6

Winter se lavó las manos con cuidado al ver la sangre salir del área donde se suponía que debía de haber estado la intravenosa, haciendo pequeñas muecas de incomodidad al sentir la mirada de Ethan sobre ella. Ethan soltó un pequeño suspiro al finalmente comprender el motivo por el cual ella se encontraba sangrando.

—Debiste tener más cuidado.

—Estaba a punto de vomitar, ¿Acaso querías que me pusiera a regresar el estómago en la habitación?

—Simplemente digo que tuviste que tener cuidado. Lastimaste tu piel.

—¿Qué es lo que quieres?—preguntó ella, volteando hacia él, colocándose un pequeño trozo de papel sobre el torso de la mano— vienes a amenazarme, ¿Cierto?—preguntó antes de encararlo por completo. Arrinconándolo en la pared del baño.

Ethan suspiró levemente al verla frente a él, impresionado con la belleza que Winter tenía. Soltando un pequeño suspiro al verla fruncir un poco más el ceño, justo como si ella estuviera esperando impacientemente su respuesta.

—Primero déjame decirte que si no acabaras de vomitar...te besaría en estos momentos—soltó, acercando un poco más su rostro hacia ella. Bajando la mirada hacia sus labios por un momento para finalmente sonreír y alejarla con cuidado de él— no me acorrales en la pared, al menos que quieras que yo lo haga— soltó. Avanzando inesperadamente hacia ella, arrinconándola entre su cuerpo y el lavamanos de mármol.

—Basta—pidió ella rápidamente, ladeando su rostro al sentirlo demasiado cerca— esto no está siendo divertido, al menos no para mí.

—Comienzo a creer que tienes miedo de hablar conmigo.

—Realmente si— respondió rápidamente Winter, volteando a verlo. Encontrando los brazos de Ethan sobre el mostrador del lavamanos. Tocando sutilmente su cintura con los brazos.  

—No pienso lastimarte, Winter.

—¿Quién me asegura eso?—preguntó ella, ladeando un poco su rostro— me has llevado a la fuerza a tu oficina, me has tratado de una manera no tan amable y...

—¿Qué es lo que buscas tú?—preguntó él, interrumpiéndola.— la doctora ha hablado conmigo, me ha dicho que quieres acabar con tu embarazo pero nunca tuviste el valor de decirme en la cara que no deseabas tenerlo.

—¿Acaso tuve la oportunidad de hacerlo?

—No.

—Quiero ir a la cama, ¿Me lo permites?—preguntó Winter, colocando suavemente sus pequeñas manos sobre los brazos de Ethan, acariciando con discreción la suave piel que tenía a su alcance.

—Claro.

Rexi se acomodó en su asiento al verlos salir del baño con el rostro totalmente serio, Vania se levantó de la cama y suspiró con fuerza. Ambas fingiendo que no acababan de escuchar la conversación privada que ellos habían tenido en el baño.

Ethan las miró por un momento, sabiendo perfectamente lo que estaba sucediendo mientras que Winter prefirió ignorar por completo la situación para únicamente acostarse en la desordenada cama.

—¿Entonces tú eres el padre?—preguntó de repente Rexi, volteándose hacia Ethan— gusto en conocerte, soy Rexi—añadió antes de extenderle su mano.

—Ethan Miller— contestó él, tomando su mano.

—Supongo que quieres que nos vayamos, ¿No es así?—preguntó Vania al otro lado de la habitación. Sentándose nuevamente sobre la cama del hospital— pero solo me iré si Winter me lo pide y créeme que no me importa si meterás a tus gatos por la esa puerta— dijo mientras apuntaba la puerta de la habitación— no pienso irme al menos que ella me lo pida.

—Vine solo. No siempre me comporto como un millonario.

—Presumiendo tu dinero— susurró Rexi, alejándose de él.

—Bueno al parecer ustedes tienen alguna clase de complot en mi contra, ¿No es así?

—Bueno, llegas como si fueras el rey del mundo. Ni siquiera llamas a la puerta cuando entras, ¿Qué esperabas?—susurró Winter.— Chicas... ¿Pueden dejarme sola con él? Sinceramente no creo que me asesine aquí mismo, al parecer necesita lo que tengo dentro de mí.

Ethan frunció el ceño por un momento, tratando de entender los cambios de personalidad que Winter había tenido desde que la había conocido.

