CAP. 6 Perdida.

Al amanecer los amigos de Liz no encontraron rastro de ella y tampoco de Raziel, al buscarlos por los alrededores vieron al joven completamente confundido caminando sin rumbo.

—¿Qué pasó Raziel, y Liz ella donde está?— le hablo Hanzel.

—Ella desapareció— le respondió sin ánimos.

—¿Qué dónde, cómo que desapareció?— le preguntó alterada Katherina.

—En el río, yo estaba esperando su regreso y como tardaba la empecé a buscar entonces la ví— dijo tratando de calmar su agitada respiración para continuar —Pero ella cayó al río y antes de que pudiera hacer algo el lobo blanco entró al agua, cuando salió se la llevó en el hocico hacia la montaña me dió demaciado miedo y no le dije a nadie porque ni yo podía creerlo— agregó a la explicación.

—¡¿Qué?!— todos los presentes quedaron en shock, nunca imaginaron que algo así pasaría.

—¡¿Y qué más qué pasó con mi amiga?!— le preguntó Yelena desesperada.

—Solo ví que corrió montaña arriba con ella colgando— contestó triste sin poder creerlo —Los lobos nunca matan a nadie pero— no termino la frase.

—¡¿Que no no no puede ser?! ¡Hay que ir por ella y rescatarla, hay que buscarla!— Katherina pidió a gritos.

Pero Hanz solo se quedó en silencio y tampoco sus amigos hicieron ni el mínimo movimiento. Después de un minuto en el que todos habían guardado silencio, por fin le habló Hanzel.

—Hay que avisarle a las autoridades, quizá ellos puedan hallarla— propuso Hanz.

—Si rápido vayamos al pueblo más cercano y llamemos pidiendo ayuda— dijo Yelena.

Así lo hicieron enseguida todos subieron a su camioneta y se dirigieron al pueblo más cercano para iniciar la búsqueda de Lizbeth, luego de minutos lograron pedir la ayuda de los guardabosques a quien rápidamente le habían explicado la forma en que su amiga había desaparecido.

Luego de pedir asistencia para encontrar a Liz el oficial les pidió más información sobre ella, también pistas para localizarla más velozmente.

—¿Y los familiares de la jovencita ya saben de su desaparición?— les preguntó el oficial.

—Mmm no aún no se lo hemos dicho— respondió Katherina.

—Aquí está el teléfono para que la notifique creo que le gustará saberlo— les ordenó el oficial.

Juntos decidieron que Hanz le diría pues era quien estaba sobrellevando mejor la situación, al llamarla la madre de Liz respondió el teléfono muy rápido.

—Aló, ¿Quién habla?— dijo tranquila la señora Franka.

—Ho hola se ssseñora Franka sss soy Haaanzel el amigo de Liz— habló con la mayor claridad que podía.

—¿Qué ha pasado? ¿Liz está bien, verdad?— asustada comenzó a preguntar.

—Sse seseñora— tartamudeo y continuo lo más calmado que pudo y se decidió a decirlo de una vez —Lo lamento mucho pero Liz desapareció anoche y no tenemos ni idea de lo que ha pasado con ella— terminó de decir con un nudo en la garganta.

Entonces el oficial tomó el teléfono y habló con la mujer que lloraba desesperada del otro lado de la línea.

—Buen día señora estamos ya en la búsqueda de su hija si gusta puede venir a la estación y le informaremos de todo, pero no quiero mentirle y darle falsas esperanzas sobre el éxito de la misión. Así que mejor usted mantenga eso en mente que cabe la posibilidad de que hallemos sólo su cuerpo— fría y directamente le soltó la noticia.

Entonces Franka se desplomó por la noticia lloraba sin consuelo, sentía que había perdido a su amada hija.

—No creo que ese lobo la devoré, no ella no puede mor— Katherina no pudo terminar la frase y comenzó a llorar.

Franka y las jovencitas lloraban al mismo tiempo con el corazón hecho pedazos, ahora habían perdido a su amada Liz y quizá para siempre y sin poder hacer nada lloraron hasta que no pudieron más. 

*Mientras tanto en la mina:

Lukyan y ella seguían platicando sobre la situación.

—¿Pero estás seguro de que soy yo?— insistió ella.

—Sí estoy seguro, como no lo sé exactamente y tampoco sé explicar la sensación Lizbeth es cosa de lobos supongo— respondió sin dar detalles.

—Entonces, ¿Quieres jugar conmigo antes de matarme? ¿No?— le dijo sería.

—¡Jajaja! ¿Qué? No— contestó burlándose por el comentario —Además eso rompería las reglas que por generaciones mi familia ha mantenido— le explicó.

—¿Reglas, Por qué tu familia tiene reglas?— insistió en el tema.

—O bueno esa es una historia algo larga, para resumir hace muchos años mis antepasados hicieron la promesa de que sus descendientes vivirían en armonía respetando el territorio, costumbres y la vida de los humanos a cambio de que se nos dejara en paz— respondió amable.

—¿Entonces eso quiere decir que no puedes lastimarme?— le dijo curiosa Liz.

—Exactamente no te comeré— respondió jugando.

Al escuchar eso Liz se sintió un poco más tranquila, pues aún cuando extrañamente sentía una inmensa familiaridad hacia él lobo y que su alma parecía estar en paz a su lado ella no podía dejar de tener miedo al gran lobo.

—¿Y por qué debería creerte?— le preguntó ella.

—Soy él futuro líder de mi familia no juro en vano y no rompería un tratado de años por una tontería así yo haría algo que valiera más la pena, como marcarte como de mi absoluta propiedad— volvió a hablar con tono serio pero seguía jugando.

—¿Qué?¿Cómo que marcarme como tuya?— dijo poniéndose de pie con fuerza y corrió alejándose.

—Espera no corras aún estás débil y lastimada— le decía mientras la seguía. 

Entonces no pudo más y se desmayó del esfuerzo tan grande que acababa de hacer.

Lukyan reaccionó veloz y logró sostenerla para evitar el golpe de la caída. Sin saber qué más hacer sólo la llevó a su mansión, no esperaba que Liz se asustara así debía tener más cuidado con ella definitivamente se estaba comportando como un cachorro.

Al llegar a su mansión, ordenó a sus empleados que se le acomodará en la habitación de invitados ahí dejó a Liz descansar

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