CAPITULO 6

ARIEL

El lugar es autoservicio y solo es tomar la bandeja y llenar el plato con la comida de tu preferencia. Hay todo y mientras Abril escoje carne, ensalada y papas dietas, yo solo tomo un poco de ensalada.

—Estas a dieta —buscamos una mesa sola—estas muy delgada, pero te vez bien, no necesitas adelgazar mas. 

—No tengo mucha hambre tampoco—debo hacer algo contra eso pero en verdad comer era algo de disfrutaba hacer y ya escasamente la pruebo. 

—Estas muy pálida Ariel, deberías alimentarte mejor y más ahora que vas a tener un horario tan movido. 

—Si, pero por ahora esto está bien, ya miraré que hacer con la alimentación. 

No quiero que la mujer se de cuenta de mis problemas.

—Te recomiendo que comas porque la novia del señor Michael es muy intensa y tu hermana estaba que le daba una úlcera gástrica cada vez que debía atenderla.

—Yo no tengo porque atender a nadie, dentro de mis funciones no está aguantarme el genio de nadie.

—Es la novia del señor—Corta la carne y se lleva un trozo a la boca —pide siempre la mejor atención como si fuera la reina Isabel. No quiero predisponerte, asi que dejare que te des cuenta de su personalidad.

Sofía es una cosa porque es una niña, pero la novia de Michael se puede ir al diablo si tiene una mala actitud conmigo. 

En este momento escasamente me aguanto a mí misma para tener que soportar los caprichos de una modelo falta de modales. 

—¿Es caprichosa y altanera? —pregunto porque ya me lleno de curiosidad.

—Eso y mas.

—Yo soy muy obstinada y con un genio peor que el demonio, creeme.

—Podrías perder tu trabajo. 

—He perdido mejores cosas. 

La misma palabra me pone sentimental y no pruebo bocado, simplemente me levanto yendo a mi escritorio y saliendo de este en busca de los jovencitos, recojo primero a su majestad que como siempre está parada con los brazos cruzados moviendo una pierna impaciente.

Miro mi reloj y apenas llegue un minuto tarde y está peor que un adulto. 

—Como le fue a su majestad —la chica me mira—¿pasa algo? 

No me dice nada y pasa de largo chocando con mi cuerpo. miro a la entrenadora que me explica el porqué de su mal genio. 

—Perdió el partido y por eso está así, no le gusta perder. 

—A nadie —recibo el maletín —ya miraré que hacer. 

—Mañana no hay entrenamiento.

—Gracias.

El chófer deja el maletín en la parte trasera y me subo pero no me dice nada, recogemos al chiquillo que si tuvo un buen entrenamiento y aunque ambos son serios y no se saludan, al estar juntos se toman de la mano, lo que me demuestra que hay hermandad entre ambos. 

—¿Su majestad desea un helado?—siempre mira por la ventana pero de inmediato gira con los ojos iluminados al igual que su hermano. 

—Papá no lo permite—dice.

—Papá no está a cargo y tampoco se va a entere —le digo —si su majestad lo desea, será nuestro secreto. 

—Yo quiero —dice el chiquito

—Si papá nos castiga esclava, me las pagas.

—De mi boca no saldrá nada en lo absoluto su majestad —sigue siendo una niña y los niños mueren por los helado —por favor Franco, llevamos al centro comercial más cercano. 

Se vuelve loca mirando los sabores y no sabe cuál escoger sacándome una sonrisa. Es tierna asi, cuando no esta en modo demonio.

—Puedo escoger tres sabores —pregunta con las manos en el vidrio. 

—Claro su majestad—la chica de local me observa —mi lord también desea una de tres. 

—Chocolate, vainilla y mora.

Dice de inmediato. 

—Ya lo escuchaste. 

Vamos con el pedido a una de las mesas libres y se sientan a disfrutar del helado como si nunca lo hubiese probado. 

La observó y es tan linda, tan despierta y con tantas ganas de vida y me es inevitable no pensar en el hijo que perdí, me hubiese gustado que fuera niña, o niño, lo que sea pero que estuviera aquí conmigo.

Permito que se distraigan, son niños, y parece que llevarán una vida de adultos con responsabilidades ya definidas y no tiene nada de malo inculcarles desde pequeños responsabilidades y disciplina, solo que siento que no deberían perder su niñez. No vuelve y una niñez feliz es la base para un gran ser humano de adulto.

—Quiero ir a la zona de juegos mecánicos—me dice dándole una lamida.

—No puedo, tengo que volver a la empresa.

—Trabajas para mi—dice mirándome desafiantemente—así que harás lo que yo quiera.

Suspiro.

—Sofia no puedo—le digo con calma—tengo que volver a la oficina.

—Yo quiero ir a los juegos—tira el helado—yo quiero ir, yo quiero ir..

Comienza hacer pataletas y no se que hacer con esta mocosa. Llama la atención de las personas que pensaran que la estoy maltratando y no es asi.

