Con la velocidad de tu amor
Con la velocidad de tu amor
Por: 1609JRH
Capítulo 1

POV - Cleo:

Llego a mi casa luego de una larga semana de entrenamiento continuo. En cuanto entro me recibe un característico olor a galletas de chocolates recién horneadas. Con una sonrisa en mi rostro me dirijo al lugar donde proviene ese delicioso olor, la cocina. Me recuesto en  el umbral y veo a mi nana cocinando. Me quedo apoyada en este unos segundos más hasta que se da cuenta de mi presencia. Me dedica una sonrisa y se acerca a abrazarme.

— ¡Cly! Te extrañe mucho mi niña. No te vuelvas a ir tanto tiempo —me toma con ambas manos mi cara y me examina para corroborar que estoy bien.

—Te prometo que no me iré más por tanto tiempo —alzo mi mano derecha y suelta una leve risita.

— ¿Cómo te fue en el entrenamiento? ¿Le pateaste el trasero a esa bola de pendejos?

Ahora soy yo la que suelta una carcajada. Por eso la amo tanto, ha estado para mí y para mi hermano cada vez que nos ha hecho falta, desde que mi papá murió y mi madre dio rienda suelta de nuestras vidas. 

—Claro que sí, eso no lo dudes nunca —vuelve a abrazarme y luego de unos minutos me suelta.

—Ve a darte una ducha y baja, ya casi está la comida —dice mientras me empuja suavemente en dirección a la escalera.

—Vale vale, como ordenes mandame —me suelta y me encamino a mi cuarto.

Voy pasando por el pasillo cuando un sonido un poco extraño se escucha desde el cuarto de mi hermano menor Alain. Retrocedo y toco suavemente la puerta por si está haciendo algo poco decente. Nadie me responde así que abro la puerta encontrándome con una escena muy graciosa.

— ¡Alain! —grito haciendo que se caiga de la silla donde estaba parado.

No lo aguanto y suelto la risa que estaba conteniendo desde que abrí la puerta.

— ¡Joder Cly! Casi me rompo un hueso y tú ahí partiéndote de la risa —trata de sonar enfadado pero se le escapa unas risitas y termina acompañándome en mi loca risa.

—Deja de quejarte tanto por algo insignificante y ven a darle un abrazo a tu hermana favorita.

Se levanta del suelo y me abraza fuerte, alzándome unos centímetros del suelo. Le doy unos golpecitos en la espalda para que me suelte.

—Técnicamente eres mi única hermana, a menos que haya otra y no lo sepa. 

—Igual seguiré siendo tu hermana favorita, aunque hayan miles más —digo con un tono de falsa arrogancia. 

—Te eché mucho de menos hermanita. Para la próxima me llevas contigo.

—Sigue soñando, dark —le revuelvo el cabello y continúo mi camino hacia mi habitación.   

Mi hermano tiene dieciséis, nueve años menos que yo. Tiene el cabello negro como la noche. Sus ojos son de un color avellana muy hermoso, son de un tono intermedio entre el marrón y el verde. Su nariz es pequeña y gordita, perfecta para morderla —lo sé porque se la mordía bastante cuando era apenas un bebito— y sus labios son un poco carnosos. A veces me pregunto en la oscuridad y en el silencio de mi habitación si mi hermano quedó con algún tipo de trauma, si le afectó tanto como a mí la muerte de mi padre y los desplantes y rechazos de nuestra descuidada y rencorosa madre. Aunque él no me lo diga, yo sé que le duele que su propia madre lo rechace y lo haga a un lado. Él tan solo era un pequeño de dos años cuando Anne empezó a odiarlo de un momento a otro, sin ningún motivo. Si a él lo odiaba y no tenía la culpa de nada, a mí que tuve que ver con todo, no quiero ni pensar las miles de veces que se dirigió a mi por términos como asesina, zorra, p**a, criminal, delincuente. Al principio me afectaba, pero con el tiempo aprendí que las palabras rencor, repulsión, asco, odio, antipatía, se quedan cortas con lo que ella siente hacia mí.

Dejando de lado el tema de mi madre, me concentro en buscar mis cosas para darme una relajante ducha. Todo el estrés del entrenamiento me tiene tensa desde hace días, espero que estar en casa haga que me relaje un poco. Luego de media hora, bajo el chorro de agua caliente de la ducha, por fin siento mis músculos menos tensos, así que alcanzo un albornoz y me cubro mientras camino en dirección a mi cama.  Me acuesto y cojo mi teléfono para revisar si me confirmaron la solicitud que hice de una compra por Internet. Veo que si me la aceptaron y dejo el celular a un lado de mi cuerpo. Me levanto para colocarme algo de ropa ligera para bajar a comer. Opto por un pijama de algodón corto y unas pantuflas de andar por casa, súper monas y cómodas. Bajo y me encuentro a Susy colocando la mesa y a mi hermano trayendo la comida.

—Debería capturar este momento y colocarlo en las redes —hablo haciendo que Alain se sobresalte.

—No seas envidiosa Cly, si lo haces sabes que cogeré más me gusta que tú en I*******m —comenta arrogante y dándome un guiño.

