Boleto

Max

Estar con ella ha sido lo mejor que me ha pasado, es hermosa y no dude en decírselo. Solo esperaba que mi inexperiencia no me delatara.

Su piel es suave y desprende un olor dulce, un olor que no te permite apartarte, un detalle fue la luz, no podía ver su cuerpo, pero si lo pude sentir y creo que eso fue mucho mejor.

En estos momentos la tengo descansando sobre mi pecho, yo estoy agotado, con una de mis manos en su espalda decidí cerrar los ojos para que podamos descansar.

A la mañana siguiente

Al abrir los ojos, la busqué de inmediato, recorrí toda la habitación con mis ojos, nada, mi última esperanza era el baño, me puse de pie rápidamente, pero de nada sirvió, ella no se encontraba en ningún lugar.

En el baño estaban las prendas que le compre, lo único que faltaba era su ropa interior, cuando volví al cuarto note que en mi mueble había una nota, la tome, tenía la esperanza de que dijera que volvería pronto, estaba abajo o algo por el estilo que solo me indicaría que volvería.

Pero decía todo lo contrario, en reemplazo de todo lo que esperaba me encontré con un “Gracias por salvarme la vida” nada más que eso.

¿Qué hice mal? Trato de recordar cada momento, lo veo todo con claridad y no me encuentro con ningún error, todo fue consensuado, ambos queríamos estar juntos, no comprendo que fue lo que paso para que ella se fuera y dejara nada más una nota.

Me senté en la cama desesperado, no tan solamente porque ella se fuera, sino que temía que terminara con lo que yo le impedí hacer ayer.

Franchesca

A pesar de que todo anoche surgiera bien, de que yo disfrutara estar con él, al despertarme me sentí ahogada, no podía seguir en esa habitación. Lo único que quería era salir corriendo, necesitaba estar fuera de este lugar.

En ese momento vieron unos sutiles golpes en la puerta, me cubrí con una bata que había cerca y fui de inmediato a abrir, era una mujer mayor que traía nuestra ropa. Le agradecí, deje de inmediato la ropa de él en la entrada, en el camino tome mis otras prendas junto con las mías y la lleve hasta el baño.

En una esquina deje la ropa que él me regalo, exclusivamente me quede con la ropa interior, me puse mi desgastada ropa y zapatillas, no quería que pensara que me escape con esas prendas finas.

Antes de salir le dejé una nota, de verdad estaba muy agradecida con él, no sé si esta noche significo algo para él, pero no estaba lista para averiguarlo.

Me dio miedo, eso es, me dio miedo que él creyese que luego de una noche que pasamos juntos se sintiera el dueño de mí, que crea que tiene derechos. No quiero volver a estar en una relación, no quiero volver a pasar por lo mismo.

La primera vez paso lo mismo, todo inicio como un cuento de rosas, pero fueron las espinas las que terminaron siendo el protagónico de esta historia y no, no soportaría volver a pasar por eso.

Al salir del hotel inicie a caminar rápido por las calles, hasta que llegue a un barrio que ya no derrochaba lujos, era sencillo, sentí mi barriga rugir, por lo que decidí pasar a un kiosco, solo tenis tres dólares en mi bolsillo, cuando llegue el vendedor me ofreció varios dulces, la mayoría superaba los cinco dólares, solo opte por un par de caramelos y mientras los escogía vi unos boletos de lotería.

–¿A cuánto están? –le pregunto, aun sabiendo que con mi suerte seguramente no me alcanzara.

–Dos dólares–me extiende para que saque elija.

Justo el dinero que me quedaba no había jugado nunca a esto, por lo cual saque uno al azar y lo guarde en mi bolsillo.

–En solo veinte minutos se sabrá quien es el ganador de diez millones de dólares, espero tenga suerte, señorita.

–Gracias–extendí mis tres dólares y me di la vuelta.

