Poco o nada me interesa su vida

- Marcela que gusto verte de nuevo cariño-. Le dijo sorprendido el joven Leonardo a su novia, ya que esta no le había comunicado de que vendría al país y mucho menos que vendría a la oficina a verlo.

- A mi padre le salió un negocio para estos lados, entonces aproveché para venir con él y hacerte una pequeña visita-. Dijo la chica, pero en realidad ella ha venido porque la madre de Leonardo le llamó y le contó todo lo sucedido. Pero está tranquila, pues sabe que Leonardo odia a esa otra chica, bueno eso fue lo que su suegra le comentó.

- Aixa salió a buscar trabajo en la ciudad pero nadie la quería contratar ya que no cuenta con una profesión o una carrera universitaria.

Y eso hace que se desespere, pues ya casi va anochecer y aún está un poco largo de su casa y lo peor es que anda a pie porque no tiene dinero propio y su esposo ya le advirtió que no le dará nada de su dinero.

Regresó a su casa con la esperanza de que mañana volverá a salir y con suerte encuentre el trabajo que tanto necesita.

Leonardo no llegó a casa a dormir esta noche, cuando Aixa llegó se puso a preparar la cena para ella y para su esposo, pero como este nunca llegó entonces se fue a su habitación a dormir y al día siguiente se levantó temprano y nuevamente preparó el desayuno para su esposo, se lo dejó servido en la mesa junto a una nota que decía:

- Esposo mío he salido temprano a buscar trabajo, por favor come lo que te he preparado.

Dejó la nota junto al plato de comida y salió, pero se dio cuenta de que no estaba el auto de Leonardo entonces se imaginó que no llegó a dormir.

Leonardo estaba en la habitación de un hotel junto a Marcela, según él la chica todavía no sabe de que él ya está casado y se la trajo para un hotel con el pretexto de que está enojado con su abuelo y por eso no la lleva a dormir allí cómo lo hacía antes.

- ¿Ya te vas amor mío? preguntó la chica cuando sintió que él se estaba levantando de la cama.

- Sí Marcela ya me voy porque tengo que pasar por la casa antes de ir a la empresa para cambiarme de ropa.

- Está bien mi amor, entonces yo te acompañaré.

- No corazón, tú quédate aquí y más tarde nos volveremos a ver.

- Bueno que así sea-. Respondió la chica, pues no quería presionarlo para que le dijera la verdad.

Leonardo se fue para la casa que comparte con su esposa Aixa y al sólo ingresar lo atacó un fuerte y delicioso olor a comida, pero no se quiso acercar a la cocina por que eso significa que la joven ahí está preparando el desayuno.

Pero lo raro es que no se escuchaba nada de bulla en el interior de la casa, se fue corriendo a su habitación pues no quería que la curiosidad le ganara al irse a asomar a la cocina.

Cuando bajó nuevamente se percató que en la mesa del comedor había algo, se acercó tomó la nota y sin siquiera leerla la desechó, y ni siquiera le levantó la tapa al plato de comida y luego lo lanzó al suelo con mucha cólera también, para luego marcharse a la empresa.

Después de que Leonardo se marchó del hotel, Marcela llamó a la madre de este y se pusieron de acuerdo para ir a desayunar y platicar sobre lo que harán para separar a Leonardo de su actual esposa y ella tomar su lugar como la señora Bustamante.

- Hija que gusto de verte de nuevo-. Le dijo la señora a Marcela, ya que ella la considera como su nuera y no pierde la esperanza de que eso se le haga realidad.

- Su hijo anoche se quedó conmigo señora, pero no ha tenido el valor de contarme sobre lo que le está sucediendo.

- Tenle paciencia que él en su momento te lo dirá, o si lo prefieres puedes darle una hermosa sorpresa a la pobretona que tiene por esposa en este momento.

- ¿Que sorpresa? Preguntó Marcela muy interesada en lo que la señora le propondría.

- Te daré la dirección de la casa en donde ellos están viviendo para que vayas y te presentes como la novia de mi hijo, y le digas unas cuantas palabras a esa mendiga y le hagas saber cuál es su lugar en la vida de Leonardo.

- Está bien señora, tomaré en cuenta su recomendación y veremos cómo reacciona ella y también tengo que estar preparada para cuándo Leonardo se dé cuenta de que estuve en su casa.

Después del desayuno, Marcela junto a la madre de Leonardo se trasladaron para la casa de los recién casados. La señora se quedó en el auto mientras que Marcela bajó a la casa, pero por más que estuvo tocando el timbre nadie salió a abrir la puerta, por lo que dedujo que no estaba la chica.

- Al parecer la chica no está en casa señora, volveremos en otro momento y con suerte la encontremos.

Aixa ahora anda por otras colonias distintas a las que fue ayer buscando un trabajo, pero hasta el momento lo único que se ha encontrado es con acosadores que lo primero que le preguntan es si está dispuesta a entregárse a ellos para que le den un puesto de trabajo.

A lo cual ella se niega porque no es de ese tipo de mujeres que les gusta la vida fácil, como se le dice popularmente a una persona que tiene relaciones sexuales con alguien con el fin de lograr un objetivo.

Muy cansada y con hambre, finalmente encontró un trabajo modesto en una tienda de zapatos americanos, muy contenta aceptó el trabajo y como anteriormente había trabajado en una cafetería en su comunidad, entonces ya contaba con experiencia en ventas aunque no fuera de la misma rama.

Regresó a casa y vio el plato de la comida que le había dejado a su esposo regado por el suelo y el papelito con la nota hecho puño. Recogió todo el desastre y se preparó algo ligero y también le preparó a Leonardo y se fue a dormir.

Una semana ha pasado y Leonardo no ha llegado a dormir a la casa que comparte con Aixa, se ha estado quedando con Marcela en el hotel y solo va a su casa por el cambio de ropa.

Siempre se encuentra con el desayuno servido en la mesa y con la misma nota, pero ahora ya ni caso le hace a la comida y como la nota nunca la ha leído pues no sabe qué es lo que contiene.

- ¿Para dónde será que sale esta mujer todos los días que cada vez que vengo no la encuentro? se pregunta el joven Leonardo, pero rápido se olvidó de ese tema y se fue a trabajar, pues poco o nada le interesa la vida de la chica.

- Señorita Aixa, hoy cerraremos la tienda a las tres de la tarde por lo tanto se podrá ir temprano a casa.

- Muchas gracias. Jefe yo quiero pedirle un favor-. Dijo Aixa un poco nerviosa, pero era necesario arriesgarse a hacerlo.

- Dígame joven y si puedo con gusto lo haré.

- Yo sé que no es correcto lo que le voy a pedir, pero necesito que me pague esta semana de trabajo, lo que pasa es que no tengo dinero y lo necesito-.

Con toda la pena del mundo le pidió ese favor, y es que en realidad ya tiene poca comida en la casa y también necesita para pagar el taxi por la noche para regresar a la casa. Porque todos estos días se ha estado regresando caminando y le da un poco de miedo porque aún no está familiarizada con el lugar.

- Por supuesto que sí muchacha, pasa por tu pago al finalizar la jornada-. Respondió su jefe muy amablemente.

Aixa no le ha comentado a nadie que ella es la esposa de un multimillonario, bueno eso fue lo que su abuelo le comentó el día de la boda.

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