Capítulo 3

Mi cuerpo se estremece, de miedo, de dolor, de desesperación e impotencia por ser una débil prisionera y ni siquiera tener la capacidad de salvarme a mí misma, es una locura, estoy en la casa de ese hombre y solo pienso en la razón del porqué él me quiere aquí. 

Camino por un pasillo bastante oscuro hasta encontrar una antorcha encendida. La tomo y subo las escaleras hasta llegar a una habitación sin puerta, la alumbro y localizo lo que parece ser una cama. Debe de ser su habitación así que corro lejos hasta la otra punta de la casa. 

Otra habitación sin puerta y sin salida, me adentro lentamente, recorro el espacio al instante buscando a otro salvaje pero… no hay nadie, solo una cama cubierta por un par de pieles y muebles adornando el espacio. 

Miro como las extrañas cortinas son empujadas por las ráfagas de intenso viento. Me acerco hasta la orilla de la cama y tomo asiento. Estoy tan cansada…siento que mis ojos están a punto de cerrarse sin vuelta atrás.

Escucho la pesada puerta de la planta baja arrastrarse y casi caigo de la cama. Debe de ser él. El sueño me abandona pero el cansancio sigue muy presente.

Siento como mi cuerpo se estremece y un fuerte piquete donde estaba la flecha hace un par de horas me incomoda. 

Escucho sus pesados pies subir por la escalera y el pánico se apodera de mí. Miro hacia todos lados y no hay un lugar donde pueda esconderme, no puedo solo saltar de este lugar… ¿o sí?

Me aferro a la manta delgada que aún cubre mi cuerpo. No suelto la antorcha al contrario la aferro a mi mano. Escucho como los pasos se detienen cerca y todo se queda en silencio. Mi respiración está agitada y su respiración retumba en las paredes pesadamente haciendo que cada uno de mis huesos tiemble. Tengo que ser fuerte. 

No me muevo ni un centímetro y no sé cuánto tiempo pasa hasta que escucho sus pesados pasos alejándose y vuelvo a respirar. Me giro hacia el umbral y en efecto, se ha ido. 

De repente un abrumador cansancio se apodera de mi cuerpo, mis ojos pesan, solo quiero… descansar, solo dormir un poco. Esto ha sido demasiado para mi. De igual forma no tengo como salir de aquí, y mi cerebro está demasiado exhausto para diseña una manera, coloco la antorcha en un portador cercano a la cama. Me hago un ovillo en la cama y suspiro cuanto pueda. Solo debo de dormir un par de horas.  

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Los fuertes gritos llenos de sufrimiento me despiertan sobresaltada, no sé que está pasando pero parecer que él está sufriendo. La antorcha sigue en el lugar donde la había colocado, así que me pongo de pie rápidamente y la tomo. 

—¡AGHHHHH! —otro grito y maldiciones, ¿lo estarán atacando?, ¿y si muero yo también?, tal vez solo lo buscan a él. M****a no—. ¡AGHHHHHH!

Cada grito refleja el dolor que está sintiendo. Camino por el pasillo y no logro ver nada. Si hay alguien atacándolo probablemente verá la luz que emana la antorcha, será mejor que me deshaga de ella. 

—¡AGHHHH M****A! —coloco la antorcha en el porta antorcha del pasillo y sigo caminando hasta su habitación. Me acerco hasta la orilla y a penas asomo un ojo y… no hay nadie.

—¡AGHHHH! —grita y el enorme cuerpo se retuerce sobre la gran cama de piedra cubierta por un infinidad de pieles. 

Miro alrededor, el lugar está tenuemente iluminado por un par de antorchas más y confirmo que está solo antes de adentrarme.

Me acerco a pasos cuidadosos. Algo lo está haciendo sufrir de manera infinita. Su pecho se levanta, con fuertes bocanadas de aire que reclama, está desnudo y sus enormes manos se aferran dolorosamente a las pieles, ¿será que está teniendo una pesadilla? 

Alzo mi mano para tocar su enorme brazo cuando vuelve a gritar y por poco muero del susto. Tal vez pueda despertarlo y salir corriendo para así no tener que… enfrentarlo. 

