3.- Un caso diferente

FAITH.

 —¿Faith?, ¿Faith?

Lograba sentir la comodidad de mi cama a mis espaldas, una mano sostenía la mía mientras otra acariciaba mi cabello, lentamente abrí los ojos, acostumbrándome a la claridad de la habitacion.

—Gracias a los Dioses ya despertaste, hermanita— Tobías se levantó de la silla junto a mi cama— No sabíamos que explicación darle a mamá.

—¿Ya llego? —me incorpore.

—Si, le dijimos que quisiste tomar una siesta, espero que se lo haya creído— Leandra se levantó de la cama. —¿Te sientes mejor?

—Bastante, gracias a los dos, de verdad— estire mi mano libre hacia Leandra, la rubia la tomo. —Se que les pido mucho al hacer esto, pero gracias por no decirle a nuestros padres.

—Eres nuestra hermana, Faith, y queremos lo mejor para ti— Leandra apretó mi mano. —No nos rendiremos, encontraremos la forma de quitarte ese peso de encima, y seremos felices.

—Yo sé que si— le sonreí, aunque no era del todo cierto.

Esto es un castigo de los Dioses, y solo ellos podrían quitármelo, nadie más.                  

Leandra salió de mi habitacion mientras que Tobi se quedó un poco más conmigo, mi hermano podrá ser el menor de la familia, pero es el más preocupado de los tres, a veces siento que la menor soy yo en vez de él.

—Nunca habías pasado tanto tiempo desmayada.

—¿Cuánto tiempo estuve?

—Media hora— me asombre al escucharlo. —Por un momento pensamos que lo habíamos jodido todo.

—Estaba débil, debió ser por eso, nunca me había pasado antes lo de mi reflejo— intente sonar segura.

—Imagino que debió ser aterrador, aunque asumo que has visto cosas peores— el rubio se encogió de hombros.

—Ser la única médium no es fácil, menos desde que la abuela no está para ayudarme— suspire, —pero puedo con esto, aunque no siempre me guste lo que veo.

—Eres fuerte Fay, y por eso te admiro, ojalá pudiera ayudarte más.

—La ayuda que me dan es más que suficiente— le sonreí con dulzura. —Tú y Leandra son los mejores hermanos que pude tener.

Tobi apretó mi mano regalándome una de sus sonrisas sinceras, iguales a las de mamá. Escuchamos la puerta principal cerrarse, de seguro papá había llegado. Me levante de la cama y sali junto a mi hermanito de la habitación. Mientras bajábamos las escaleras escuchábamos los murmullos de nuestros padres en la cocina, al parecer algo no andaba muy bien.

—¿Y no hay algún sospechoso? — pregunto mamá.

—Ni siquiera un indicio, es un caso completamente extraño— declaro papá.

Cuando entramos en la cocina, ambos nos miraron.

—Veo que despertaste, cariño— comento mamá mirándome.

Me encogí de hombros. —Me gano el sueño.

—¿Qué es eso? — pregunto mi hermano viendo las fotografías esparcidas en la mesa.

—Evidencias de un caso—respondió papá, —Un caso muy peculiar.

Papá es jefe del departamento de investigaciones de la policía de Melrose, por ende, siempre sabe lo que pasa en la cuidad, y asi la mantiene bajo control, sobretodo de los casos sobrenaturales.

—¿Ese no es el cementerio estatal? — observe las fotografías.

—Si, encontraron dos cuerpos en las afueras, estaban totalmente drenados.

—¿Vampiros? — la duda en la voz de Tobías me hizo pensar.

Melrose nunca ha sido una ciudad donde lo sobrenatural haya estado expuesto, se podría decir que lo más en descontrol que hay en esta ciudad soy yo, pero, que algo asi haya pasado, no es normal.

—Temo que no, no hay marcas de colmillos— para apunto a una de las fotos. —Los drenaron de una manera muy extraña.

—¿Tienes alguna teoría, querido? — mamá se paró a su lado, tocando su brazo.

—Ninguna, la verdad.

—Tal vez yo pueda ayudar, papá— todos me miraron. —Tal vez haya algo invisible a los ojos en ese lugar.

Roger me miro no muy convencido. —No estoy seguro de que sea buena idea, Faith.

—Sabes que soy la única que puede ayudarte, papá, además no sería la primera vez que interfiero en tus investigaciones.

Oh si, papá no se ganó su puesto solo por ser un excelente policía, también recibió ayuda de su familia, los dones de la magia de los hechiceros Lockwood-Grey, y el don de médium mío.

He sido yo la que ha resuelto casos que los compañeros de papá no pudieron, por que logre ver los puntos ciegos de ellos, o simplemente porque veo a las víctimas y sus vidas. Ahora que lo pienso, mi don es bastante escalofriante.

—Bien, iremos hoy en la noche, veré si algunos cazadores nos acompañan.

—¿Ellos ya están enterados de esto? — Tobi salto de repente.

Digamos que siempre ha habido tensión entre sobrenaturales y cazadores, y Melrose no se libra de eso, en esta ciudad hay a lo menos dos familias de cazadores importantes, y al igual que los Lockwood, están involucrados en altos cargos de la sociedad ciudadana para mantenerse al tanto de todo.

—Lo más seguro, el alcalde Webster informo solamente a los altos rango sobre este asunto— finalizo papá.

 El teléfono comenzó a sonar, mamá fue a contestarlo mientras Tobías y papá seguían observando las fotografías.

Me quede quieta, oyendo su voz en mi cabeza, estaba intentando perturbarme. El ritual había funcionado, pero no me esperaba que su efecto fuera tan corto, es la primera vez que no duraba tanto. Intente actuar con normalidad, me debía alerta a nadie de mi familia.

—Faith, es Jia— grito mama desde la sala de estar, corría hacia allá y tome el teléfono.

—Hola, ¿Qué pasa?

Fiesta hoy, en la casa de Christian Blake— dijo la rubia a través de la línea.

—¿Una fiesta?, ¿un martes?, ese chico está loco— comente llevando el teléfono al sillón.

Puede que este loco, pero sus fiestas son épicas, y tienes que venir con nosotras.

—No creo que sea una buena idea.

Por favor, Faith, estamos en la edad de volvernos locas, tenemos dieciocho.

—Es que…

No pienses en lo que los demás dicen de ti, Pelirroja, eres fantásticas y es hora de que el resto del mundo lo vea, no solo Mayra y yo.

Las palabras de mi mejor amiga me golpearon con fuerza.

—Bien, hablare con mis padres— solté rendida.

—¡Eso!, pasare por ti a las ocho, te quiero— se despidió.

—Y yo a ti— corte la llamada.

Suspire sonoramente y deje el teléfono en su lugar. —¿Cuánto tiempo llevas ahí?

—El suficiente para saber que mi pequeña hermana ira a una fiesta— canturreo Leandra. —Al fin, creí que este día no llegaría.

—La verdad no estoy muy segura de ir— me sincere, aprete mis manos. —No creo que sea prudente.

—¿Prudente?, Faith, no por que estés m*****a tienes que dejar pasar tu juventud— la rubia se acercó, poso sus manos en mis hombros. —Durante años hemos dejado que lleves una vida común, no te limites por miedo.

—¿Y si algo terrible pasa y no puedo controlarlo?

—Mamá y papá nos enseñaron a ser fuertes, y tú lo eres, más que cualquiera de nosotros— acaricio mi cabello, quitándolo de mi cara. —Si te hace sentir mejor, yo también iré, unos amigos de mi antigua escuela irán, no estarás sola.

—Bien, intentare disfrutar.

—Buena chica.

** ** **

—Aún no me creo que iras a una fiesta, cariño— comento papá mientras nos bajábamos del auto.

—Ni yo papá.

—Pero es bueno, no debes reprimirte por tu condición— el pelirrojo sonrió. —Sé que estarás bien.

Eso espero.

Mamá y papá habían sido más compresivos de los me habría imaginado cuando les pregunte si podía ir a una fiesta con mis amigas, de hecho, se veían bastante contentos de que al fin tuviera experiencias de jóvenes normales. Leandra se había ido antes a la fiesta, y les dije a las chicas que las vería allá, pues primero debía ir al cementerio con papá.

—Se lo que piensas, Faith, pero no sacas nada amargándote la mente con malos pensamientos— me miro a los ojos— yo sé que le ganaras a la maldición.

Len sonreí sin mostrar los dientes, intentando decirle que tenía razón, a pesar de que sabía que eso era casi imposible. Nadie le gana a una maldición, nadie.

—Oficial Lockwood— comento un hombre al vernos.

—Agente Hayward— saludo mi padre.

Frente a nosotros estaba Lucius Hayward, agente del FBI del condado y jefe de los cazadores de la zona. Mi familia y la suya tenía una relación cordial que apenas rozaba la simpatía, quizás sea por los años de luchas entre las especies o bien porque realmente no congenian.

—Veo que trae compañía—el hombre me miro.

—Queremos resolver este misterio lo antes posible, mi hija puede ayudarnos con eso— ver a papá en modo serio es raro, no es que no sea seria en casa o cuando está molesto, pero este tipo de seriedad es… molesta y algo desagradable.

—Buenas noches, señor Hayward.

—Buenas noches, jovencita Lockwood— hizo un ademan para dejarme pasar— por favor.

