Capítulo 6

Alana, se encontraba en su oficina intentando trabajar en las posibles obras para el museo, pero no lograba concentrarse, no paraba de pensar en Adal, no entiende qué le pasó, pero le preocupó ver en el estado en que se encontraban sus nudillos. 

Anabel entra a la oficina de Alana, viendo que está se encuentra algo ausente

-Alana, hay una llamada que es para ti - Alana sale de su transe al percatarse que Anabel se encontraba en la oficina 

-¿quién es? 

-no lo se

-pásame las llamada - Anabel se retira regalándole una sonrisa, Alana contesta el teléfono escuchando la voz de Luciano 

-hola, hermosa

-Luciano,¿todo bien? 

-si, todo está bien. Quería saber si nos podemos ver hoy, yo paso por ti a la oficina - ¿aún no se ha ido?, pensó Alana 

-Luciano no creo que … - de inmediato es interrumpida 

-Alana, mañana me voy, quiero verte por última vez - Alana suelta un suspiro, mientras se debate en sí verlo o no, pero luego pensó en que ya no lo vería quién sabe hasta cuándo, así que acepto 

-de acuerdo, salgo a las 7 pm 

-perfecto, ahí estaré 

Al terminar la llamada Alana suelta un suspiro, pero se lleva el susto de su vida al ver a su jefe parado en la puerta, observándola de una manera extraña 

-¿Se verá hoy con su novio? - el alemán entra como si nada a la oficina de Alana, mientras está se queda viéndolo, definitivamente todo lo que representa ese hombre era elegancia pura 

-eso no debe importarle, señor Muller - este sonríe, mientras se lleva un dedo a sus labios, ese solo movimiento hizo que Alana tragara duro, adal, la ponía muy nerviosa, provocaba sensaciones en ella que jamás llegó a sentir, ni siquiera por Luciano 

-claro que no - los ojos la castaña se  vuelven a enfocar en las heridas de sus nudillo, se nota que no se ha limpiado bien esas heridas 

-se le van a infectar - este la mira sin entender, hasta qué señala con los ojos sus manos 

-no es nada, señorita García 

-déjeme ayudarle - los ojos del Alemán se oscurecen un poco, pero la castaña no se da por vencida, esta se para y en un arrebato toma de la mano a Adal, sentándose en un sofá junto con él. 

Cuando ya adal está sentado, Alana se va al baño para tomar el botiquín de primeros auxilios, al volver ella se vuelve a sentar al lado del Aleman quien  la mira curioso

-¿puedo? - dice ella señalando sus manos, el Alemán, hipnotizado por los hermosos ojos de la castaña, cede su mano sin perder un solo detalle de lo  que hace ella. 

Alana toma un algodón con alcohol para poder desinfectar las heridas, Adal, siente un fuerte ardor cuando la castaña comienza a pasar el algodón por sus heridas 

-lo siento - dice ella mientras sopla un poco para que no le duela, ese gesto hace que la mirada de Adal se pose en los labios de Alana, pensamientos pecaminosos llegan a la mente del Alemán, este empieza a sentir una leve incomodidad en sus pantalones, pero sigue viendo lo que hace, tratando de detallarla más de cerca, su piel pálida hacía resaltar algunos lunares que tenía en su rostro, sus ojos grises eran como la luna, tenían luz propia, sus labios gruesos lo llamaban a ser probados 

-es muy buena haciendo curaciones - Alana se ríe un poco, si supiera que le tengo miedo a la sangre no estaría diciendo eso, pensó ella terminando con su curación 

-ya está - la curiosidad llega de golpe a Alana y sin pensarlo de su boca sale lo que tanto estaba pensando - ¿qué le ocurrió? 

Adal se pone completamente serio, jamás le diría que fue por un ataque de furia a causa de verla con ese imbécil

-No es problema suyo, señorita García. Muchas gracias por la curación 

Idiota, pensó Alana

-quiero matarlo, juro que lo quiero matar 

-¿A quién quieres matar? - Alana pega un brinco al ver a Tania parada en la puerta 

-al jefe, no entiendo sus cambios de humor - Tania le sonríe 

-debes acostumbrarte, el señor Adal tiene a veces un comportamiento extraño 

-no sé cómo le hacen para aguantarlo 

-los años de trabajar aquí te ayudan - pone unas carpetas en mi escritorio -estás son unas esculturas que el señor Adal quiere comparar para la inauguración del nuevo museo en Berlín 

