CAPITULO 4

ARIEL

ARIEL

Es lo único que digo, me subo al auto que huele a ese hombre y debo darme un golpe mental para no caer en divagaciones estúpidas. Respiro y despejo mi mente en todo el camino, hasta que llego a la lujosa mansión.

—Buenos días esperanza—saludo a la mujer mayor.

—Buenos días niña—me sonríe y dos empleadas más vienen a mi encuentro—te presento a Karina y Mayala que nos ayudan con el arreglo de la casa.

—Buenos días chicas.

—Hola—saluda Mayala, mientras Karina no responde.

—Ven que tienes que llevar a los niños a las 7 a natación y después—me dice—allá tienen una persona que se encarga de su cuidado hasta que tu vayas por ellos a las 9, a las 10 Sofia tiene entrenamiento de tennis y a las 10:30 el niño tiene rugbi y a las 12:30 debes recogerlos, traerlos a casa, ver que coman y después irte a trabajar con el señor.

—Comprendo.

Ya sabía pero dejo que me explique.

—No te preocupes por tu equipaje y por favor vístete que estas retrasada mientras despierto a los niños.

—Gracias.

Entro a la habitación que será mía y es muy espaciosa, inclusive diría yo que igual a mi apartamento, la cama es muy grande, tiene alfombrilla roja en todo el lugar, con una ventana hermosa y lo que me imagino un baño.

El vestido sobre la cama llama toda mi atención y me apresuro a tomarlo, me visto notando que se ajusta a mi figura y no comprendo cómo sabía que sería mi talla.

Tiene calzado que me queda a la medida y calzo los zapatos que suben unos centímetros mi estatura, agregándome elegancia. Me gusta lo que veo y me miro al espejo comprobando lo bien que me veo pese a tener unas ojeras del tamaño de Brasil.

No utilizo maquillaje, el color de mi cabello rubio y mis ojos me habían dado siempre presencia pero debido a mi estado depresivo, mi piel luce pálida, me siento fea a pesar de tener un lindo traje.

Salgo de la habitación con los ánimos bajos y no debí verme al espejo, lo había evitado todo este tiempo y ahora me siento un poco peor que ayer, aunque ayer me sentir mejor que antier al ver a mi jefe.

Toco la puerta de Sofia e ingreso cuando me da el permiso.

—Llegas tarde—me deja con la palabra en la boca, tiene una silla que es la réplica de la serie jugo de tronos y está sentada con las piernas cruzadas—vamos a dejar las cosas claras esclava.

Parpadeo varias veces queriendo ver a la misma chica de ayer.

—Harás todo lo que yo diga—dice—eres mi esclava y yo soy tu ama, por eso me debes suma obediencia, acataras mis demandas y cada vez que te dirijas a mi lo harás con respeto y nada de llamarme por mi nombre de pila, me dirás su alteza real. Sobra decirte que delante de papa debes actuar normal y si llegas a fallar, prepárate para vivir un infierno.

¿Me que paso aquí? ¿Y este engendro de dónde salió? La miro no lo creo y es que esta niña no es la dulce o la princesita Sofía para nada.

—Ve de inmediato por mi vaso de chocolate con leche descremada que salimos en 10 minutos, alista a mi hermano y ten mucho cuidado esclava con abrir la boca.

No lo asimilo todavía y giro para ir por lo que me pide pero apenas llego a la puerta me detiene.

—Como se dice—arrugo mi entrecejo—necesitas modeles esclava.

Apenas asimilo lo que me pide.

—Si ama—observo su pequeña boca con terror—te lo repito o te comieron la boca los ratones.

—Ariel—Esperanza me salva y salgo de inmediato—ven, toma la bebida de la niña y estas retrasada.

Bajo las escaleras indecisa.

—Me ayudas a llevarlo por favor, iré por el niño, voy retrasada—le pido.

—Esta bien, por hoy.

—Gracias.

Me salvo de esta y voy por el niño que espero no sea un freddy Krueger. Respiro profundo antes de ingresar y el caballerito esta intentando amarrarse los zapatos.

—Te ayudo—sacude su cabeza—no tengo problema con hacerlo.

Se ve callado y con prevención me acerco y me arrodillo para poder amarrar sus zapatos blancos. Se deja, me mira y lo ayudo después a bajarse de cama.

—¿Quieres beber algo antes de irnos? —niega, es muy callado—de todas maneras vamos por un jugo de naranjas, es bueno para comenzar la mañana.

—Tu y yo no seremos amigos—me dice—mi hermana me dijo que debo darte tu lugar y no te quiero detrás de mí, metiéndote en donde no te importa.

Otro baño de agua fría y estos niños tienen el demonio adentro.

—Ven entonces.

En el camino todo es en silencio, dejo a cada uno en su lugar y me presento con la persona que los recibe. Le informo que a partir de hoy nos estaremos viendo muy seguido ya que seré la encargada.

El niño se deja influenciar muy fácil, pero creo que puedo manejarlo, pero sofia me cuesta asimilar que sea ese demonio con aires de diosa.

Tengo que pensar cómo manejar la situación y odio a mi hermana por meterme en esto embrollo teniendo que aguantar a estos demonios 

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