CAP 3 PARTE DE NUESTRA FAMILIA

Eso fue lo último que detonó el estado de ánimo de Axel, estaba devastado, perdió todo, lo poco que tenía, pero lo que más dolía era su abuela.

Pensativo sentado cerca de la orilla del mar, recordaba todo, a sus padres, su abuela, Melissa, la vieja casa… Lágrimas corrían por sus mejillas.

El señor Mauricio, maestro de la secundaria de Axel, caminaba por la orilla junto a su hija, observó al chico sentado solo en la playa. "¿Axel... ¿Estás bien?".

Axel lo ignoró, seguía mirando las olas golpearse entre ellas, el señor se acercó y tocó su hombro. "¿Axel?".

Axel lloraba sin control, le dolía mucho el pecho y las palabras no podían salir de su boca.

El señor Mauricio abrazo  a Axel fuerte, mientras el chico se desmoronaba con lo cálido que era el abrazo.

Lo ayudó a levantarse y caminaron a su auto para llevarlo a su casa, al llegar Lucia la hija del señor buscó en su teléfono el número de Marco y lo llamó, minutos después llegaron a la casa Marco y Oliver su otro amigo, entraron viendo el estado de Axel.

Dormía en el sillón, se veía muy cansado, Marco aprovechó para hablar con su antiguo profesor, le contó al señor Mauricio todo lo que le pasó a Axel.

La señora Alma, esposa del señor Mauricio, escuchaba atenta a Marco mientras servía café para ambos muchachos. Sentía gran simpatía por el chico, era tan joven y había pasado, por tanto.

Oliver escuchaba a Marco mientras miraba a su amigo dormir.

Lucia se acercó. “Pobre chico”.

El observó a Lucia quedándose mudo, sintió un pinchazo en el pecho, extrañado se oprimió con su mano esa parte por la sensación, su rostro se tornó rojo al ver sus ojos grandes color avellana, él no contestó nada, se quedó mirándola pasmado.

Lucia se alejó pensando que era algo extraño.

Marco recogió las cosas de Axel del cuarto que rentaba, el señor Mauricio le pido que las trajera, eran todos los inventos, lo que le quedaba de sus herramientas y anotaciones de Axel, los necesitaría en un futuro.

Los días pasaron, Axel seguía entre el trabajo y sus estudios, sobre el escritorio del cuarto donde se quedaba estaba su vieja libreta, Marco la colocó ahí con algunos lápices para animar a su amigo a seguir creando, pero Axel no la había movido en todo este tiempo, solo la observaba desde lejos.

Era día de la graduación, Marco buscó que Axel fuera con ellos, pero se negó.

El señor Mauricio se sentó con él en un pequeño jardín y lo miró diciendo. “Solo puedes graduarte una vez en tu vida… ¿Seguro te la perderás?”.

Axel sin mirarlo contestó. “Eso ya no importa”.

El señor Mauricio negó. “A ti no te importa… Pero ¿Y a tu abuela?”.

Axel giro para ver al hombre.

“Tu abuela dio tanto por ti… Ella deseaba verte graduado y ser un hombre de bien”.

Axel rio. “No tengo un traje”. Buscaba excusas para no ir.

La señora Alma salió. “Pero nosotros sí, es perfecto para ti”.

Axel observo el traje negro y negó. “No debieron hacerlo…”

Pero quisimos y ahora muchachito vas y te das un baño, te rasuras y te pones el traje que compramos para ti, tienes que ir a esa graduación”.

Axel los miro a ambos más animado. “Con una condición”.

Ellos esperaron a que Axel hablara. “Que me acompañen”.

Lucia salió con un vestido rojo, tacones negros y un bonito sombrero negro. “Claro que te acompañamos, yo estoy lista”.

Axel miró a Alma. “¿Podría contarme el cabello?”.

Ella sonrió feliz. “¡Claro que sí!”. Entró corriendo a la casa buscando sus cosas de peluquería.

Al llegar a la graduación Axel saludo a Marco, Oliver y sus familias, la ceremonia empezó con un discurso del señor Gastélum, era la sensación del momento por el nuevo sistema que lanzó al público.

“Gracias por invitarme hoy rector, estoy feliz de ver a todos estos graduados, mi hija debería estar presente, pero decidió seguir estudiando en el extranjero, ella está feliz por sus compañeros y desea lo mejor para todos”.

El director empezó la entrega de diplomas…

“Axel Conde Noriega”. Al escuchar su nombre Axel se levantó. Sus amigos aplaudieron al igual que la gente presente, él miró a lo lejos sin ninguna emoción.

Axel se llevó varios reconocimientos y el primer lugar en la generación.

Al terminar la ceremonia sus familiares los felicitaron tomando fotografías.

La señora Alma se acercó a Axel. “Felicidades hijo”. Lo abrazo fuerte.

El señor Mauricio le expresó. “Queremos que te quedes a vivir en casa… el ático es un buen lugar para tus proyectos”.

Axel se negó. “No quiero molestar más, han hecho mucho por mí”.

La señora Alma lo interrumpió. “Eres parte de nuestra familia ahora y deseamos lo mejor para ti”.

Lucia dijo. “Eres nuestra familia Axel”.

Axel los observó a los tres y sonrió. “Está bien”.

Se dirigieron a la recepción, Axel y Marco miraban a la gente en la celebración, todos disfrutaban de la fiesta, Oliver se acercó. “¿Qué harán ahora?”.

Marco hizo una mueca. “Mi padre quiere que trabaje en el restaurante”. Marco no deseaba trabajar en ese ámbito.

Axel negó sin hablar haciendo una mueca. Todavía no sabía que haría a partir de ahora.

Marco miro a Oliver. “¿Y tú?”.

“Mi familia quiere mudarse, dicen que ya no hay tanto trabajo aquí para nosotros”. La familia de Oliver tenía un taller de reparación de relojes antiguos, pero con el nuevo centro comercial las ventas bajaron mucho.

La gente quería productos nuevos y desechaban los anteriores en vez de arreglarlos.

Marco miró a Tabatha, la amiga de Melissa, ella le sonrió, saludándolo coqueta con la mano, pero Arturo llegó arrastrándola para bailar.

Marco le explicó a Axel los últimos chismes que se perdió. “Ahora que Melissa no está, Arturo y Tabatha están comprometidos… se casarán próximamente”.

Axel observó a Arturo.

Marco suspiro nervioso. “Espero que no se entere que me acosté con su prometida…”

Axel preguntó. “¿Cuándo fue eso?”.

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