CAPITULO 6 LA UNICA

Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas.

El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo.

Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente.

Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”.

Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íbamos”. 

Aldo se levantó tomando la mano de Sara quien lo siguió, en la puerta una chica alta y muy maquillada se acercó a Aldo, su nombre era Miriam hija del alcalde. “Hola Aldo, te perdiste de una gran fiesta, esperaba verte ahí”. Ella le hablo de una forma coqueta.

Sara los observaba, la chica estaba bien vestida y maquillada, llevaba tacones altos y ropa de marca, miro a Aldo y también estaba bien vestido, juntos parecían la pareja perfecta.

Sara miro su ropa haciendo una mueca. Llevaba unos jeans viejos y blusa azul desgastada, se sentía más cómoda así. Pero ver a las chicas muy arregladas la hizo cuestionarse si Aldo estaría atraído por ellas.

Aldo miro a Miriam. “No me gustan esas fiestas”. Tomo la mano de Sara y salió del lugar.

Miriam se quedó mirando a la pareja y como Aldo abrazo a Sara besando su mejilla calmándola, las chicas que la acompañaban empezaron a cuchichear sobre Sara, pero Miriam estaba absorta en la pareja, molesta decidió hacer todo para separarlos.

Quería a Aldo para ella. Sonrió pensando en una idea y miro a sus amigas. “Vamos a una mesa”. Camino hacia una mesa y las chicas la siguieron.

Todos se sentaron juntos conversando y burlándose de Sara. 

............................

Aldo llevo a Sara a la camioneta, subieron rumbo al bosque, en el camino ellos conversaban de tonterías, Sara era feliz, Aldo era gracioso y simpático, cualquier chica estaría feliz de ser su novia.

Aldo la miro detenidamente, ella estaba pensativa, detuvo la camioneta vieja entre unos árboles. Se lanzo a ella sin avisar y atrapó sus labios ardientemente, ella se asustó, pero a los segundos siguió su beso, hasta quedar sin aliento.

Aldo acaricio su mejilla. “¿Qué tanto piensas pequeña Sara?”.

Ella lo miro a los ojos. “Miriam es muy bonita… es de una buena familia y…”

Aldo la interrumpió besándola de nuevo, tiempo después Aldo la miro. “¿Y?”.

Ella estaba perdida por el beso, después de calmarse lo miro de nuevo a los ojos. “Ella sería una mejor novia que yo”.

Aldo volvió a asaltarla dejándola sin aire. “Pero a mí me gustas tú”.

“Aldo yo…”

Aldo la detuvo y silencio sus labios con su dedo. “Creo que no estas entendiendo mi pequeña Sara, eres la única, siempre lo serás”.

Aldo tomo su camiseta y la desabotono rápidamente, bajando también sus pantalones. “Te lo voy a demostrar… que eres la única”.

Desvistió a Sara mientras besaba su cuerpo, la cargo para que quedara en su regazo y siguió besándola fervientemente.

La camioneta se movía y rechinaba por la pasión de ambos, era otoño, las ventanillas estaban empañadas.

Al terminar Aldo recogió toda la ropa metiéndola en una mochila, se colocó su pantalón, Sara estaba recuperando el aliento cuando lo vio recoger todo, él tomo su camiseta y se la puso a Sara, abrió la puerta de la camioneta y la cerro con llave.

Tomo a Sara de las manos para entrar al bosque, caminaron hasta salir al lago, subieron a la casa del árbol, Aldo sacudió el lugar y acomodo las mantas en el piso, Sara lo observaba sonriendo, ella también recogió algunas cosas que estaban dispersas en el suelo.

Aldo se acomodó en las mantas del piso y estiro a Sara de la cintura quien grito de sorpresa.

Él le quito la camisa pegándola a su pecho desnudo rego besos por su cuello y hombros mientras ella disfrutaba. Aldo se posiciono en su entrada que estaba lista para él. Besando sus labios entraba y salía hasta que juntos llegaron al orgasmo.

Aldo limpio el vientre de Sara y ella se giró para quedar de espaldas a él, Aldo la abrazo tomando sus manos y entrelazándolas, besaba su cuello y cabeza de vez en cuando mientras observaban la luna por mucho tiempo.

Después de otra sesión Aldo la llevo a la cabaña, se besaban frenéticamente en la puerta, ya eran pasadas de las dos de la mañana. Sara silencio las risas de Aldo. “No hagas ruido, Joel debe estar dormido”.

Aldo asintió besándola de nuevo en el cuello sacándole carcajadas a Sara.

Aldo suspiro. “Te vere mañana, pasare por ti para llevarte a la escuela”.

Sara asintió y lo vio alejarse por el bosque, entró a la cabaña donde las luces estaban apagadas, camino hacia su habitación, pero escucho un carraspeo.

Giro y la luz de una vela se encendió en la pequeña mesa del comedor.

Joel estaba sentado esperándola, encendió un cigarrillo en silencio mientras la veía, ella lo miraba detenidamente esperando la reprimenda.

Joel le preguntó. “¿Sabes la hora que es?”.

Sara observo el viejo reloj de pared, apenas se notaban las manecillas. “Son las dos de la mañana…”

“¿Crees que esta es hora para que una niña como tú llegue?”.

Sara hizo una mueca. “No soy una niña”.

Joel enojado contestó. “Lo eres para mí y no quiero ni imaginarme que es lo que haces con ese chico Sara”.

Celeste salió de la habitación de Joel y se sirvió una taza de agua. Se quedo mirándolos a ambos.

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