Salida

Son las siete de la mañana. Es hora de levantarse para ir a la clase de diseño de la mañana.

Estoy intentando arreglar mi cabello que es una maraña todas las mañanas, como dice mamá, "el cabello es rebelde como lo es la persona" pues entonces "soy una rebelde sin causa como mi cabello"

Lo de anoche ¿pasó? Algunas veces tengo que pellizcarme para saber que ese beso, esa boca y ese rose fueron reales, sigo pensando que fue solo un sueño como los que tuve muchas veces.

- ¡Apúrate Nat! - grita desde afuera Jhoselin y me hace volver a la realidad.

-¡Ya voy, Jhos! - exclamo sacando mi tablet de mí escrito, aprovecho para llamar a casa.

-Hola mamá... - saludo cuando mi mamá responde el teléfono.

-Pequeña, ¿cómo estás? - pregunta con entusiasmo.

-Acá, preparando para irme a la Facultad. 

-Oh, muy bien hija, nosotros listos para ir a la pastelería, tengo pedidos de galletas que tenemos que entregar para un evento. 

-Qué bien, mamá, tus galletas son las mejores, cuando puedas me mandas unas.

-Claro, hijita...

-¡...Apurate, llegaremos tarde! - grita Jhosélin nuevamente.

-¡Ya voy!... - grito y vuelvo al teléfono-  Mamá, tengo que colgar, estamos ya atrasadas, hablamos en unos días, dale un beso a papá y otro a Ian.

-Claro, pequeña... - Salgo de mi cuarto y Jhos me mira molesta, parece que me tarde horas y no unos minutos.

-¿Irás así? - pregunta mirándome de pies a cabeza.

-Sí...- respondo mirándola son comprender, miro a mi atuendo, un Jean azul un poco descolorido, una camisa a cuadros, con una de mis  chamarras, es mi típico atuendo. Jhos es fashion, ella piensa que ir a la Facultad es ir a un desfile de modas -¿Por?

-No te pintas... arréglate un poco más, mujer, no estás en la universidad.

-Estoy bien, gracias...

-...Bueno amiga, tú sabes, sería bueno que te compres pupilentes para no usar esos horribles  lentes. 

-No, estoy bien con mis lentes,  me acostumbré a ellos desde muy niña- respondo mientras tomo un poco de café - Ah, mamá nos mandará unas galletas me lo dijo por teléfono.

-Las galletas de tu mamá son mi delirio - comenta mientras salimos del departamento.

No tardamos mucho en llegar, es lo bueno de nuestro departamento está a unas cuadras de la universidad y podemos caminar rápidamente.

Llegamos a la facultad, ni bien lo hacemos nos dirigimos a nuestra aula y ahi, me la paso concentrada en mis diseño, mirando la computadora, tengo flashes fugaces de lo que sucedió con Michael anoche,  todo mi cuerpo se estremece cuando pienso en él. Intento no pensar, me tengo que concentrar en mis estudios, mi beca es primero y tengo que tener notas de sobresaliente para mantener mi promedio, y mantener la beca.

Hora del almuerzo, Jhos y yo vamos a la cafetería a comer algo, ella se encuentra con Tomás y los tres nos sentamos en una mesa a charlar y almorzar, al terminar me paro para llevar a la b****a mi bandeja; camino unos pasos y me choco con alguien que por mi distracción no alcance a ver y eso hace que mi bandeja vaya al piso irremediablemente.

-¡Hola Natasha... por lo menos esta vez no tuve que levantarte del piso! - exclama levanto la mirada sorprendida, casi atragantandome con la saliva,  él se limita a sonreír hermosamente.

-¿Michael?

-Sí, soy yo... él que viste y calza... - nos agachamos para levantar la bandeja caminamos hasta la b****a y después la dejamos encima, levanto la mirada y me topo con solo ojos verdes y esa sonrísa esplendorosa en esos deliciosos labios carnosos y gruesos. ¡Ay que me derrito!...

-¿Tienes clases después del almuerzo? - pregunta mientras nos levantamos tomando la bandeja. 

-No, hoy no tengo clases en la tarde.

-Vamos a dar una vuelta ¿te parece?

-Ok...- respondo ruborizada y un poco atontada por la visión, definitivamente cuando lo tengo cerca no puedo pensar cuerentemente.

Nos dirigimos a la mesa,  Michael saluda a Jhosélin y a Tomás, después de un rato de charla, salimos de la cafetería y nos topamos con  un mundo de chicas y chicos que envuelven a Michael en un círculo para pedirle autógrafos y fotografías, los celulares por acá y por allá; clic, clic...

-¡Jhos, creo que así no podremos salir! - exclamo un poco molesta y fastidiada, nunca me gustó ser el centro.

-¡Tú, déjame, a mí...!- exclama Jhoselin después se acerca y jala a Michael sacándolo del bullicio de los fanáticos. 

-Gracias, no salía de ahí si no me ayudaban  - responde sonriente  mientras me toma de la mano y yo me derrito ahi mismo - Bueno ¿quieren acompañarnos?

-No Michael, - responde Jhoselin con tristeza - no tenemos clases pero tenemos que ir con Tomás a admisión, me faltaron unos papeles y tengo que entregarlos ahora.

-Ok - me mira - entonces, sólo seremos  tú y yo - exclama sonriente mientras yo tan sólo logró asentir con la cabeza.

Salimos directo a su auto, este es otro del que yo conocí el otro día, no se cuantos modelos tiene guardados, es un AUDI rojo deportivo. Está hermoso.

Me abre la puerta y me siento en el asiento del copiloto. Entra y me mira con esos ojos verdes perfectos.

-¿Lista para dar un paseo por Münich? - pregunta con entusiasmo.

-Con lo famoso que eres, no creo que podamos dar dos pasos seguidos...

-...Verás que sí... dulzura... - responde sonríente mientras me toma de la mano.

-En serio que no te comprendo, ¿Por qué yo?- pregunto dudosa -  ¿Yo no soy el tipo de chica que a un hombre como tú, gustaría? 

- ¿Porqué dices eso? - pregunta con el ceño fruncido.

-Mírate tú, mírame a mí, soy una chica promedio, con lentes, un ratón de biblioteca, que no sabe nada de la vida...

-¡...Ya para, por favor! - exclama molesto golpeando el volante del auto- tienes muy  baja autoestima ¿Verdad? Si me preguntas por que,  pues me gustas por todas esas cosas ¿no puedes entender? - Gruñe todavía exaltado.

-Disculpa - bajo la cabeza ofuscada -  no quería hacerte molestar.

-Está bien -Respira hondo- pero tienes que creer en ti misma, los lentes, la ropa y todo eso, es sólo una carcasa;  lo importante son los sentimientos. Sé que sueno cliché pero no lo és, es verdad, eres hermosa por tus sentimientos, eres pura, una de las mujeres más puras que he conocido. Las mujeres de ahora les importa lo más banal de la vida, nos buscan para ser sus cajas registradoras y no hay nada de sentimientos, sé que tú eres diferente, no me preguntes cómo lo sé, pero es así.

-¿Y cómo sabes que tengo buenos sentimientos? - pregunto mordaz.

-Lo sé y con eso me basta, quiero enseñarte todo lo que yo sé...- responde con seguridad.

-¿Enseñarme? - pregunto sin comprender.

- Todo lo que tú no sabes de la vida, ya deja eso... vamos a pasar una tarde bonita - responde sin darle importancia a sus palabras.

-Bueno - suspiro, después Michael enciende el auto.

Por lo que puedo notar mientras el auto va por una larga avenida es que nos dirigimos al centro de Münich a Siegestor, parecido al Arco del Triunfo en Berlín.

Bajamos del convertible, Michael me da la mano y empezamos a caminar por todo el parque es enorme, pasamos una tarde entre risas y anécdotas, escucho con mucha atención todas las historias de los viajes, los mundiales que disputó y muchas divertidas experiencias. 

Cuando llegan las seis de la tarde entramos a un bonito restaurante muy al estilo Alemán. La gente se abalanza sobre Michael por un autógrafo, yo me siento cohibida con esto, es odioso pero el firma autógrafos y recibe besos de mujeres con tranquilidad hasta que por fin se aleja y me lleva a una mesa.

-Ser una persona pública, no es muy divertido ¿no? - pregunto alzando una ceja.

-Ya estoy acostumbrado, Natasha...estos son gafes del oficio.

-Me puedes decir Nat, todos me dicen así...- respondo mientras tomo un poco de jugo.

-Yo no soy "todos" - responde terminante - tu nombre es Natasha, no Nat. 

- Pero es muy formal y todos mis amigos me llaman Nat.

-Te diré Nat, cuando no sea una más de las personas que conoces. 

-¿O sea...?- pregunto con una gran interrogante en mi cabeza.

-Te diré Nat cuando seas completamente mía.

-¿Tu...tu...tu...tuya? - pregunto al borde de un ataque de ansiedad, ¿Mis oídos están escuchando ésto?

- Mientras tanto, para mí, seguirás siendo Natasha. 

-Dices algunas veces cosas... Qué...- respondo nerviosa.

-...Pronto lo entenderás, Natasha - dice mientras toma su jugo y sonríe.

-Me parece tan extraño que me hables por mi nombre completo, nadie pero nadie me llama nunca Natasha... - comento insistiendo con el asunto- bueno, mi madre, cuando le hacía alguna trastada. 

-Ya te dije... yo no soy nadie - me toma de la mano- Yo soy único, porque te llamo por tu nombre completo.

Sigo sin entender por qué Michael tiene esa idea loca de llamarme por mi nombre completo

¿Cuando seas mía te llamaré Nat? ¿A qué se refería con eso? Dejo el caso zanjado, sé que si sigo preguntando no encontraré una respuesta a ninguna de mis interrogantes y no quiero agobiar y arruinar nuestra salida con todo eso.

Unos quince minutos después el mozo nos trae una rica comida con cerveza alemana, mientras comemos decido  cambiar el tema y dirigir toda la conversación a su carrera de jugador de fútbol.

Hablar de mí y de sus locas ideas que tienen que ver con mi persona, es un tema que hasta ahora no comprendo muy bien y podría  meter la mano al avispero por el momento no estoy preparada  para eso, estoy un poco consternada con todo lo que dice y no sé cómo manejarlo, ni como tratarlo hasta no analizarlo fríamente y estar a su lado solo me confunde más.

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