Me senté en uno de los bancos mientras me comía mis caramelos, no tenía celular, seguramente mi viejo móvil este nadando en esa piscina, solo me quedé observando desde una banca como unos niños jugaban en un parque, algunos jugaban con otros niños, otros estaban con sus padres.

Normalmente, esta escena la dejaba con nostalgia, tanta felicidad familiar le hacía recordar todo lo que ella no tenía, pero en esta ocasión se ha sentido tranquilo, estaba en paz observando.

Mientras observaba, su mente planificaba que era lo que podía hacer desde hoy en adelante para subsistir, seguir en Las Vegas era una opción, pero seguramente las recomendaciones de su antiguo empleador serian todo lo contrario a recomendaciones, así que lo mejor sería cambiarse nuevamente de sitio.

En ocasiones mientras más lejos mejor, buscaría algún trabajo en un restaurante, aunque sea lavando platos.

Me acerqué a uno de los mapas que hay de EE. UU. Cerré los ojos y moví mis dedos, al azar incliné mi dedo hacia una dirección, dejando mi dedo fijo abrí los ojos, vi la dirección, Chicago.

Mi nuevo destino seria Chicago, un nuevo comienzo, espero que esta vez sea un poco mejor, no pido una vida hermosa, tan solo que la vida sea un tanto más amable conmigo.

Fui en búsqueda de mis cosas a un pequeño cuarto que arrendaba, saqué mi bolso, en él cabían todas mis pertenencias, nunca fueron muchas, solamente ropa, mis útiles de seo personal y la foto de mis padres, la cual fue tomada el día de su boda.

Legue hasta el terminal de buses, saque mis ahorros, eran nada más doscientos dólares, muy poco para una nueva vida, pero suficientes para un pasaje en un tren bala.

Durante el viaje dormí tanto como pude, cuando finalmente llegué a Chicago ya todo estaba todo oscuro, las luces resaltaban en la ciudad, diferente a Las Vegas, esta ciudad ya no derrochaba diversión era más formal, lo noto de inmediato al no ver los autos en los cuales iba gente cantando a todo pulmón, o las luces de los clubes y casinos.

Lo primero que hice fue pasar a un negocio que quedaba junto al terminal a la que llegué, me decidí por un café y unas galletas, al momento de pagar me tope con que en su bolsillo había un papel, lo saque y fue entonces cuando vi el boleto de lotería.

–Señor ¿tiene para revisar? –le mostré el boleto.

–Sí, pásemelo, lo verifico de inmediato –en frente se encendió una máquina, en la cual daba el resultado en ambos lados, luego de unos segundos dio el resultado...

A la mañana siguiente

Hace tan solo diez minutos recibí el premio, si no lo tuviera en mis manos no lo creería. Cuando dicen que las cosas no cambian de la noche a la mañana no es verdad, ayer yo era pobre y hoy tengo diez millones de dólares en mi poder.

A mi lado tengo a mi asesora financiera, la cual la misma empresa de lotería entrega.

–Señorita Franchesca que es lo que desea hacer con su dinero–la mujer de mediana edad, que viste un traje formal y es carismática.

Jamás planeé cosas grandes, ni en mis sueños, pero...

–Quiero comprar un restaurante y un lugar donde vivir, algo modesto, no quiero que el lugar en que viva sea lujoso–en realidad no sé si todo este dinero sea suficiente para algo lujoso, pero tampoco me gustaría.

–Entonces eso será, buscaremos un restaurante y su nuevo hogar, espéreme cinco minutos aquí–apunta uno de los sofás del sitio en el que me entregaron el dinero–yo iré a llamar a mis colegas para que busquemos de inmediato lo que usted gusta.

Solo asiento y tomo mi café, la vida esta llena de cosas que uno no imagina, el volverme futura de un restaurante con mis orígenes y tendré definitivamente un lugar digno en el que viviré, al parecer Max tenía razón, mi vida puede mejorar.

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