CAPÍTULO 4

ZORRA

A la mañana siguiente, Mark desayunó conmigo y se fue. Busqué el portarretrato con la foto de mi abuela que estaba en el living y lo contemplé unos segundos. Su rostro era idéntico al que había visto anoche. Ese momento de concentración se vio interrumpido por el sonido de la caída y rotura de algo proveniente de la ventana, afuera. Me acerqué a mirar y era Simba, el gato de la vecina que a veces viene a visitarme. Había roto una maceta.

- ¡Qué maldito sos! – Lo reproché. Pero luego lo alcé y lo metí adentro. Le había tomado cariño porque venía seguido a visitarme, a hacerme compañía.

 A la tarde salí a caminar con Raquel. Le conté lo que me estaba pasando, con mis sueños, y con Mark. Ella escuchó y me daba su opinión.

- Qué loco. Yo ni recuerdo lo que hice ayer, mirá si voy a recordar lo que soñé. 

- Sí, quizás le doy demasiada importancia. Pero son muy conmovedores.

- Ese es el problema. Yo seguramente sueño tonterías, no debo tener ni la mitad de tu imaginación. – Nos sentamos para descansar y seguir la charla.

- Puede ser.

 Raquel me dio una palmada en mi muslo y empezó a preguntarme de Mark.

- Y ¿Qué tal es? Se ve muy seductor y seguramente la pasaron muy bien.

- Realmente lo es. Me parece irresistible. Nos llevamos por ahora bastante bien. Pero tenemos mucho por conocernos. Me dijo que está soltero hace tiempo.

- Ah ¿Lo está?

- Sí, así es.

- ¡Qué partidazo captaste amiga! – Elogió Raquel.

- Ni me digas. 

 Comenzaba una nueva semana, y debía ir a dar clases. El día estaba nublado, muy agradable para mi gusto. Entré al aula, saludé a mis alumnos, y vi pasar a Mark. Me miró, sonrió y me saludó con una mano. También le respondí de la misma forma, hasta ruborizarme. Sin embargo, no sólo me saludó a mí, sino a otra alumna que estaba sentado atrás. Me preguntaba si habrá sido profesor de ella anteriormente, o si se conocían de otra parte porque fue a la única de los estudiantes que saludó.

 Me encontré con mi enamorado en el ala oeste del segundo piso, donde no había nadie más. Entramos a una oficina vacía y nos saludamos con un apasionado beso, y un poco de temor a ser descubiertos. Debo admitir que esa adrenalina le daba el toque especial. Luego sacó algo del bolsillo de su pantalón.

- Tengo algo para vos – tomó mi mano y me colocó algo.

- ¿Un bombón? ¡Cómo supiste que me encantan!

- ¿Y a qué mujer no le gustan? – Rió y me besó.

- Gracias, con esto me conquistaste un poquito más. Seguís sumando puntos.

- ¿Me estás desafiando?

- Puede ser – Le dije mientras me apoyé en la pared y observé a la puerta para ver si venía alguien. – Ah, antes que lo olvide, sólo por curiosidad. ¿Quién era la alumna a la que saludaste?

- ¿En tu aula? Mi sobrina. – respondió en tono relajado.

- Ah, ¿tu sobrina? ¿Y cuándo tenías pensado decirme que también es mi alumna? – Le reclamé molesta.

- No lo sabía, hasta que las vi en la misma sala. Es la única hija de mi hermana, así que le tengo un cariño especial.

- Ah bien. Y también supongo que se te olvidó mencionarme que iba al mismo colegio donde los dos trabajamos.

- Nunca me preguntaste – Parecía tener una respuesta para todo.

- Son cosas importantes que se deben aclarar. Te voy a pedir por favor que, si hay algo más que sea necesario saber, me lo digas. – No podía ocultar mi malestar.

- Te pido perdón. Te juro que hay cosas que se me pasan, como esto. Por favor, no vayas a decirle nada sobre nosotros. Es muy pronto. Y mirame, no te enojes. No arruines esto lindo que nos está pasando – Se acercó para besarme y no me resistí. 

- Bueno, lo dejemos ahí. Volvamos antes de que llegue alguien.

 Perdoné que me haya omitido ese detalle importante. Pero me preocupaba qué más era capaz de ocultarme. Estaba segura de que no me mentía, pero no me contaba cosas importantes y eso me parecía más peligroso. El hombre del que me había enamorado, me sorprendía cada vez más de todo lo que era capaz de no decirme y de lo poco que lo conocía realmente. ¿Lo hacía intencional o involuntariamente? De algún modo, con su enigmática forma de ser, me resultaba más sexy y atractivo.

