Bianca se sonrojo, la chica la veía como una persona fuera de este mundo,

—Sí— le confirmo con una sonrisa,

—Eres más perfecta en persona.

—¡Oh gracias!— sonrío mirando a Pía

—Y Bruno porque no viene contigo— Bianca sonrió a la chica, era una de las creí que tenía una relación con él

—Porque somos amigos solamente y no tiene por que venir conmigo si no hay nada entre nosotros— la chica sonrió y le guiño un ojo

—Claro, como su relación aún está en secreto— Bianca respiro, no podía respóndele nada a esa chica, pero tenía que haber una forma de desmentir ese dichoso romance— ya que estás aquí ¿me darías tu autógrafo?— le extendió una pequeña libreta y un bolígrafo, Bianca lo tomo y comenzó a escribir

—¿Tu nombre?

—Adriana— la chica sonrío mientras veía como Bianca plasmaba su firma en el papel— ¡Oh qué envidia me das!— tomo su libreta y miro la letra perfecta de Bianca— ¡Tu vida es perfecta!, Cómo quisiera que mi vida fuera la tuya, tener tantos hombres a tus pies, las personas quieren que tú estés en sus novelas, y tiene todo solo con chasquear los dedos— miro por último el papel que guardo con mucho cuidado y devoción— muchas gracias ahora les traigo sus Capuchinos— metió el bolígrafo en una bolsa, les guiñó un ojo.

Las chica se fue, dejando a Bianca pensando, todos pensaba que su vida era perfecta, y si lo era antes de conocer a…, la prensa trato de sacar a la luz parte de su pasado, de sus días sumida en los vicios, vicios patrocinados por él, el hijo de Sandro, pero su padre que ese tiempo buscaba la candidatura a un puesto de gobierno hizo que nada saliera, había pagado bastante para que no saliera a la luz de ese pasado del que lucha cada día para seguir adelante. Su padre un hombre autoritario quien siempre quiere controlar cada aspecto de su vida, y ahora senador con mayor razón, ante el país eran una familia modelo, aún cuando su padre se había casado tres veces y su dos únicos hijos eran de diferente madres, ante el mundo eran una familia sin ningún vicio o delito que pudiera afectar su persona política. Por eso Santino pago mucho para que Bianca no estuviera en el periódico, ni revistas en aquella etapa de su vida donde se encontraba las drogas y el alcohol a la orden de la noche, en cada fiesta que iban.

“—Si me amas hazlo— le había puesto una raya de un polvo blanco en la mesa— demuéstrame a lo que tú estás dispuesta— Bianca tan joven y su primera ilusión lo hizo, al principio todo era diversión pero poco a poco se volvió en un vicio que la hizo alejarse de las personas que realmente la amaban’

Para Bianca era difícil llevar aquella batalla que era contra si, después de salir de rehabilitación las fiestas a dónde fue invitada estaba la droga, ahí comenzó su lucha para caer de nuevo en ese abismo de oscuridad. Bianca jugaba con una pulsera que le había regalado su mamá, era una manera de estar tranquila, sentía que algo malo estaba por venir, la joven regreso pronto con el pedido de Pía y Bianca, Pía saco su cartera para pagar pero la mesera quitó las manos hacía atrás

—Yo invito, por favor acepten— súplica con sus manos juntas Bianca no lo permitiría así que tomo los billetes

—No como crees deja que pague nuestro consumo— le extendió los billetes, pero la chica vuelve a insistir

—No, de verdad déjalo así, así podré decirle a mis amigas que invite a Bianca Palmieri y a su amiga un Capuccino— Bianca tomo otro billete y lo dejo sobre la mesa

—Muchas gracias, esto es para invitarte a ti una copa— sin esperar se levantó con el vaso del capuccino en sus manos, salió junto a su amiga. Caminando al estacionamiento donde estaba su auto comenzó a sonar su teléfono, al ver la pantalla era de la oficina de su padre— Santino

—¿Bueno que sucedió Rita?

—Señorita su padre la quiere ver si puede ser ahora mismo— mientras hablaba sintió una mirada sobre ella que era muy penetrante, miro a todos lados pero nadie la veía— señorita puede

—Si Rita, dile que en una hora estoy en su oficina— miro a Pía— te llevo a casa y después iré a ver Santino

—No te preocupes puedo tomar un taxi— escucho a su amiga pero volvió a sentir que alguien la miraba, volteó pero de nuevo no había nadie, hasta que noto un brillo detrás de un arbusto, se quedó viendo hasta que noto la gorra, y una cámara, Bianca sonrió, era un paparazzi, de seguro la había visto y quería saber si se veía con Bruno Carbone pero sería inútil ella no saldría con él. Pero los recuerdos de su pasado comenzaron a volver, en el peor momento de su vida, cuando ya era una adicta oficial gracias a su novio, sin trabajo y sin dinero y con la necesidad de consumir había estado apunto de hacer algo que gracias a dios y a Pía no sé había hecho. Pero había estado documentado por un paparazzi que estaba decidido a sacar a la luz las fotos de Bianca con poca ropa y en una esquina. Gracias a un informante su padre había logrado detener la publicación de dichas imágenes y había ido por su hija para meterla en una clínica de rehabilitación en secreto todo para que no se viera afectada su reputación, la reputación que había logrado tener, en esa clínica la psicóloga la ayudo bastante a levantar su autoestima, a valorar se y a no hacer las cosas que no quería solo por satisfacer a los demás. Al paso de los meses la ansiedad por consumir se había esfumado y mas por el taller de actuación que formó en la clínica. Ya Sandro Morelli había quedado atrás, y se había dado cuenta que nunca había sentido amor por él. Fue su primera ilusión si, él le había dicho cosas muy bonitas y creía que sin el estaba perdida, y sóla, sin un padre que estaba siempre al pendiente de sus asuntos políticos y su madre siempre de viaje, al ver la atención de Sandro el modelo del momento se aferró a él, gracias a eso él la arrastró a un mundo de drogas, de fiestas llenas de alcohol; cuando Sandro terminó con su dinero que le asignaba su padre, busco el apoyo económico de ella y Bianca le dio el control total de su dinero, todo iba bien pero tiempo después comenzó a ser violento lo que llevo que más de una ocasión lo detuvieron cuando él en su estado la agredía en plena calle o lugares públicos, pero no se quedaba ahí, lo peor era cuando estaban solos en su departamento, cuando estaba ansioso por no tener nada que meterse la tenía a ella para desquitarse, los meses que vivió fueron los peores, pero gracias a Dios y a Pía se había librado de él, y esperaba no volverlo a ver nunca más.

—¿Bianca dónde estás?— la voz de Pía la saco de sus pensamientos, Bianca trato de disimular su tristeza

—Pues aquí donde más— sonrío pero no convenció a su amiga. Su amiga sabía muy bien que aún no estaba bien aunque aún iba a terapias su corazón aún estaba sangrando

—Tranquila ya nunca te hará daño, te aseguro que nunca volverá— la abraza con fuerza, Bianca contuvo las lágrimas— ve a ver qué quiere tu papá

—Espero no sea lo que me estoy imaginando— respiro hondo, como la psicóloga le había mostrado para controlar su angustia

—Puede que si— afirmó Pía con una sonrisa— desde que saliste de la clínica te ha buscado una pareja

—Si puro niños tontos, no vemos más tarde en el antro

—Claro amiga suerte— se dieron un último abrazo antes de seguir cada una su camino, temía que su padre si tuviera a un nuevo pretendiente, si era así tendría que hacer algo vergonzoso para que Santino dejará de ser un celestino.

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