Cap. 5: Carolina

—¿Así que te encargarte de espantar a dos bellas mujeres con las que podrías haber pasado una gran noche? ¡Mi amigo tú no tienes remedio! —resopla Daniel con molestia caminando junto a su compañero por los pasillo de la Agencia.

—Solo fui sincero con ellas, no creo que alguien debiera reaccionar de esa manera solo por escuchar la verdad —se excusa Ariel encogiéndose de hombros con indiferencia.

—¿Sincero? ¡Ellas no quieren sinceridad, amigo, solo desean que le digan lo que quieren escuchar! Los políticos lo saben y por eso llegan a ser presidentes —reclama el amigo tomando un sorbo del vaso de café que lleva en la mano.

—Y gracias a eso tenemos el mundo a punto de colapsar, siempre seré partidario de que la verdad debe ser dicha, aun cuando no quiera ser escuchada —afirma el empresario abriendo la puerta de su oficina.

—Podrías intentar que fuesen verdades más sutiles, no hay necesidad de psicoanalizarlas, no las necesitas en un diván como si fueras su psiquiatra, las necesitas en tu cama —insiste Daniel tratando de evitar que su amigo siga soltero por el resto de su existencia.

—Yo fui a ver una exposición de arte, una bastante mala para mi gusto, pero a eso fui, no a buscar sexo fácil —señala Ariel sentándose en su sillón y comenzando a teclear en su computadora.

—A veces me pregunto si eres un hombre de carne y hueso —murmura el amigo meneando la cabeza con exasperación.

—Tan mortal como cualquier otro. Bueno, ahora que ya estamos en el trabajo creo que podemos pasar a una conversación más productiva, ¿Verdad? —alude el empresario mirando con seriedad a su compañero.

—Claro, Jefe. Primera noticia, te conseguí la mujer perfecta para la campaña de Juager, es una bomba, pero no solo eso, tiene una imagen marcada por ser activista en varias causas sociales y ambientales, aconseja sobre qué las mujeres se valoren a sí misma, pero sin llegar a ser una feminista fanática. También acaba de romper con su ex prometido que la engañaba, pero ella dio una nota sin linchado públicamente y demostrando que puede seguir adelante, ¿Te parece bien? —informa Daniel con una sonrisa satisfecha por considerar que ha conseguido exactamente lo que buscaban.

—Suena a lo que tenía en mente, sí. ¿Estás seguro que se encuentra bien emocionalmente? Preferiría no tener que lidiar con que le de un ataque de nervios o un estado depresivo por su separación —comenta Ariel arqueando una ceja para no tener futuros inconvenientes.

—Podemos pedirle una entrevista psicológica antes de firmar el contrato para que te quedes tranquilo, aunque a mí me parece una mujer demasiado dura como para andar llorando por los rincones. ¿Quieres ver algunas fotos de ella? Te he buscado las mejores —propone el amigo con una sonrisa divertida en los labios.

—No desconfío de su apariencia, sobre todo si has sido tú quien la ha hallado, así que guárdate las fotografías para ti, ya la conoceré cuando llegue aquí y le explique lo que espero de su trabajo —responde el empresario con seriedad descartando el asunto.

—¡Siempre tan aguafiestas! El otro asunto es el evento de beneficencia que tus podrás organizan todos los años,  y al que todo el que es alguien debe hacerse presente para no ser lapidado por la prensa —informa Daniel sabiendo que no es una noticia grata para su amigo.

—¿Qué? ¿Ya lo volverán a hacer? —cuestiona Ariel con una expresión de enfado al pensar en tener que compartir el mismo espacio físico con sus progenitores.

—Lo hacen una vez al año, amigo. Es la única vez que se reúnen —señala el amigo apretando los labios con reclamo.

—Podría enviar a alguien para que vaya en mi lugar… —murmura el empresario tratando de pensar alguien en quien delegar ese evento.

—Sabes que no puedes, y mucho menos cuando tu negocio es la publicidad. Estás obligado a estar allí, y al menos verle el rostro a tus padres —sostiene Daniel señalando las consecuencias que podría suponer para la Agencia su ausencia.

—Es increíble los sacrificios que uno tiene que hacer —resopla el empresario recostados en el sillón con disgusto.

—Sé que se equivocaron en grande con lo de Esmeralda, pero… ¿No crees que sería tiempo de tratar de reparar su relación? —propone el amigo con cierto nerviosismo al darse cuenta que se está adentrando en terreno pantanoso con ese tema.

—¡No! No tengo ningún interés en volver a tener algo que ver con ellos, además no es a mí a quien la conciencia debería mover a tratar de enmendar lo que sucedió ese día —espeta Ariel con un aire de enfado.

—Pero considerando que quizás son demasiado orgullosos para dar ese primer paso —insiste Daniel considerando que no debería seguir alimentando el rencor hacia ellos.

—Entonces que mueran con su orgullo, no va a ser algo que me quite el sueño —responde el empresario cerrando los ojos por un momento para aplacar sus sentimientos que han querido aflorar por tener que estar con esa gente aunque sea solo unos minutos.

—Eres un hombre testarudo, amigo. Entonces, ¿A quién llevarás como tu pareja? —pregunta el amigo masajeándose la sien al reconocer que no tiene sentido seguir insistiendo con una posible reconciliación.