En México había sido una persona completamente linda, tímida pero coqueta. En su oficina se había mostrado totalmente confundida y temerosa mientras que en esos momentos parecía ser una persona segura. Un poco molesta e incluso irritante pero segura. Lo único que pudo hacer él fue en culpar al embarazo por los cambios de humor y a los ascos de aquella molestia que ella parecía tener.

Se sintió un poco relajado al ver a Vania y Rexi salir de la habitación. Ambas yéndose sin decir ni una palabra, demostrando con sus movimientos que no desean irse del lugar. Al escuchar la puerta cerrarse se acercó a Winter, quitándose el saco del traje que traía puesto para sentarse sobre uno de los asientos vacíos que había al lado de la cama.

—¿Viniste cuando estaba dormida o mandaste a alguien a traerme eso?— le preguntó ella, señalando el ramo de rosas.

—Vine cuando estabas dormida, ¿Me sentiste?

—No.

—Lo supuse— susurró Ethan, haciendo una pequeña mueca de incomodidad.

Winter no dijo nada, manteniendo un terrible silencio incómodo. Ethan por un momento pensó en hablar, obligándose a sí mismo a no decir las palabras que acababa de pensar. No deseaba hacerle ver que se preocupaba por ella cuando en realidad no era así, se preocupaba por el bebé que había dentro de ella.

 Ambos observaron el blanco reloj de la pared que hacia un gentil sonido de “TIC TAC” cada vez que movía sus manecillas. Ambos en silencio, pensando en que debían de decir.

Winter estaba esperando que él hablara, él había ido a hablar con ella y en cambio no se encontraba diciendo nada. Para ella era tan obvia la manera en la que Ethan parecía no saber qué decir, como si se quedara pensando con profundidad en las palabras adecuadas mientras que ella esperaba pacientemente para escucharlo.

La paciencia siempre había sido una de las virtudes de Winter y en ese momento estaba tan agradecida de tenerla ya que el incómodo silencio que Ethan proporcionaba era molesto.

Ethan comenzó a mover su pierna de arriba hacia abajo, provocando que el asiento causara un pequeño sonido que para Winter era completamente irritante.

Un extraño chillido metálico que parecía una clase de penitencia.

—¿No piensas decir nada?—preguntó ella después de unos cuantos minutos  de únicamente escuchar el sonido del reloj y del asiento metálico— has venido a hablar conmigo, ¿Por qué no estás hablando, no fue para eso que viniste?— volvió a cuestionar.

 —Exacto, vine hablar contigo pero estoy ligeramente preocupado de que lo que vaya decirte no termine siendo de tu agrado.

—Sólo di lo que tengas que decir—pidió Winter,moviéndose un poco sobre la cama. 

Ethan asintió levemente, observando cada mínimo movimiento de Winter.

—La doctora me ha dicho que no quiere ser madre, me ha dicho que le has dicho que piensas considerar mi opinión así que estoy aquí para darte mi opinión. Quiero ser padre —anunció sin dejar de verla, pensando un poco sus labios mientras pensaba en la manera adecuada de decir lo que tanto deseaba decir— realmente quiero ser padre. El problema es que tú no quieres ser madre, lo que significa que estamos en completo desacuerdo. Dime qué es lo que necesitas y yo te lo daré pero a cambio terminarás ese embarazo hasta el final. Lo único que te pido es que seas honesta, ¿Realmente ese bebé qué llevas dentro de ti es mío? —preguntó. Consiguiendo que Winter se sintiera ofendida. 

—Creí que confiarías en la doctora cuando te dijo que había sido el primero, realmente tienes que creerme cuando te digo que no estado con ningún hombre que no seas tú. Esta noche en México sólo estaba tratando de olvidar todo el desastre emocional que tenía dentro de mí. Sólo estaba intentando relajarme un poco, nunca pensé que las cosas fueran a suceder de esta manera pero al parecer la culpa de todo esto es tuya.

 —¿Disculpa?—preguntó Ethan. 

—¡Ésa noche confié en ti, creí que al menos tendrías la decencia de usar un preservativo pero al parecer me equivoque contigo!

—¡Estaba borracho y caliente!—soltó Ethan, llevándose una mano hacia el cabello para sacudirlo con fuerza.— eres estresante—susurró, tratando de arreglar el desastre que acababa de hacer con su cabello. 

