Capítulo 6

Hoy me he despertado más temprano, tengo ganas de llegar más temprano a la mansión Romanoff, hoy deberé llevar a la escuela a Sky. Luego de ducharme visto como siempre lo he hecho, agradezco qué la señora Michi me alla dicho qué no hay necesidad de usar ropa de servicio, pero lo único qué sí me pidió fué qué no olvide usar un perfume de color transparente qué me dió.

— ¿Al menos tendrás buen aroma? —  sonrió al hablarle al perfume como sí me fuese a contestar. Me hecho un poco, frunzo el ceño no tiene aroma; veo de reojo el reloj y salgo sin perder mas tiempo de la habitación a la sala.

— Pero que... —  digo al ver a Shara comiéndose a Blake a besos tan temprano, la imagen de sus lenguas es perturbadora, ellos al escucharme se separan, Blake al parecer apenado.

— No deberían esperar a qué me valla al menos — les digo viendo la hora — Además es muy temprano para intercambiar saliva.

Escucho como ríen mientras salgo, y me encamino a la mansión, voy a pie porqué además es temprano, unos veinte minutos después logro ver la mansión. Espero luego de hablar por el apataro ése, e inmediatamente se abren el portón, me adentro pasando nuevamente por el precioso jardín,  el olor es exquisito tanto asi qué me detengo para acercar mí nariz a una orquídea.

— Nuevamente acosando las flores — doy un respingo al escuchar una voz masculina,  al verlo dando medía vuelta,  está Louis sonriéndome grandemente haciendo qué pequeñas arruguitas aparezcan por sus ojos azules.

— Huelen rico — digo tratando qué mí ritmo cardíaco se controle — Te juro qué no pensaba arrancar ninguna.

— No te preocupes,  además no es cómo sí fuese el dueño — en éso tiene razón — La verdad es qué es él señor Romanoff  quién las cuida,  de hecho hace poco estuvo regandolas él mismo.

Me viene el recuerdo de qué el perdió a su mate,  debe seguir amandola, ya qué el mismo es quién cuida y riega este jardín,  es cómo leí, qué el amor verdadero no te deja olvidar a ésa persona especial. Eso también me recuerda qué me gustaría tener una amor así con una persona especial,  qué no importando el tiempo,  el lugar o la muerte,  me amé como la primera vez y tan intenso como el último beso.

— ¿En qué piensa? — la voz de Lou me regresa de mis pensamientos — Creí qué no me estabas escuchando,  bueno no importa,  te decía qué sí quieres salir conmigo a tomar un cafe.

Louis se acerca a pasos lentos a mí,  mí corazón se acelera al pensar qué me está pidiendo qué salgamos como en una cita, él es un Alfa y puede qué le tenga confianza,  pero eso no deja qué también un temor aparezca.

— Yo yo creo que..

— Louis — una fuerte y profunda voz me interrumpe,  frunzo el ceño al ver la reacción del cuerpo tenso de Lou,  asi qué veo tras el y abro los ojos al ver al señor Romanoff a tan solo unos metros, sus ojos y ceño fruncido se concenta a la mía,  haciéndome sertir más pequeña de lo qué soy.

— Vé por el Camaro — Lou asiente,  pero antes de irse me guiña un ojo,  luego se va,  dejándome sola con el señor Romanoff — Tú eres Mérida.

El se acerca a mi quedando a solo unos cuantos centímetros — Cierto — yo asiento para luego bajar mí mirada,  siento cómo los nervios me carcomen al sentir su mirada en mi cuerpo.

— Mírame Mérida — con el miedo abarcando cada célula de mí cuerpo levanto lentamente mí mirada,  abro los ojos como platos al ver su rostro tan cerca del mio,  haciendo qué contenga la respiración y sintiendo mí corazón golpear fuerte en mí tórax.

— Mérida tú eres mi.. — me alivió cuando se aleja de mí,  moviendo la cabeza repetidas veces — Disculpa,  solo quería decirte qué usarás uno de los autos para llevar a Sky al colégio — yo asiento cohibida,  se da la medía vuelta deteniéndose al dar dos pasos.

— Y otra cosa — habla nuevamente llamando mí atención — ya no uses el perfume qué te dío Míriam, te quita tu olor. — Y sin más se va, subiéndose a un hermoso Camaro negro, mientras Louis sube en otro auto, para así salir de la mansión.

Doy un suspiro soltando el aire contenido,  qué no sabía qué lo estaba haciendo,  toco mí pecho comprobando qué y poco a poco,  mí ritmo cardíaco sé está controlando — Es atractivo — pienso para mí misma.

(...)

Ashton

Apreto los puños encima del escritorio,  no puedo creer qué no pude decirle nada nada a Mérida,  llevo mí mano derecha a mi pecho confirmando qué mí pulso aún está acelerado. Su por un momento pensé perdería el control al ver a Louis tan cerca de Mérida,  y mucho más cuando no percibí su olor .

Escucho como Cyndi abre la puerta con una carpeta en sus manos,  entra con miedo ya qué está claro qué olió mí enojo, — Señor aqui esta la carpeta qué le pidió a Carlo — yo sólo asiento en su dirección para qué salga de mí oficina.

Ya estando sólo abro la carpeta,  en ella está todo lo qué quería saber: Mérida Elena Parks,  veintidós años,  estudios hasta tercero de Leyes,  frunzo el ceño hay una investigación policial terminada,  asi qué reviso su registro y no posee antecedentes policiales o penales; dice qué vive con una amiga,  Shara,  no dice el apellido.

* — ¿Porqué no me dejaste tomar el control?  — pregunta Irwin.

— Sabés qué amo a Antonella — digo en un susurro.

* — Yo también — me responde — Pero no creés qué merecemos está segunda oportunidad.

— Disculpe — levanto la vista para ver entrar a Louis T — Le traigo los archivos del caso Willson — llega hasta dejar los archivos de ese importante caso.

— Bién ya puedes ir a comer Louis — le digo calmadamente,  recordando qué le debo una disculpa a Cyndi.

— Señor Romanoff — nuevamente llama mí atención de la información de Mérida — Quería pedirle sí puedo salir antes porqué tendré una cita con Mérida.

* — ¿Pero qué m****a? — ruge Irwin.

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