 Volví al salón de clases, me senté detrás del escritorio y busqué mi manual en el maletín para retomar la clase. Lo puse sobre la mesa, y vi cómo una hoja cayó al suelo. Al levantarla leí lo que tenía escrito. Me llevé una ingrata sorpresa: ZOЯЯA. Coloqué el desagradable papel sobre la mesa de manera abrupta, de modo que mis alumnos se quedaron viéndome. Me paré y comencé a regañarlos.

- Quiero saber ya quién puso esto en mi maletín. – Todos me miraban, algunos entre ellos, pero nadie respondía. - ¿Y? ¿Alguien?

- Nosotros no tenemos idea, porque salimos en todo el recreo profe. Volvimos al mismo tiempo que usted – Respondió Genaro, que siempre se ubicaba en los primeros lugares, del lado derecho. Hablaba por él y su fila, donde tenía sus amigos.

- Yo que sepa nadie se quedó profe, no sabría decirle – Añadió Ornella, justamente la estudiante que además era, por lo que acababa de enterarme, sobrina de Mark.

- Ok, típico. Nadie fue. Las cosas no pueden quedar así. Ya estamos grandes para hacer estas chiquilladas. Podría mandarlos al director para que les coloque amonestaciones a todos, pero voy a hacer algo más original. Para la clase que viene quiero que me traigan una monografía acerca de un zorro. Acá termina la clase, nos atrasaremos gracias a este problemita. ¿Alguna pregunta?

- Sí, yo – Levantó la mano Hugo – Disculpe ¿De un zorro o una zorra?

- Eso es problema de ustedes. Y más vale que se esmeren porque va a ir con nota. Ojo con copiar también, que me voy a tomar el trabajo de leer todos uno por uno. Con carátula y en folio.

- ¿Para cuándo lo presentamos? – Consultó Paula.

- Para este viernes – Todos comenzaron a quejarse, estaba siendo muy dura y sabía que tenían muchos exámenes esta semana. – Bueno, espero sus trabajos. Nos vemos dentro de cuatro días.

 Retirándome del trabajo, mientras manejaba pensaba quién podría haber sido capaz de atreverse a escribir tal mensaje y dejármelo dentro de un libro que iba a usar.   Estaba tan molesta, que no me había preguntado lo más importante ¿Por qué escribirían algo así? Entonces temí el peor de los escenarios: Alguien me vio besándome con Mark. No se me ocurría otra explicación. 

Llegué a casa y fui a bañarme para tratar de relajarme. Quería olvidar el mal rato. Mientras me duchaba pensaba en Mark, los besos que me dio en esa oficina vacía, y su misteriosa forma de ser. Pensé en todo lo que me faltaba por saber de él. Me acosté a dormir y por suerte, no h**o un sueño extraño.

Desperté con mucha energía, dispuesta a ir a mi sesión de psicología. Cuando llegué al consultorio, no había nadie y me hizo pasar de inmediato.

- ¿Cómo estás Celeste? Te ves bien hoy. O por lo menos, no tan cansada.

- Me siento bien. Descansé como hace bastante no lo hacía, y no tuve pesadillas por lo menos anoche.

- ¿Por lo menos anoche? Las otras, ¿sí?

- Sí, la otra noche me pasó algo raro. Me desperté porque escuché que dijeron mi nombre y vi a mi abuela, luego me dijo al oído “cuídate”.

- ¿Y estás segura de que estabas despierta?

- Creo que sí, porque podía ver toda la habitación. Estaba con los ojos despiertos. 

- ¿Y cómo te sentiste?

- Un poco impresionada. Tuve algo de miedo, pero no quería despertar o asustar al hombre con el que estoy saliendo.

- Es decir que ese día dormiste con alguien. Contame ¿Cómo se llevan?

- Muy bien, tenemos mucha química. A veces me preocupa que no me cuenta cosas importantes, se las tengo que ir sacando de a poco.

- ¿Te hace sentir insegura? ¿Qué cosas importantes no te contó?

- No sé si esa es la palabra. Sé que me responde con honestidad todo lo que le pregunte. Pero me molesta que no tenga la iniciativa de contarme cosas de su vida. De no ser porque le pregunté, no sabría aún si está solo y que tiene una sobrina que, justamente, es mi alumna – Mi psicóloga me miró levantando las cejas, comprendía todo lo que le estaba contando.

- Ah bueno – Agarró su lapicera con firmeza - sí que se guarda cosas importantes. Contame, ¿Qué más sabés de él?

 Hablé acerca de todo y lo poco que sabía de Marcos. Y luego volvimos al tema de mis pesadillas.

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