Cuando la oveja se comió al lobo pt 2

La escena era observada con atención por Altair Sallow, que, de solo ver al joven peliplata se sentía irritado, ya era bastante saber que asistía a una fiesta organizada por el pomposo hermano mayor del idiota que estaba conversando amenamente con la cobriza que había logrado levantar su virilidad por ser tan jodidamente hermosa, solo quería desquitarse ya de la estúpida y sensual mocosa que lo había humillado antes, soportar a un Gastrell era demasiado, soportar a los dos hermanitos era insoportable, la familia Sallow y los Gastrell nunca se habían llevado bien, sostenían una relación cordial por mero deber social, pero era bien sabido por la alta sociedad que eran rivales, había un viejo rumor por allí relacionado a cierta familia de la que nadie hablaba ya y que era considerada la más importante de las 5, pero cuyos miembros se mantenían en secreto desde hacía muchos años desde aquel desafortunado escándalo.

Harto y sin querer retrasar más la única razón por la que estaba allí, se encamino hacia donde estaba el animado grupo de jóvenes que ya habían entrado en confianza, en verdad lo irritaba la presencia de los aquel par de hermanos, ya que el conocía muy bien la razón por la cual sus familias se odiaban.

- ¡Alexandre, hermano! - saludo con una fingida alegría el piel canela.

 Alexandre ya sabía que aquello solo significaba que era hora de comenzar con el ridículo plan de su casi hermano y por ende le saludaba de vuelta nervioso, cosa que no pasó desapercibida por la bella prometida del joven. 

- ¿Dónde te habías metido?, me dejaste con tu ponche en la mano, ¡Hola Nereida y nada menos que el menor de los Gastrell! - todos se sintieron incómodos con la obviamente forzada presencia de aquel piel canela, en especial una joven cobriza que aún no olvidaba el insulto que aquel ojos zafiro le había amablemente regalado.

La escena era observada por un joven de larga melena plateada y ojos celestes, que bien sabia aquello no era común, el unigénito de los Sallow tramaba algo, estaba seguro de ello, así que se quedó a una distancia prudente para poder reaccionar a cualquier cosa que fuera lo que tramaba el detestable Sallow, Draco no era estúpido, conocía muy bien a Altair, y era consciente que era capaz de cualquier bajeza.

- Y bien, ¿No me piensan presentar a esta jovencita?, un gusto preciosa, soy Altair Sallow, siento no haberme disculpado contigo la ocasión vez, pero me tomaste en un mal día muñeca - dijo a la joven guiñándole un ojo, cosa que le provoco un desagradable escalofrió a la cobriza que lo miraba con recelo, pero, educada como su madre y André le inculcaron, extendió su mano al ojos zafiro.

 - No tienes de que disculparte, un gusto, Andrómeda Miracle - respondía la joven con desdén al piel morena que le tomaba la mano y que aspiraba descaradamente el aroma de su perfume logrando hacerla sentir incomoda. 

- ¿Te gustaría bailar?, siento que no me estoy disculpando apropiadamente contigo preciosa, y soy un caballero, no quiero dejar que tengas una imagen equivocada de mi - decía el piel canela que estaba muy seguro de que aquella chica ya estaba mojando sus bragas al estarle hablando así, su inflado ego no le permitía notar que aquella cobriza se comenzaba a alejar sutilmente de su tacto. 

Las miradas de varios jóvenes comenzaban a amontonarse alrededor de ellos dos, pues era sumamente extraño ver a Altair Sallow abordar a una chica, normalmente era al revés, y el ojos zafiro al notar esto, tomo por la estrecha cintura a la joven que había estado metida en medio de sus pensamientos durante una eternidad insoportable y que no conforme con hacerlo pensarla, lo había humillado y provocado en el deseos que no quería, con la atención de los presentes había llegado por fin el momento de regresarle el favor a la cobriza. 

- Lo siento, pero no me gusta mucho bailar, acepto tus disculpas Sallow, pero ahora si me disculpas, quiero disfrutar el resto de la velada junto a mis amigos - Andrómeda aparto las fuertes y grandes manos del piel canela de sí misma pues no se sentía cómoda.

Todos en aquel lugar miraron en silencio sorprendidos la escena que acababa de ocurrir, NUNCA nadie había rechazado al orgulloso Altair, Nereida soltó una risita que trato de disimular pero que fue bien escuchada por el ojos zafiro que la fulmino con la mirada haciendo que la joven castaña se estremeciera nerviosa y se ocultara tras Alexandre por impulso, este, sin embargo, tampoco podía creer lo que acaba de pasar, pues él también estaba muy seguro que la joven nívea caería irremediablemente a los encantos que su mejor amigo solía utilizar para enredar a las jóvenes que solía desechar, Edward y Draco habían quedado anonadados y comenzaron a sentir una gran admiración por la joven cobriza que sin realmente proponérselo, había derribado los planes maliciosos del joven canela que la miraba con sorpresa, furia y desconcierto, esa era la primera vez que rechazaban al sexy, ególatra  y orgulloso Altair Sallow.

La tensión en el ambiente subía a niveles desbordantes, aquello ya no era una agradable fiesta de bienvenida, las miradas de los presentes en aquel lugar se clavaban en una pareja que yacía en medio del elegante salón, ambos, se miraban fijamente sosteniendo la mirada al otro, los murmullos comenzaban a escucharse, la cobriza no comprendía la magnitud del rechazo que acababa de hacerle al piel canela en un lugar tan concurrido, y el joven Sallow, simplemente no podía creer que aquella altiva mujer de verdad estuviese rechazándolo y con ello, humillándolo frente a medio campus universitario, él ya tenía una reputación labrada desde hacía tres malditos años y esa estúpida mocosa acababa de arrojarla al suelo junto con su dignidad y orgullo.

