Capítulo 4

—¿Los primos Woodhall? —Pregunta Owen a mis espaldas—. ¿Qué hacen ellos aquí? ¿Qué es lo que tienen tuyo?

Sus preguntas pronto me dan dolor de cabeza, por lo que decido pasar de mi nana y camino hasta el recibidor con toda la intención de echarlos de mi casa. Ambos primos alzan la vista y es solo Cédric quien me sonríe. 

—Largo —refuto. 

—Qué manera de recibir a los invitados —bromea Cédric.

—No recuerdo haberlos invitado, no son ni mis amigos, ni conocidos, ya me jodieron demasiado el día ambos, así que...

—Tranquila —Cédric me tiende una caja envuelta—. Únicamente vinimos a entregar esto, es un móvil nuevo, y mi estúpido primo vino a ofrecerte una...

Dejo de escuchar cuando camino y le arrebato la caja envuelta, amaba los regalos, tomo asiento en uno de los sofás, alejada de los primos dementes, y concentrada, comienzo a desgarrar el papel dorado con el que está envuelto. 

—Y ahí va, un perfecto regalo siendo destruido —escucho que dice Cédric y lo ignoro. 

Owen y mi nana llegan, pero mis ojos se concentran en el móvil que descansa en mis manos, es el que le había pedido a mi papá la semana pasada, y que dijo que no porque estaba muy caro y no me lo merecía por mi comportamiento rebelde. Era un último modelo, demasiado costoso.

—¿Te gusta? —me pregunta Cédric al tiempo que Owen se deja caer a mi lado, rodeando mis hombros con su brazo.

—Es perfecto —sonrío como una idiota. 

—No es la gran cosa, yo tengo uno de esos ¿lo olvidas? —arguye Owen siendo posesivo. 

—Bueno, creo que lo mejor es que nos vayamos —se apresura a hablar Cédric, incapaz de ocultar su nerviosismo. 

—¿No se quedan a cenar? Preparé una cena exquisita y...

—No tenemos tiempo, señora, pero gracias —esta vez el tono que emplea Cédric es más ronco, serio y gélido. 

Ambos primos se ponen de pie, Kronos aparta la mirada de mí en todo momento, como si tener una visión de mí fuera a perjudicarle la vista al hijo de p**a, noto que abre y cierra los puños, sin embargo, lo atribuyo a que me odia, por ende, estar bajo mi casa le produce furia.

—Nos veremos luego, Vía —dice Cédric y yo asiento dándole poca importancia a su comentario sin apartar la mirada de mi nuevo súper celular. 

Los primos se marchan, o al menos eso es lo que creo, hasta que la voz ronca de Kronos, me paraliza y me hace levantar el mentón, sorprendida de que esté rompiendo una regla básica; no hablarnos y mucho menos cuando hay gente a nuestro alrededor.

—¿Podemos hablar un momento? 

Alzo la mirada como si me estuviera hablando un muerto, y frunzo los labios, no quería hablar con él, me negaba a que mi noche terminara mal, por lo que niego.

—Estoy cansada, será luego —respondo amable solo porque estaba bajo la mirada cargada de advertencia de mi nana, quien me había enseñado buenos modales y no podía dejarla mal parada.

No parece muy feliz con mi respuesta y sinceramente no me importa, nadie es meramente consiente de la mueca fugaz que realiza, se asemeja a una extraña sonrisa que obliga a que se le curven los labios. Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, como si estuviera expuesta a una enorme carga de electricidad que se intensifica con cada segundo que ambos permanecemos respirando el mismo sitio en el mismo instante y el mismo aire.

—Bien —dice con voz grave, observando el brazo de Owen que rodea mi cintura.

—¿Qué es lo que tienes que hablar con mi novia? —Inquiere mi chico, pero ya es demasiado tarde, los primos han desaparecido de nuestro campo de visión—. ¿Qué ha sido todo eso, Via? ¿De cuándo acá tú y esos presumidos son amigos?

Emito un quejido, cansada de todo, en especial de sus celos, me pongo de pie y le doy un beso casto en los labios.

—Nos vemos mañana en la escuela, hay mucho que planear para mi fiesta —le sonrío a modo tranquilizador.

Su gesto parece relajarse y asiente de mal modo, luego de convencerlo por más de quince minutos de que no tengo ningún tipo de relación con los Woodhall, se marcha y por fin puedo descansar, el día fue demasiado agotador y necesitaba un buen baño, configurar mi nuevo teléfono y…

Bip Bip Bip

Giro estando a punto de meterme a la bañera que mi nana muy amable me preparo, con esencias relajantes y velas, un libro y un vaso de leche fría, envuelvo mi cuerpo en una toalla y camino directo a mi cama, en donde estaba mi celular con el cargador conectado a un enchufe de luz, lo tomo, se trata de un mensaje de texto de un número desconocido, pienso en borrarlo sin permitirme leer, pero la curiosidad como siempre me deja mal, así que abro el dichoso chat y siento que mi enfado no puede elevarse a un nivel más desastroso.

Mensaje: Viatrix, tenemos que hablar. Kronos.

Me cala los huesos recordar lo cabrón que es, así que no respondo y borro el mensaje bloqueando el número, no obstante, al darme la vuelta esta vez suena la alarma de la notificación de F******k. Pienso que es alguna de mis amigas, pero al abrir el chat de la aplicación siento rabia al verificar que se trata nuevamente de Kronos.

Messenger: Es importante, de nada sirve que me bloquees, vivimos a unos cuantos metros.

Trago duro y sintiéndome una víctima de un ser demoniaco y acosador, giro por todos lados, reviso que mi ventana esté bien cerrada y las cortinas corridas, mi pulso se acelera y mando respuesta.

Via Queen: Jo-de-te ¡Imbécil!

Cierro la aplicación y dejo el celular de lado, me meto a la ducha y enseguida a lo lejos puedo escuchar cómo suena, trato de ignorarlo, el sonido hace que me duela la cabeza, me tomo la leche de mala gana, estoy tan harta de que termino poniéndome los audífonos inalámbricos, y me dejo envolver por la música de Ingrid Michaelson a todo volumen. Cierro los ojos y comienzo a sentir mi cuerpo relajado, débil, como si estuviera dentro de una enorme masajeadora, es entonces que me pierdo en un terrible sueño…

Siento que no respiro, mi pecho cruje por la falta de aire, abro los ojos y de forma inmediata trago el agua de la bañera, estoy a punto de salir por mis propios medios, cuando un par de brazos fuertes me saca como si yo fuera una jodida muñeca de trapo. La garganta me arde, el cuerpo se me entumece ante el tacto y los espasmos que me provoca comenzar a toser como una posesa, intento equilibrar la falta de oxígeno, pero alguien lanza algo contra el piso y este se rompe.  

—¿Acaso está en tus malditos planes morir así?

Esa voz… alzo la mirada y mis ojos se anclan en el iris azul intenso de…

—Kronos —mascullo entre dientes.

—Estrenas cerebro, felicidades Viatrix —espeta con brusquedad.

Al darme cuenta de la dirección que toman sus ojos, cubro mis pechos con mis brazos, abrazándome con fuerza descomunal y sintiendo mis mejillas arder de rabia. El silencio me avasalla y abro la boca para sacarlo a patadas de mi habitación, pero se me adelanta y camina hacia la puerta dando enormes y firmes zancadas, quiero que se marche, y lo hace, solo que antes de cruzar el umbral se detiene y lo único que dice es:

—Mañana, después del almuerzo, en el laboratorio B, no faltes o juro que te arrepentirás, Viatrix Olliw. 

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