—¿Pareja? ¿Para qué llevaría una pareja? —cuestiona Ariel con frialdad aún con los ojos cerrados.

—Es lo que se supone que hace la gente, lleva un pareja a esos eventos. Incluso los que están solteros se deciden a buscar una dama de compañía —señala Daniel presintiendo que su propuesta será desestimada nuevamente.

—Pero yo no soy como el resto de la gente, no me interesan las apariencias, aunque a decir verdad me corresponde estar allí solo por apariencia —resopla el empresario considerando que todas las donaciones que destina a beneficencia deberían ser suficiente para no tener que sufrir ese tonto evento al que los invitados solo van buscando publicidad gratis y una excusa para lucir vestuarios y joyas caras.

—Te propongo algo: Puedes ir acompañado de Carolina, no como pareja sino porque es la Vicepresidenta de la Agencia, ¿Te parece? —propone el amigo pareciéndole un adopción justa.

—¿Carolina? —murmura Ariel considerando la posibilidad, aunque tiene cierto aire de superioridad hacia todo ser que la rodea, es uno de los pilares de la Agencia, casi tan intrépida y dura negociante como él. Si bien no le gustaría salir en las revistas atribuyéndole una posible relación, concuerda en que ir con ella se podría justificar solo a la importancia que tiene en la Agencia.

—¡Lo has aceptado! Puedo verlo, es una suerte que sea capaz de hacerte entrar en razón a veces, aunque creo que esa tremenda mujer seria una buena pareja para ti, ese cuerpo, y esa presencia de mujer de autoridad, debe de ser una leona en… —comienza a balbucear Daniel trayendo a su memoria la imagen de la bella mujer.

—Dudo que eso sea algo que tú puedas averiguar —murmura Carolina entrando a la oficina con un par de carpetas en la mano.

—Hablando del diablo… —murmura el hombre mirando de arriba a abajo a la mujer que está mañana luce un ajustado traje negro que solo parece acentuar el atractivo de su cuerpo.

—¡Llevo cuatro años en este lugar y aún no me acostumbro a que me mires como si fuera un pedazo de carne! —reclama la mujer sentándose en un sillón al lado de su compañero.

—Cuatro años en los que aún no me has dado la oportunidad de hacerte la mujer más feliz del mundo —comenta Daniel poniendo expresión de galán.

—Y no te la daré ni aunque pase toda la vida aquí, puedes seguir soñando conmigo porque es todo lo que podrás conseguir —determina Carolina con una sonrisa burlona.

—Quisiera creer que has venido hasta aquí por otra razón que pisotear las tontas esperanzas amorosas de Daniel —murmura Ariel ganándose una mirada de reproche por parte de su amigo.

—Por supuesto, yo sí me tomo mi trabajo en serio en este lugar —comenta la mujer mirando de reojo a Daniel que sonríe divertido—. Te he traído las propuestas de los lugares en donde llevar a cabo las sesiones de fotos.

—Bien, ¿Has hablado con Guillermo por nuestra propuesta? —consulta el empresario estando seguro que recibirá una respuesta afirmativa.

—Claro que sí, como era de esperarse le ha encantado nuestra propuesta, aunque le preocupaba que quizás tomará un rumbo feminista, ya sabes que están haciendo mucho mercado con eso. Pero lo tranquilicé explicándole que no es ese nuestro objetivo —informa Carolina con una sonrisa satisfecha por haber cumplido con su labor.

—¿Qué sería de nosotros sin Carolina? Si no fuese porque no es modelo, te hubiese seleccionado como la imagen para esta campaña —sostiene Daniel con una sonrisa juguetona en los labios.

—Gracias a Dios he aprendido a utilizar mi cerebro, por lo que no tengo necesidad de andar mostrando mi cuerpo a todo el mundo —espeta la mujer apretando los labios con seriedad.

—Ese es un comentario muy ofensivo que esas bellas mujeres no se merecen, cada uno hace lo que puede con los talentos que ha recibido —replica Daniel cruzando los brazos sobre su pecho.

—No quise ofenderlo defensor de faldas —espeta la mujer acomodándose un mechón de brillante pelo negro.

—Esa afilada ocurrencia no podrías encontrarla en ningún otro lado, es exactamente lo que necesitas como pareja, amigo —afirma Daniel posando su mirada sobre Ariel que se ha limitado a mirarlos con una sonrisa divertida.

—¿Cómo pareja? —murmura la mujer tratando de disimular el efecto que esas palabras provocan en su interior.

—No como pareja, sino más bien como representante de la Agencia en el Evento de caridad anual que organizan mis padres —se apresura a explicar el empresario para evitar malentendidos.

—¿Me estás pidiendo que te acompañe a ese Evento? —plantea Carolina deseando una invitación formal por parte de él.

—Sí, Daniel considera que sería mejor visto que vayamos ambos al Evento —se excusa Ariel encogiéndose de hombros para demostrar que no es algo nacido de él.

—Si consideran que será de beneficio para la Agencia, no tengo ningún problema —acepta la mujer con voz neutral a pesar de sentir el corazón retumbándole en el pecho por la emoción de tener esa oportunidad de estar junto a su Jefe.

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