¿Inauguración?, la castaña estaba algo confundida, no tenía ni idea de que fueran a abrir otro museo 

-no sabías de eso, por lo que veo 

-el señor Adal, no me había comentado de eso 

-bueno pues ahora te estoy comentando, el señor Adal quiere que el elijas las mejores para el museo, confía en tus conocimientos. Cuando ya sepas cuáles, ve a su oficina 

-claro, Gracias Tania 

Ya era hora de salir, todos en el piso se habían ido, solo quedaba Alana, ya que tenía que ver unas cosas de las nuevas esculturas. 

El teléfono de Alana suena viendo que es una llamada de Luciano 

-hola, Luciano 

-Ya estoy aquí, ¿te espero afuera o entro? - a un le faltaba unas cosas por recoger, entonces le dijo que subiera 

Luciano, va subiendo con la adrenalina pura en la sangre, estaba nervioso por lo que estaba a punto de hacer, pero era de la única forma que ella se quedaría con él … si, un hijo era la solución a todo, si Alana quedaba embarazada, no tendría más opción que irse con él. 

Al llegar ve que no hay nadie, solo estaba la castaña arreglando unas cosas en su oficina, Luciano, tomó aire tratando de controlar los nervios y la adrenalina que estaban recorriendo su cuerpo 

-hola, preciosa - ella le dedicó una pequeña sonrisa 

-hola, espérame que ya estoy que termino y salimos - Luciano se sienta viendo cómo ella iba de un lado a otro, él sabía que ella no estaba tomando ningún método anticonceptivo así que era su oportunidad. 

Luciano, se para acercándose a Alana por la espalda tomándola de su cintura, está pegó un brinco cuando siente las manos de Luciano acariciar sus caderas 

-Luciano, ¿qué haces? - pregunta nerviosa, Luciano, toma su cabello corriéndolo a un lado para tener acceso a su cuello 

-eres tan hermosa, tan mía - Alana intenta soltarse, pero el agarre de Luciano se hace más fuerte 

-¡Luciano, suéltame! - Alana cada vez se pone más nerviosa, trata de encontrar alguna persona que la ayude, pero la oficina está completamente sola 

-tranquila, cariño, no vamos a hacer nada que no hayamos hecho - ¿que mierdas le pasa? … Alana, lo intenta alejar, pero este la tumba contra él escritorio, dejando su pecho pegado a este.

-¡Luciano, basta!

-cariño, vamos a solucionar nuestro problema - las manos de Luciano, comienzan a subir el vestido que tenía Alana puesto, dejando ver hermosas bragas color blanco, con encaje, eso volvía loco luciano 

-¡SUÉLTAME, IMBÉCIL! - grita desesperada la castaña tratando de soltarse 

-solo disfruta mi amor, ya verás que vamos a tener unos hijos preciosos - cuando Alana escucho eso se queda en shock, ¿acaso él pensaba embarazarla? … la castaña de inmediato cayó en cuenta que ella no tenía ningún método para planificar 

-¡NO, LUCIANO, NO HAGAS ESO! - Alana con lágrimas en los ojos intenta soltarse, mientras escucha como Luciano baja la cremallera de sus pantalones 

-tranquila cariño, todo estará bien - en la cabeza de Alana solo estaba el pensamiento de que iba a ser violada, ella no lo podía permitir. Con la fuerza que tenía le da un fuerte golpe con sus piernas logrando que este dejará su cuerpo, alejándose con algo de dolor. 

Alana aprovechó para irse, pero cuando iba a salir por la puerta es agarrada con fuerza del cabello 

-veo aquí, zorra

-¡ahhh, suéltame! - Luciano le proporciona un golpe en la mejilla, dejando algo desorientado a Alana, este vuelve a cambiarla al escritorio, pero esta vez ella no puede hacer nada, el golpe que Luciano le dio la dejó débil, con un fuerte mareo 

-Ahora sí, preciosa, vamos a hacer nuestro hijo - las ganas de vomitar llegaron del golpe, sería violada, Luciano destruiría su alma. 

-no - susurra Alana,mientras  solloza 

Cuando siente que todo será el fin para ella, deja de sentir el peso de Luciano seguido de un fuerte grito que le puso los pelos de punta 

-¡HIJO DE P**A!

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