Capítulo 3 Ojo por ojo

El Alfa y el Beta iban enfrentados, mirándose. Ambos iban en la parte de atrás de uno de los 4x4 tácticos de la manada. El terreno era escarpado y aún era de noche, así que el conductor avanzaba con cautela, como así lo hacían cada uno de los coches que llevaban en el convoy.

Las horas anteriores habían sido de máxima tensión. Tan sólo media hora después de que el Alfa volviera de cazar al asesino y mandara convocar a los Theta, el consejo ya estaba reunido discutiendo la respuesta.

El Theta Francis, fue lo bastante osado como para proponer que sólo se realizara un bloqueo comercial como represalia al ataque. Nada más sugerir eso, el Alfa le propinó un fuerte puñetazo en la cara.

El Alfa estaba decidido a arrasar con toda la manada, pero, los Thetas consiguieron que la respuesta se limitara a un ataque directo al Alfa de la manada Claro de Luna, eso mandaría un mensaje claro de lo que conlleva atacar a la manada Valle Maldito.

Entonces llegó el turno del Theta Clint, el encargado de la defensa. El Theta Clint era bastante belicoso y paranoico, pero nunca había fallado a la manda y mantenía un arsenal que haría las delicias de muchos países. En cuestión de minutos, el Theta Clint elaboró una estrategia de ataque y se la explicó al resto de sus compañeros.

La estrategia era en realidad bastante sencilla. Entrarían al territorio de la manada por una zona escarpada donde no había vallas, desde ahí se separarían en tres grupos. Dos grupos de francotiradores tomarían posiciones en dos colinas cercanas a la casa del Alfa, desde allí darían cobertura al grupo de choque que entraría en la casa del Alfa de la manada Claro de Luna, cumplirían con su objetivo y se marcharían.

Todo avanzaba según lo previsto, entraron en el territorio de la manada por la zona escarpada, los grupos se separaron y el grupo de choque se acercó con sigilo mientras los francotiradores se preparaban. Aunque en otras circunstancias nadie se lo hubiera permitido, Alfa Ryan iba en el grupo de choque, Beta Richard y Theta Clint le acompañaban. Todos iban muy tensos, sabían que la batalla podía comenzar en cualquier momento.

Afortunadamente, consiguieron eludir a los guardias hasta la casa del Alfa. Una vez allí, Clint hizo una señal a uno de sus chicos y este se acerco a la puerta, levantó una tapadera de plástico y empezó a trastear con cables. Estaba desactivando la alarma.

Una vez la alarma estuvo desactivada, saco unas ganzúas de su cinturón y comenzó a hurgar en la cerradura de la puerta, sólo le llevo unos minutos hasta que la puerta cedió con un clic. Entonces el soldado le hizo una señal con la cabeza a Clint.

Clint saco media docena de granadas de gas de su mochila y una a una las fue lanzando dentro de la casa. Mientras tanto todo el equipo se fue poniendo sus máscaras de gas para entrar. Cuando el Theta Clint lo indicó fueron entrando uno a uno con sus fusiles apuntando. Todo estaba saliendo de acuerdo con el plan, si nada se torcía, cumplirían su propósito y se volverían por donde habían venido.

Pero nada más habían entrado en la casa, comenzó a sonar una alarma. El Theta Clint, reaccionó rápidamente.

-Muy bien señores, tenían una segunda alarma escondida, esto se va a poner feo. Soldados, tomad posiciones en la entrada, nadie puede entrar. Alfa… haz lo que tengas que hacer y salgamos de aquí cagando leches.

El Alfa Ryan asintió y se dirigió hacia el dormitorio del Alfa de la manada Claro de Luna, el Alfa Jason.

Al menos parecía que el gas somnífero había hecho su efecto y todos los guardias a su paso estaban noqueados. Llegó hasta el recibidor y comenzó a subir por la escalera. Estaba muy cerca, pero al llegar al primer rellano, le sorprendió un poderoso puñetazo que le hizo tambalearse y que su fusil cayera por el hueco de la escalera.

Era el Alfa Jason. Por algún motivo el Alfa se había despertado y aunque claramente no había tenido mucho tiempo, pues llevaba tan sólo un pantalón de pijama puesto, había podido colocarse una máscara de gas. El Alfa Jason era un lobo ya entrado en años, pero su torso desnudo dejaba apreciar que se mantenía en forma y su melena plateada alborotada le daba un aspecto temible.

-¿Pero que tenemos aquí? Los cachorritos del Valle Maldito vienen a vengar a su putita.

-¡Hemos venido a hacer justicia!.

El Alfa Jason soltó una heladora carcajada y se crujió los nudillos.

-Tú no sales vivo de esta.

El Alfa Jason comenzó a lanzar puñetazos sobre el Alfa Ryan, Ryan apenas podía cubrirse bien, no esperaba encontrarse a un rival tan formidable. Tras una docena de envites que le habían colocado frente a la pared, por fin recayó en que su oponente estaba descalzo y en un movimiento del que nunca se sentiría orgulloso, le dio una patada en los pies de su contrincante con sus botas militares. Esta jugarreta le permitió ganar terreno y por fin pudo devolver algunos golpes. Pero Jason no se rendía, no parecía que fuera a hacerlo nunca.

-O sea que quieres jugar, pues juguemos.

Con un movimiento muy extraño el Alfa Jason agarró al Alfa Ryan y lo arrastro atravesando el ventanal de la escalera. Cuando Jason pudo volver en sí, se encontraba en una plaza rodeada de casas. Las luces anunciaban que habían sido escuchados y las luces del alba permitían ver lo que estaba sucediendo. El Alfa Jason no había perdido el tiempo y avanzaba hacia Ryan medio transformado, su aspecto era absolutamente temible, su lobo hacía que estuviera hinchado, media más de dos metros y medio.

-Hora de morir.

Agarró a Ryan por el cuello y comenzó a estrangularlo mientras lo sostenía en el aire. Ryan pensaba que había llegado su hora, pero entonces recordó que aún llevaba encima el puñal que había acabado con su prometida. Entonces, haciendo fuerzas de flaqueza, lo sacó y se lo clavó al Alfa Jason en el pecho. El efecto fue inmediato. Ningún lobo puede resistir a un corte con una hoja de plata. El Alfa Jason pudo lanzar una última mirada furiosa antes de dejar caer a Ryan.

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