No sé en dónde meterme cuando continua con lo mismo haciendo un berrinche, grita y patalea desafiándome.

—Basta Sofia—hablo un poco duro—no pue….

Comienza a llorar desesperándome más, Dios, que niña más intensa, bajo de la silla a su hermano y la tomo de la mano para salir del centro comercial. Pone resistencia, así que aprieto un poco más para hacerla caminar hasta el parqueadero donde nos espera Franco.

—¿Que sucedió?

—Me estás haciendo daño—llora—ella es mala.

Sacudo la cabeza para que no le preste atención y llorando todo el camino nos dirigimos a la casa. Me aseguro que la reciban y coman algo para poder salir a la empresa.

—Su majestad por favor compórtese bien—el niño esta sentado comiendo tranquilamente, pero ella no, debe siempre poner problemas.

—Me las vas a pagar te lo juro—no entiendo que hice de malo—el que me sacaras asi del centro comercial, no pasare eso por alto.

Salgo del comedor, con ella no tengo tiempo ahora para discutir.

—Mayala como estas.

Saludo a la chica que limpia una de las ventanas y no me contesta siempre con una actitud de m****a.

—Sabes esperanza donde está.

—La vez por algún lado—que mala vibra tiene.

—Por eso te pregunto—me cruzo de brazos—mal educada.

Se encoje de hombros siguiendo con sus deberes y paso de largo en busca de esperanza que supongo esta en la cocina. Le esta dando de beber algo a Franco.

—Esperanza—la llamo—me tengo que ir a la empresa y los deje en el comedor para que les ponga un poco de cuidado por favor.

—De acuerdo niña, vete tranquila.

—Gracias—miro a Franco que se bebe todo el vaso rápido—te espero en el auto.

Salgo sin mirar a Mayala que no voy a soportarme su mala actitud tampoco. Llego a la empresa apurada para ayudarle a Abril con la sala de juntas donde Michael tendrá una reunión con los socios.

—Como te fue—dejamos las carpetas listas en cada puesto—te vez agitada.

—Estoy bien.

Pongo varios vasos de agua en cada puesto con una servilleta mientras Abril prepara el video que servirá de apoyo para el jefe.

—Gracias Ariel—me dice—estaba realmente sofocada con todo esto.

—No te preocupes que estamos para ayudarnos.

—Eres la mejor—le sonrió, ultimando los detalles—si quieres puedes irte ya, yo te llamo cuando todos ya estén en la sala y me avisas al jefe por favor.

—De acuerdo.

Salgo dejándola en la sala y llego a mi puesto de trabajo para revisar algunas cosas. Con tantas responsabilidades realmente no pienso mucho en mis desdichas y siento que esto es una buena solución.

Realmente estar sintiéndome como m****a todo el día, me estaba matando y aunque tengo tristeza al recordar, respirar ya no duele tanto como pensaba. Debo agradecerle a Michael, por confiar en mi después de decirle lo que pensaba hacer y mi hermana por insistirme.

Recibo la llamada de Ariel quince minutos después y me levanto para avisarle a Michael que todos los socios lo esperan en este momento. Abro la puerta sin tocar y me sorprendo al ver a una rubia encima del escritorio comiéndole los labios a mi jefe.

Acaricia su espalda, mientras ella está abierta de piernas y el metido en ellas acariciando la piel de sus muslos con fuerza. Gimen locamente llevados por la pasión. Me quedo estática con el corazón latiéndome lento observando como ella lo agarra de las nalgas llevándolo contra su cuerpo.

No sé qué siento, pero lo que veo me deja con el estómago en el piso.

—Perdón no quería interrumpir—digo apenada

—Estúpida—exclama la mujer y aprieto el pomo de la puerta—no te enseñaron a tocar.

El le da la espalda para que pueda organizarse su atuendo, ancla su vista a la mia y le dedico una mirada que lo confunde. Arruga su entrecejo y no puedo evitarlo ya que soy de las personas que no puede disimular cuando algo no le gusta.

—Michael, te esperan en la sala de juntas.

Le digo antes de mirarlo mal y decepcionada y no sé porque, voy al baño para limpiarme las lágrimas que salen sin yo poder contenerlas. Entro al baño, apoyo las manos en la encimera donde derramo más lágrimas y vuelvo puño estas enterrándome las uñas en la palma.

No sé por qué estoy así, realmente soy una estúpida por derramar lágrimas cuando sabía que tenía pareja. Entro a uno de los cubículos para bajar la tasa y sentarme para respirar, siento que me ahogo.

El es mi jefe, es mi Psicólogo y tiene novia, además una muy hermosa y tú solo eres la empleada. No sé qué tengo, porque me siento tan rota de momento.

Creo que confundí las malditas cosas como siempre me pasa y ahora sufro las consecuencias de las jugarretas de mi propia mente ilusa.

—Ariel estas ahí—su voz me pone a temblar—abre por favor que necesitamos hablar ahora mismo

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo