*IV*

Tal como mandó Sasha, él y Dylan fueron dejados ante la entrada del hotel.

Mientras el moreno daba ciertas pautas a Piter, el joven se fijó en un coche también oscuro estacionado a unos cuantos metros de ellos.

No le gustó ni un pelo pero lo pasó por alto.

Según le había contado su padre, en Rusia todos parecían sospechosos de asesinato.

Girando la mirada hacia el pelinegro dio la razón a su padre.

Ese tal Sasha no solo tenía aspecto de sospechoso sino que daba la impresión de esconder un horrible secreto.

Le vio despedirse del otro hombre para en segundos acercarse a él.

-Dejemos tu equipaje en la habitación y así irás más ligero para tu ruta turística- repuso Sasha alargando una mano para arrebatarle la maleta.

Dylan asintió con la cabeza y le siguió de cerca.

No tardaron en volver a salir el uno junto al otro para echar a andar calle abajo.

-¿En serio?- se contrarió uno de los tipos que permanecían dentro del coche.

-No creo que debas ponerte así- repuso el otro.

-¿A no?- desdeñó el primero -Nos lo pidió para ya-

-Deja al americano que pruebe una buena polla rusa y ya después lo cogeremos- rezongó el segundo dibujando una sonrisa malévola.

-Ivan quería probarlo él-

-Jum, pues me parece que se le va a adelantar ese cabronazo compatriota- rió sin ganas el otro -Quien cojones será-

-Ni lo sé ni me importa- sacando su arma, el primero quitó el seguro -Salgamosle al paso, matamos a ese hijo p**a de ruso y cogemos al chico-

Con cara de hastío, el segundo le miró:

-¿Pretendes cometer un asesinato a plena luz del día?-

-En un lugar donde no nos vean…-

Cómo una fiera, su homónimo le agarró de la chaqueta y lo zarandeó.

-Escúchame gilipollas, no creo que ese ruso esté todo el día con el americano- dijo -Así que cálmate y compórtate o yo seré quién te mate-

-Va-vale- respondió el otro.

Soltándolo, el primero regresó la vista al moreno y al americano.

-Les seguiremos- declaró.

-¿En el coche?- preguntó el otro.

-A pie- repuso su compañero quitándose el cinturón de seguridad.

Al mismo tiempo, ambos abandonaron el coche para con cuidado ir detrás de Sasha y Dylan.

Sasha hizo de muy buen guía para el joven.

Primero lo llevó a la gran plaza roja donde le estuvo explicando toda la historia acerca de ésta.

Dylan cada vez se asombraba más con aquel hombre.

No solo era educado ofreciéndose a ser su guía sino que le estaba mostrando lo inteligente que era.

Desde su posición, los otros dos les vigilaban.

De la Plaza Roja pasaron a ir a comer a un restaurante de la zona, como no también propiedad del moreno quien advirtió a los empleados que ni se les ocurriera referirse a él como señor en el sentido de dueño.

Ese chico no tenía que saber nada acerca de lo que era o no era.

Durante el almuerzo Sasha intentó que Dylan fuera quien hablara.

Más que nada por saber de él un poco.

Dylan le comentó que hacía poco había terminado la carrera y que su viaje a Rusia era por despejarse además de conocer el país natal de uno de sus progenitores.

A Sasha se le prendió la lucecita de qué tal vez ese chico pusiera ser el hijo de O’Brian pero al preguntarle en qué trabajaba su padre, el joven le respondió que como dueño de una gran filial de sucursales dispuestas por todo el estado de Nueva York.

John cubría su verdadera identidad como presidente de una gran compañía de sucursales pero Sasha no imaginó que pudiera tener engañado a su propio hijo de su otro “trabajo” por lo que supuso que solo era una mera coincidencia.

Sin ninguno de ellos darse cuenta, sus dos perseguidores les seguían de un lado a otro.

Tras el almuerzo, Sasha continuó con su ruta turística mostrándole otros lugares con más encanto de Moscú.

Hasta que empezó a caer la noche…

Y con ella el frío del país.

Dylan se quejó por no haberse pillado una chaqueta un poco más abrigada por lo que empezaron a castañetearle los dientes.

Con más razón al encontrarse cerca del río.

Sasha se percató de cómo se abrazaba a sí mismo por lo que acercándose a él se despojó de su chaqueta para echándosela sobre los hombros preguntarle:

-¿Mejor malen’kiy?-

Dylan agarró la prenda para refugiarse bajo ella.

-Sí, gra-gracias-

-Ya sabes la próxima vez que has de abrigarte más- repuso Sasha con una tenue sonrisa pintada en los labios.

-Como…como es verano no…-

-Aunque sea verano aquí suele hacer mucho más frío que en el resto de países- añadió el moreno quien no se había movido ni un centímetro de su lado.

Tanto uno como el otro no dejaban de mirarse entre ellos.

Si a Dylan le había dado un escalofrío cuando notó su mano tocarle la espalda, ahora que le posaba ambas en los hombros su cuerpo entero temblaba.

Sasha echó un rápido vistazo por su alrededor.

No sé veía apenas nadie por allí por lo que haciendo que el joven caminara hasta la barandilla del río logró atraparlo bajo su cuerpo y ésta.

Dylan no pudo reprimir un jadeo al notar el peso del moreno contra sí.

-No es mi intención que creas que soy de esos que van acostándose con todos- ronroneó Sasha aproximando su boca a uno de sus oídos mientras lo mantenía preso bajo su cuerpo.

-Aarr, yo…yo… ve-verás es que…-

¿Cómo le decía que él no era un chico cómo los demás?

Notó cómo los dedos del moreno le asieron del mentón y le hicieron girar el rostro.

-Pero soy de los que si les presenta tal oportunidad y belleza como tú, aprovecharla- confesó.

No era de los que daba falsas esperanzas pero era claro y directo.

-Así que te lo preguntaré y si tu respuesta es no, me limitaré a acompañarte hasta el hotel y no pasará nada-

Sería idiota si se negara a pasar la noche con ese hombre.

-¿Quieres pasar la noche conmigo, malen’kiy?- preguntó el pelinegro.

Dylan tragó saliva para de repente salir de sus labios:

-Sí-

Una sonrisa sincera asomó en los del azabache quien únicamente acarició su labio inferior diciendo:

-Haré que no te arrepientas-

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