—¿Qué es lo que quieres realmente?—preguntó ella, cruzándose de brazos sobre el pecho mientras volteaba a cualquier dirección que no fuera él— dime tus condiciones y te dire las mías. 

—La única condición que te estoy pidiendo es que tengas a ese niño.

—Claro que no—soltó Winter. Apretando un poco más sus brazos sobre sus pechos, tensando la mandíbula al mismo tiempo que regresaba su mirada hacia él.— estas pidiendo que renuncie a mi libertad. 

—Un bebé no te va a quitar la libertad.

—¡Claro que si pero eres hombre y nunca lo entenderías!— atacó ella, completamente furiosa—¡Tengo que renunciar a tener citas, renunciar a ver a mi familia por que no hay un padre al que pueda hacer responsable, no puedo ir al trabajo por que mis compañeros me mirarán como una mujer fácil, no puedo irme de viaje a donde quiero por que ahora tengo que cuidar de otra vida, no podré comer las cosas que quiero por que le harán daño y también tengo que soportar todos los malestares físicos que esto me provoque!— soltó.

 Poniéndose a llorar en cuanto termino de de soltar aquel extraño y confuso discurso.

—Yo soy el padre al que puedas hacer responsable— comentó Ethan.—en ningún momento dije que no aceptaría mi responsabilidad. Lamento que tengas que renunciar a tus citas, no tienes por qué ver a tu familia si no es necesario, puedes trabajar para mi en la empresa… Ah…—soltó por último, dejando de hablar tras soltar un fuerte suspiro— solo dame al bebé. No tienes que hacerte responsable de él si no quieres, únicamente te estoy pidiendo que me lo des, una vez que me entregues al bebé puedes irte a donde quieras. No necesito que estés en mi vida y el bebé tampoco lo hará ya que estará demasiado pequeño para entender lo que está sucediendo. Ni siquiera te recordara cuando crezca así que no tienes porque quedarte si no quieres ser una madre.

—¿Estas pidiendo que tenga al bebé y me vaya?— preguntó Winter, limpiándose las lágrimas que continuaban corriendo por su rostro.

—Me alegra que lo entiendas— respondió Ethan, mostrando nuevamente ese aspecto frío que parecía mantener siempre.— vive en casa por mientras. Me aseguraré que tengas todos los cuidados necesarios, te daré todo lo que quieras en estos nueve meses y una vez que el bebé nazca te compraré una casa en cualquier otro país. Pero en este no. 

—¿¡Tengo que irme del país?!

—No pienso correr el riesgo. Una vez que el bebé nazca de firmar el divorcio y poder hacer libre. Justo como lo estás diciendo en este momento así que dime, ¿Tenemos un trato?

“¿Un trato?” Pensó Winter, bajando la mirada hacia sus manos. Notando la manera en la que repentinamente había comenzado a temblar con fuerza. Lo sabía desde un principio, aquel hombre que había conocido en México no había sido más que una pantalla de conquista. Aquel hombre con el que se había sentido cómoda, extrañamente amada…no era más que una farsa. La verdadera personalidad de Ethan Miller era un hombre que únicamente buscaba su beneficio propio y en esos momentos lo estaba demostrando. 

Justamente en esos momentos estaba demostrando que era un hombre calculador ya que había calculado a la perfección todo lo que tenía que decir para intentar convencerla, eres oíste ya que no le importaba para nada los sentimientos que ella estuviera sintiendo, no le importaba si por culpa de ese embarazo muchas cosas de su vida se veían a arruinadas, no le importaba su cuerpo ni sus sentimientos. 

Acababa de proponerle dejar toda su vida atrás dentro de nueve meses. Era una propuesta extrañamente tentadora ya que siempre había deseado comenzar desde cero pero no de esa manera, no quería verse obligada a irse, odiaba tener que abandonarlo todo cuando tal vez no lo deseaba. Deseaba irse cuando ella quisiese, no cuando alguien más lo deseara pero se sentía atrapada. Sentía que ya no había nada más que pudiera ser mas que aceptar esa propuesta.

—Acepto. Viviré bajó tu supervisión durante estos meses para después irme pero… hay una condición. 

—¿Quieres dinero?—preguntó él.— no hay problema.

Ella ni siquiera había pensado en dinero cuando él lo mencionó, únicamente había pensado en una bonita granja a las afueras de alguna ciudad. 

—Diez millones. 

—Sin problemas—soltó Ethan, cruzándose de brazos mientras la veía con superioridad. 

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