Capítulo 2. Proteger

―Si no hay nada que hablar, necesito irme. ―Amelia se giró hacia a él, volvió a arquear su ceja y presionó sus labios con dureza.

―Bien. ¿Tienes en que regresar? ―sonó seria, algo que a Björn le extrañó.

― ¿Desde cuándo te preocupas? ―Björn se puso de pie de manera elegante, se ajustó la tela de la muñeca.

―No empieces. Sabes perfectamente que siempre me he preocupado por ustedes. ―enfatizó Amelia al mismo tiempo que se pasó un dedo por la frente para acomodar el flequillo.

―En fin. ―cortó Björn, ― ¿Dónde está ella? ―preguntó ansioso, ya quería irse de ese lugar.

―En el jardín, deja pido que la…―Björn la interrumpió.

―Yo mismo iré por ella. ―se volvió hacia la puerta pero Amelia lo detuvo del brazo antes de salir, Björn se quedó congelado en su lugar, sin moverse.

―Te he extrañado. ―confesó Amelia con la voz baja. ―A pesar de mi ausencia, son mis hijos y aunque no lo quieras creer, mamá siempre está cuidándolos. ―Björn pasó saliva con dificultad, luego sutilmente movió su brazo para que lo soltara.

―Como sea. ―giró del picaporte y salió en dirección a la salida, recordó que iría por la puerta del jardín, al llegar a la puerta principal, uno de los hombres de seguridad lo detuvo.

―La señorita Gray ya no se encuentra en el jardín, ha entrado al servicio de la segunda planta. Lo guiaré. ―Björn presionó sus labios, luego tomó aire por la nariz para soltarlo por el mismo lugar, pareció un t**o enfurecido.

Subió detrás del hombre fornido en su traje oscuro, al llegar a la segunda planta, se detuvo.

―Es la última puerta. ―Björn asintió y se dirigió al servicio, estaba a unos cinco metros cuando se detuvo, miró hacia el hombre de seguridad pero este ya no estaba, solo él se encontraba, arrugó su ceño y buscó su celular disimuladamente sin retirar la mirada, luego marcó a Thomas.

―Sí, señor. ―se escuchó un Thomas preocupado.

― ¿Dónde estás? ―preguntó Björn.

―Afuera, la señorita Gray entró al servicio, pero no me dejaron entrar. ―Björn se molestó más de lo que ya estaba.

―Ve preparando el auto, en un par de minutos estoy con Ava en la puerta principal.

―Sí, señor. ―luego terminó la llamada, Björn se guardó el celular en el interior de la americana y miró hacia la última puerta de ese pasillo, caminó lentamente esperando hacer tiempo para que ella saliera, su corazón siguió latiendo a toda prisa, era como un tipo de emoción, mezclada con ira y molestia, pero tenía un sabor al final de ansiedad. Llegó hasta la puerta, tocó pero no escuchó nada del otro lado, se activaron las alertas en su cabeza, tocó de nuevo y posó la otra mano en el picaporte.

― ¿Ava? ―llamó Björn, pero no escuchó nada, giró el picaporte y la puerta se abrió, cuando asomó su cabeza, se sorprendió por la gran habitación, no era solo un baño, si no que era una sala de entretenimiento, luego en una esquina vio otra puerta. ― ¿Qué es este laberinto? ―entró y miró detenidamente alrededor mientras caminó hacia la otra puerta, tomó el picaporte sin tocar al no escuchar absolutamente nada del otro lado, asomó su cabeza y ahí estaba, era ella. Lució un conjunto deportivo, parecía que le quedaba algo grande para su talla, se estaba recogiendo el cabello, aun ella no se había dado cuenta de la presencia de Björn que estaba atónito observando cada movimiento que hizo, sin darse cuenta, él estaba caminando hacia a ella, hasta quedar detrás, Ava dio un respingo al verlo.

―Señor Hoffmann. ―dijo rápidamente.

—Haces que casi pierda la cabeza. —Björn susurró a su espalda, luego se inclinó cerca de su oído. —No querrás verme así. —Ava se tensó por la cercanía y el calor de su cuerpo contra el suyo.

— ¿Quién dice que no la has perdido ya?

―Eres perspicaz. ―susurró Björn, sentía un tipo de ansiedad por tocarla, pero sabía por su reacción, que no era el momento. ―Estoy, ―hizo una pausa en demostración de molestia. ―…muy molesto con usted, señorita Gray. ―Ava arqueó una ceja, luego al ver la posición fría de parte de él, presionó sus labios carnosos, dejando a la vista esos hoyuelos que se había hecho ya algo favorito de ver en ella. Ava al ver que no iba a retroceder, se giró lentamente para quedar frente a él, tenía su trasero recargado en la base del lavamanos, alzó su mirada hacia a él, esta vez ella no usaba tacones, así que se sintió demasiado pequeña frente a él.

― ¿Cómo cree que estuve yo cuando su señora madre me dijo que usted le había autorizado sacarme del salón? ¿Cómo cree que…?—Björn atrapó su rostro y lo elevó un poco más para poder inclinarse él y atrapar sus labios, eso tomó por sorpresa a Ava, quien al principio no había aceptado el beso, sus manos se levantaron y se sostuvieron de sus brazos, “Que brazos, ¡Dios mío!” pensó Ava, sintió como la lengua de él buscó con desesperación la suya, sintió como el calor aumentó entre los dos cuerpos, Björn terminó el beso de la manera más tierna, al separarse y abrir los ojos, notó que ella aún estaba con sus ojos cerrados, sus labios rojizos y entre abiertos, era una imagen tierna.

―Ava…―susurró Björn, ella abrió sus ojos y notó como el calor se quedó en las mejillas, él sonrió, iba a hablar cuando tocaron a la puerta, Ava salió del pequeño lugar en la que Björn la tenía prisionera con su cuerpo.

― ¿Sí? ―dijo Ava en un tono nervioso.

―La señora los espera en el lobby. ―dijo una voz masculina del otro lado de la puerta del baño.

―Vamos. ―dijo Björn en un tono alto y molesto, Ava miró hacia a él.

―Es la casa de su señora madre, creo que lo mínimo es darle las gracias por la atención que tuvo hacia a mí desde que me ha hospedado. ―Ava intentaba no mostrar sus nervios ante él. Björn caminó hacia a ella y no dijo nada, luego la esquivó para poder salir del lugar. Unos momentos después, Ava salió y se sumó a Björn en el pasillo, notó su silencio y el ceño de irritación en su frente.

Bajaron los escalones y Amelia los esperaba, tenía sus brazos cruzados.

―Pensé que se habían marchado sin despedirse. ―se quejó en un tono divertido, como si los restos de labial de Ava no se notaran en el labio de Björn.

―Es raro que lo pensaras teniendo en cuenta a todo un gran equipo de seguridad que te alerta de cada movimiento. ―dijo Björn en un tono cargado de irritación, se acercó Amelia a su hijo y le sonrió más.

―Eres un aguafiestas. Necesitamos reunirnos próximamente. ―dijo Amelia sin dejar de mirarse en sus ojos.

―Tengo mucho trabajo, ya sabes, ―dijo Björn. ―Me he atrasado con lo de tu “extracción” de mi asistente.

―No seas antipático, iré a visitarte y podremos reunirnos pronto.

―Sabes que no puedes aparecer como si nada si estás…―no terminó al recordar a Ava que estaba a cierta distancia de él.

―Lo sé, yo te avisaré. ―Amelia le sonrió, luego miró hacia a Ava.

―Señorita Gray, ha sido un gran gusto haber convivido con usted, espero vernos pronto.

―Gracia por todo. ―dijo Ava, aceptando el beso en la mejilla por parte de la mujer elegante, luego le sonrió sincera.

―Tenemos que irnos. ―apuró Björn a Ava.

Salieron de la casa, bajaron los escalones y un momento después, estaban en el auto en dirección a la salida de aquel terreno. Björn y Ava no volvieron a hablar durante el camino, llegaron al helipuerto y cuidando de cada detalle de su seguridad, tomaron vuelo en dirección al hotel.

―Es muy intimidante la señora Miller. ―confesó Ava para romper el hielo entre los dos.

―Lo es. Siempre ha sido así. ―contestó Björn mirando por la ventanilla del helicóptero, luego el silencio reinó de nuevo. Llegaron al helipuerto y un auto blindado ya esperaba por ellos, Ava subió y Björn cerró la puerta, se quedó afuera haciendo una llamada en privado. Ella estaba nerviosa pensando en si la señora Miller mandaría el vestido de noche que su hijo le había comprado, luego la ropa que había quedado en aquel ático de la ciudad, que era uno de los conjuntos de su trabajo, la puerta se abrió sacándola de sus pensamientos. Notó que el chófer se bajó y estaban solo ellos dos en el interior de la camioneta.

― ¿Qué pasa? ―preguntó ella más nerviosa de lo que estaba.

―Quiero saber qué es lo que pasó mientras estuviste con mi madre, quiero saber todo lo que se dijeron, lo que te preguntó y la forma en que te sacó esa noche sin que mi m*****a seguridad se diera cuenta...―lo que más necesitaba ahora Björn, era protegerla de todo el mundo, y eso incluía su propia madre.

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