Capítulo 4

NARRADOR OMNISCIENTE

Bajo las luces que iluminan la ciudad de Cambridge Massachusetts, las personas se alistan para la gran fiesta de graduación de los alumnos del Lesley University, y Everly Hilton no es la excepción, dentro de su enorme habitación en la mansión, pasa los dedos por cada uno de los vestidos colgados en lujosos ganchos, muchos de ellos incluso tienen la etiqueta puesta, jamás los ha usado, frunciendo el ceño no dejaba de pensar en las palabras que le había dicho su padre hace algunas noches. 

Estaba feliz, de eso no había duda alguna, sin embargo, la incertidumbre de vivir los nuevos cambios acompañándolo en el proceso, le ponían un poco nerviosa, deshaciéndose de los malos pensamientos que inundaban su mente, decidió dejar todo en segundo plano esta noche, la cual llevaba meses, no, años esperando, soñando, ajustó las tiras de su albornoz y espabilando se decidió por un vestido corto del diseñador Loulou, con un ligero tul color negro, el escote es decente y realzó su pecho, se colocó las zapatillas pertinentes y salió para encontrarse con Emma. 

Quien ya estaba vestida y solo se hallaba dándole los últimos toques a su difuminado en maquillaje, la rubia caramelo la miró y le silbó como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en toda la vida. 

—¿Suelto o recogido? —le preguntó Everly con el ceño fruncido, pues no se decidía. 

—Suelto, eso te dará un aire más rebelde —su amiga le guiñó un ojo y siguió colocando rimel en sus pestañas. 

Everly miró de reojo su móvil, el cual no dejaba de parpadear desde su cama, donde lo había dejado, y es que su novio Bruno no había dejado de marcarle con la esperanza de que contestara, arreglar las cosas, algo que no iba a suceder, por lo que colgando, decidió empinar el codo, beber de una sola vez su trago al tiempo que Everly se maquillaba. 

—¿Sigues molesta con Bruno? —le preguntó Emma, mirando detalladamente su vestido de noche frente al espejo enorme de su amiga. 

—Es un idiota —resopló Everly, optando por dejar suelta su larga cabellera rubia. 

—Sí, es un imbécil, pero le quieres ¿o me equivoco? 

Everly guardó silencio, no lo quería, lo amaba, pero últimamente se había estado comportando como un demente sexual que pensaba únicamente con la polla dura, la podía llamar anticuada, pero la única verdad es que ella deseaba que su primera vez con él fuera especial, no ideaba una noche mágica como las que pasan en las películas, sabe que eso nunca suele ser igual, sin embargo, no se sentía preparada para dar un paso tan enorme como ese, sus compañeras narraban sus experiencias sexuales con sus parejas, la propia Emma lo hacía y pese a la curiosidad, no pensaba apresurarse en algo que bien podía esperar un poco más. 

En cambio, Bruno, no compartía la misma opinión. Lo seguro que tenían ambos es que tarde o temprano iba a suceder, solo que la paciencia de su novio se estaba acabando al igual que la de ella por convencerlo de esperar. 

—Como sea. 

Pasaron las siguientes dos horas hablando de cosas banales hasta que harta de la insistencia de Bruno, decidió atender la llamada. 

—¡¿Qué quieres?! —respondió exaltada. 

—¡Hasta que te dignas a responderle a tu novio! —estalló Bruno al otro lado de la línea. 

—Te creí más inteligente, si no te respondí es porque no quiero hablar contigo —espetó Everly con firmeza. 

—Bien, si esto se va a ir a la m****a, tal vez tengas los cojones de decírmelo en la cara —balbuceó Bruno.

—¿Estás ebrio? ¿Tan temprano? Ni siquiera son las diez de la noche. 

—Estoy afuera de tu casa, para que veas que no le temo a tu padre ¿no querías que viniera a tu casa a que hablara con él? ¿No querías gritarle al mundo que eres mía? —continuó Bruno acelerando el corazón de Everly, en especial porque su padre estaba en casa alistándose, y no quería que nada arruinara su gran noche. 

—No hagas una tontería —sentenció Everly caminando hacia el balcón de su habitación. 

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