Vuelvo a alzar mi mano y apenas rozó su brazo cuando veo sus ojos abrirse y se abalanza sobre mí. La sorpresa apenas me deja reaccionar y va justo a la presión que sus manos están ejerciendo en mi cuello. 

—¡No! —digo con todas mis fuerzas y a punto de ser asfixiada… de nuevo. Tiene una enorme daga empuñada en su mano derecha y me apunta directamente con ella —. No por favor… 

Mi voz suena entrecortada debido a que el aire no llega a mis pulmones y estoy a punto de caer desmayada por su acción. Sus ojos reflejan furia, dolor, venganza y de pronto… miedo y me libera. 

Comienzo a toser y trato de tomar cuanto más aire puedo, pero no es suficiente. Tardo un par de minutos en volver a respirar.

—¡ERES UN LOCO! —grito mientras trato de ponerme de pie y casi caigo cuando él me sostiene por el brazo haciendo ruidos toscos pero sin decir una palabra. —¡SUÉLTAME! ¡SALVAJE! 

Salgo a trompicones de la habitación chocando con las paredes debido al miedo que tengo y que siento, solo fui a levantarlo de esa estúpida pesadilla y terminé casi muerta. Llego hasta la habitación donde estaba y caigo al suelo para comenzar a llorar, por desesperación, por bruma o estres. 

¿Por qué me pasa esto?, ¿Por qué tuvo que estrellarse mi avión?, ¿por qué cerca de este lugar?, ¿por qué no morí? Lloro hasta que la respiración me falta y aún siento sus enormes manos estrangulando mi cuello. 

Escucho sus pasos acercándose por el pasillo, son pesados y se arrastran hasta detenerse en el umbral de la puerta. Siento la furia recorriendo mi cuerpo. Con dolor me levanto y me vuelvo hacia él. Está ligeramente encorvado debido a que su cuerpo no cabe por la puerta, mira hacia el suelo no hacia mí.

—¿Por qué m****a no me dejas ir? —es el dolor que hay dentro de mí el que ha hablado. Sus tenebrosos ojos se alzan hasta chocar con los míos—. Ya me has hecho sufrir lo suficiente ¿no crees?

Su mirada sigue fija en mí, solo nos ilumina la luz de la luna que entra por la ventana y las ráfagas de viento hacen la escena mucho más dramática. No contesta nada.

—¡¿POR QUÉ NO ME DEJAS IR!? —grito y da un paso al frente, yo retrocedo de inmediato, luego da otro y otro más hasta que choco con la pared de piedra. M****a.

El enorme hombre sigue acercándose a mí y sin hacer una pausa. Siento un fuerte dolor de cabeza, me encojo cuando alza la mano, cierro los ojos con fuerza y siento como alza mi rubio cabello para después sentir de nuevo esos dedos… pero solo rosan las marcas de mi piel estrujada.

—Yo… —dice casi como un gruñido debido a lo ronca que es su voz—. No quise… hacer eso. 

Abro los ojos y lo miro atónita sin poder creer lo que está diciendo, es un hombre salvaje, y ahora dice que no quiso hacer algo como esto… eso no era lo que parecía hace un par de minutos. Me alejo de él y con la última fuerza que me queda, le contesto. 

—Aléjate de mí —digo con la poca valentía que me queda y lo hace. Miro su enorme silueta iluminada por la brillante luna, se aleja hasta salir de la habitación. Es cuando se me permite tomar aire y gritar—. ¡DÉJAME IR! 

Pero no hay respuesta, no hay opción, tengo que pensar en como librarme de este loco y volver a… no tengo idea donde. Me siento abrumada, perdida… ¿qué va a pasar conmigo ahora?

Pienso en mi padre, en que probablemente esté buscando, pienso en cuanto tiempo tardarán en iniciar la búsqueda, ¿cuánto tiempo tardarán en darse cuenta de que estamos perdidos?

Comienzo a llorar de nuevo, es lo único que he hecho desde que llegué a este lugar y siento que es lo único que podré hacer. Debí de dejar que me matara ese idiota, habría acabado con tanto lío. Solo quiero volver a mi vida anterior. 

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