Capítulo 8

En la finca Elizabeth, ingresó a limpiar la habitación de Luz Aída, la mujer se encontraba sentada en su silla de ruedas.

—Vos ¿Por qué venís a esta hora a asear mi alcoba?

—Porque a mí, Rosa me indicó que a usted no le gusta que la molesten.

—Ah, para colmo resultaste respondona.

—Por supuesto, estoy respondiendo su pregunta señora —indicó Eliza, observando a Luz Aída.

— ¿Quién te ha dado permiso de mirarme a los ojos? —bramó encolerizada la mujer—. Vos no has comprendido aún la diferencia que existe entre nosotras.

Ely presionó sus labios, y luego respondió. 

—Sí señora, por supuesto que no somos iguales, usted es una persona discapacitada y yo no.

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