Sin lograr contener la cólera que ya lo invadía, un furioso Altair tomo las frágiles muñecas de la joven Andrómeda, arrastrándola fuera de aquel salón de fiestas, siendo observados de manera temerosa por los presentes, los de grados más altos ya sabían bien que aquella frágil jovencita no acabaría bien parada de aquella furia que inocentemente provocó en el piel canela, muchos prefirieron desviar la mirada, pues retar a aquel joven era firmar una expulsión de la universidad, nadie podía ni quería defender a la joven que creían indefensa, aunque sí que sentían lástima por ella, un grupo de angustiados amigos corrió detrás de la pareja seguidos de un fastidiado Draco que estaba furioso por qué la velada que tanto se esforzó por preparar se había ido a la m****a por culpa del idiota de Sallow, no se hablaría de otra cosa al día siguiente más que del rechazo y tonterías de aquel ojos zafiro.

- ¡ESCUCHAME BIEN MOCOSA!, AHORA MISMO VOLVERAS A ESA ESTÚPIDA FIESTA CONMIGO Y DEJARAS QUE HAGA CONTIGO LO QUE ME VENGA EN GANA HACER, DE LO CONTRARIO ¡TE LAMENTARAS! - Altair estaba colérico, ni siquiera lograba razonar las palabras que le gritaba a la cobriza que sujetaba con fuerza y apretaba, inconscientemente lastimándola, era como un niño a quien le acababan de negar su postre favorito, no estaba en sus cabales y tristemente había una poderosa razón a ello.

- ¿PERO QUIEN TE CREES QUE ERES, A MI NO ME VENGAS A QUERER ASUSTAR CON AMENAZAS PATETICAS, ¿CREES QUE TE TENGO MIEDO? ¿CREES QUE ME DEJARE HACER POR TI LO QUE DESEAS SOLO PORQUE ESTAS PODRIDO EN DINERO? ¡NO ME CONOCES, NO SABES NADA DE MI! - respondía la cobriza visiblemente molesta, pretendiendo dejar allí al piel canela que le sujetaba con fuerza y que evidentemente no planeaba dejarla marchar fácilmente.

- CALMA ALTAIR, NO LASTIMES A LA SEÑORITA MIRACLE, ¡NO TE OFENDIO A PROPOSITO IDIOTA! ¡SI LA LASTIMAS TE METERAS EN UN PROBLEMA! ¡ES LA BECADA DE JOSEPH GASTRELL! - gritó el asustado Alexandre a su amigo que no se cansaba de meterse en problemas, cada vez más grandes.

Los dos hermanos peliplata, miraron aún más sorprendidos la escena, ignoraban de que la hermosa joven era quien había ganado la beca especial que su padre ofrecía cada año a alumnos sobresalientes, y a quienes siempre terminaba tomándoles cariño.

Altair incremento la fuerza de su agarre arrastrando a la muchacha que ya estaba encolerizada hasta tomar su hermoso rostro con su mano, a pesar de lo dicho por su amigo, no le interesaba ganarse de enemigo al patriarca de los Gastrell, nunca dejaría que nadie le pasara a su orgullo por encima, menos una mocosa que seguramente quería lo que cada ofrecida que estudiaba allí, dinero.

- Mira niña, eres muy hermosa, no lo voy a negar y si lo que te interesa es dinero yo puedo darte todo el que quieras, tan solo déjame meterme entre tus piernas - le propuso en un susurro imperceptible a los espectadores que conformaban los hermanos Gastrell, Nereida, Alexandre, un joven moreno de ojos celestes que observaba sumamente divertido aquella situación y una joven de frágil aspecto que miraba celosa a la cobriza.

Un golpe fuerte resonó entre los incrédulos testigos que acababan de presenciar una escena que cualquiera de ellos, que conocían a la perfección al piel canela, jamás imaginó ni en sus más bizarros sueños ver.

Una muy ofendida Andrómeda acababa de derribar de un fuerte puñetazo al desprevenido joven haciendo sangrar severamente su nariz.

El piel canela se quedó estupefacto en el suelo sin poder reaccionar tratando de retener el sangrado que había manchado su lujoso traje, sin lograr procesar del todo lo que acababa de pasar, miró incrédulo a la mujer frente a él, le había golpeado? Esa mocosa de frágil apariencia, ¿Le había...golpeado? Miró con confusión como la joven retomaba su elegante porte y lo miraba con asco y desprecio.

- No tengo idea que clase de vida has conocido ni planeo juzgarte por ella Sallow, pero si puedo decirte que no me comprarás con tu dinero, yo sola y con mis propias manos me gano el pan que me como todos los días, personas como tú que crecieron con todo en sus manos, que creen que su dinero les comprará no solo lujos, si no también personas, me dan lastima, no quiero saber lo vacío que te sientes al ofrecer dinero por mis caricias, no, probablemente ni siquiera sabes lo que es tener dignidad - eso último lastimó severamente al ojos zafiro, que escuchaba por primera vez en su vida a alguien que lo estaba claramente sermoneando y que además, acababa de romperle la nariz de un puñetazo.

Todo aquel que estaba presenciando aquello no podía hacer más que mirar con asombro aquel singular momento, el orgulloso Altair Sallow yacía sangrando en el suelo a los pies de una hermosa pero sencilla becaria quien no tenía reparo en escupirle a la cara aquel doloroso y humillante sermón.

Andrómeda Miracle, acababa de golpear al arrogante Altair Sallow, ninguno de los dos sabia lo que ese evento desataría en sus vidas, mirándose con rencor, ambos jóvenes no tenían idea de lo que el destino tenia guardado para ellos, a veces el menos indicado, termina dando el vuelco mas inesperado de tu vida, y a veces, conocerse era inevitable.

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