Sin decir palabra me acerque a la entrada del cementerio, el muro de piedra que rodeaba el lugar estaba ligeramente agrietado y había algunas hojas caídas ensuciando las calles. La tensión en mis hombros se hizo presente al igual que un enorme malestar en mi estómago, había algo muy extraño aquí.

—¿Ves algo, cariño? — pregunto papá.

—Aún no, pero no me gusta lo que me hace sentir este lugar— me agache, tome un poco de hojas del suelo. —Algo verdaderamente malo estuvo aquí.

Un frio me recorrió la nuca, frente a mi había un chico.

—¿Puedes verme?

—Si, ¿Cuál es tu nombre?

—Tom, Tom Lambert— el espíritu me miraba fijamente. —¿Cómo es que puedes verme?

—Veo cosas que el resto no— Le dije, observé sus brazos descubiertos. —¿Qué te ha pasado?, ¿recuerdas algo?

—Mi novia y yo estábamos dando un paseo nocturno, de repente algo se puso delante de nosotros, luego todo se volvió negro y confuso.

—¿Crees que puedas mostrarme algo?

—¿Cómo?

—Estirare mi mano hacia ti, cuando me toques, las imágenes llegaran solas— el espíritu se veía inseguro. —Estoy aquí para ayudarte, Tom. Mi nombre es Faith, y quiero saber que los ataco a ti y a tu novia.

Estire mi mano hacia él sin más, esperando que el accediera. Papá y el señor Hayward estaba atentos a lo que hacía, ellos solo me veían y oían a mí. Tom estiro su mano hacia mí, posando su palma en la mía. Ojos rojos, gritos, oscuridad, muerte, es todo lo que logre ver.

De un momento a otro mi mente viajo, estaba en el bosque, viendo como una sombra oscura se movía entre los árboles, dos personas salieron detrás de árboles persiguiendo a la sombra, un chico y una chica. Me aleje de Tom tomando una bocanada de aire.

—¿Qué ocurre, cariño?, ¿Qué viste? — papá se acercó alarmado.

Le hice una señal para que no hablara. Observe al fantasma.

—¿cómo se llamaba tu novia? — el espíritu me miró fijamente.

—Tanya Veliz— miro hacia atrás, —creí que estaría aquí, conmigo.

—¿No las has visto después de su muerte?

—No, he estado yo solo aquí—

—¿Tenias algo importante que hacer?, temo que tu novia si logro pasar al otro lado, pero tú te quedaste atascado aquí— su gesto cambio. —Tranquilo, te ayudare a encontrar paz.

—El jueves es el cumpleaños de mi madre, y le prometí que estaría con ella— mi corazón se apretó. —Creo que no podrá cumplir.

—Eso es lo que te mantiene aquí, la promesa que le hiciste a tu madre— le sonreí con nostalgia. —Y si le cumplirás, te ayudare a que eso pase.

—Gracias, Faith— se acercó un poco. —Eres una luz en esta tierra.

Le sonreí levemente y desapareció. Mire a papá y al señor Haywood. —Sus nombres eran Tom Lambert y Tanya Veliz, eran pareja y estaban dando un paseo, solo recuerdan una sombra negra y la visión no revela mucha información.

—Por lo menos ya tenemos los nombres de los cuerpos, asi podremos avanzar más rápido— comento Hayward.

—Tendrán que ser más discretos, temo que lo que los ataco no pertenece al mundo de los humanos, y no querrán alertarlos de los males del mundo sobrenatural— explique. — Deberán investigar con cuidado, sea lo que sea esa criatura, no es algo fácil de encontrar.

—Gracias por ayudarnos cariño— papá sonrió.

—Creo que esto por hoy— Hayward nos miró, —Gracias por su colaboración, señorita, tal vez pueda ayudarnos un poco más después. Buenas noches.

El hombre se alejó. —Señor Hayward— se giró para mirarme. —Si no le molesta, quisiera ver los archivos de ambos, y sus expedientes familiares, uno de ellos está atrapado en nuestra dimensión, merece descansar en paz.

—Muy bien, le enviare todo con su padre mañana—asintió y siguió su camino.

Papá me miro algo divertido. —Bueno, ya terminamos nuestro turno de policías, ahora, jovencita, es hora de llevarte a una fiesta.

Suspire.

—No me digas que dejaras plantadas a tus amigas— Roger Lockwood me llevo hasta el auto por los hombros.

—¿Sabes? Un padre normal no estaría de acuerdo con que su hija vaya a una fiesta repleta de chicos hormonales con litros de alcohol y sustancias prohibidas.

El pelirrojo rio.

—Primero que nada, confió en ti cariño. Segundo, ya tienes dieciocho, eres una adulta con todo el derecho a salir y tercero, es bueno que convivas con más chicos de tu edad, espero tener yerno de tu parte. ¡Dioses!, ¿Qué clase de padre tengo?

—No lo puedo creer— susurre subiendo al auto.

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