Suelto varias carcajadas antes de contestarle.

—Ya quisieras, hermanito —le tiro un beso y hago una pose de diva.

Ahora es su turno de reír.

—Déjate de tonterías y siéntate a la mesa, ya casi está todo listo. Susy preparó tu comida favorita, pollo marsala con arroz pilaf. Un buen vino nunca puede dejar de acompañar una deliciosa cena, y esta no será la excepción —alza una botella de un vino blanco espumante— así que prepárese señorita. 

Deja el vino en el centro de la mesa y se marcha a colocar los últimos detalles para ya poder empezar a comer. Cinco minutos después ya estamos saboreando el delicioso platillo que preparó mi nana. 

—Maravilloso como siempre —cojo una servilleta y me limpio las comisuras de la boca para luego dedicarle una sonrisa de agradecimiento a Susy.

—Todo por mi niña.

— ¡Hey! Que yo sepa no estoy pintado en la pared ni tengo la capa de invisibilidad de Harry Potter como para que no me vean —expresa Alain haciendo un berrinche claramente fingido.

—Tal parece que sí —le saco la lengua burlándome de él.

—Muy graciosilla —me devuelve el gesto.

Media hora después ya estamos recogiendo la mesa. Luego de reorganizar las cosas utilizadas con Susy, me dirijo a mi cuarto para tratar de dormir un rato, aunque dudo que duerma mucho, todavía estoy pensando en lo que me dijo Andrea. 

*Flashback*

Bajo las gradas que me faltan para llegar a donde se encuentra mi amiga lo más rápido posible, pues me está llamando —urgentemente, según ella— hace cinco minutos. No la había escuchado porque me encontraba absorta en el entrenamiento de los chicos principales y acordándome de mi adolescencia, de cuando yo no era más que una más entre ellos, ahora soy una de las mejores, y lo presumo con orgullo, pues sé que mi padre lo estaría igualmente si estuviera aquí conmigo. Llego a donde está ella en unos segundos.

—Hasta que te dignas a hacerme caso, Cly.

—Lo siento, estaba concentrada en el entrenamiento —señalo la pista— y también estaba un poco pensativa.

—Que bueno, porque te voy a dar otro motivo para que sigas pensando... —se calla, lo que me intriga más.

—Ya suéltalo Andry.

—Pues... tu pesadilla volvió, y esta vez para quedarse. 

La sorpresa en mi cara era muy notable. Andrea vaciló unos minutos antes de continuar.

—Así que ten cuidado, en cualquier momento puede aparecer en tu campo.  

*Fin Flashback*

Me duermo con una imagen del chico dando vueltas en mi cabeza. Despierto y todo está oscuro, tengo sed, así que me levanto y salgo en busca de un vaso con agua. Tomo un poco de agua y regreso a mi habitación. Paso por adelante del cuarto de mí hermano y escucho su voz, parece que habla con alguien. Me pego más a la puerta para ver si escucho mejor la conversación. No es que sea chismosa, bueno, sí, si soy una chismosa que quiere saber con quién habla mi hermano a las —observo la hora en el reloj de la pared del pasillo— doce y cincuenta y seis de la madrugada.

»Alexa, tranquilízate por favor, mi vida. Acuérdate que no te puedes alterar —suelta una risita— si yo sé. Muero por verte. ¿Mañana podemos salir? Vale, a las diez de la mañana te recojo. Yo también te amo. 

Me sorprendo tanto por las últimas palabras que tropiezo en una planta que se encuentra al lado de la puerta. La misma se abre dándole paso a mi hermano. Sonrío inocente como si acabara de hacer una travesura y me hayan cachado con las manos en la masa. 

—Emm ¿Hola?

« ¿Hola? ¿Enserio hola? Hasta me da vergüenza ser tu conciencia»

«Tú cállate hazme el favor. Esto es una situación sería»

«Sí, como no»

— ¿Cly? ¿Qué haces aquí?

—Yo... fui a buscar un poco de agua —pongo nuevamente una sonrisa inocente que él no se cree.

—Anjá, ¿Y que hacías parada en mi puerta escuchando lo que no debías, chismosa? —la última palabra la murmura, pero igualmente lo escucho.

— ¿Crees que estaba chismoseando? —me hago la indignada.

—Sí —dice sin vacilaciones. 

—Bien, sí, si estaba chismoseando. ¿Pero que querías que hiciera? ¿Cuántas veces cachas a tu hermano menor hablando tan tarde por teléfono y diciéndole "te amo" —dibujo las comillas en el aire —a una chica?

Lentamente un color rojo inunda la cara de Alain haciéndolo parecer tierno y adorable. No me aguanto y lo pellizco las mejillas tipo abuelita.

— ¡Aww!... mi hermanito está enamorado —el rojo en su cara se intensifica, logrando que suelte varias carcajadas.

—Supéralo ya Cly —comenta todavía ruborizado.

— ¿Cuándo pensabas decírmelo?

— ¿El qué?

Ruedo los ojos ante su fingido desconocimiento de mi pregunta.

— ¿El que tenías novia? ¿Tal vez?

—No es mi novia, bueno, todavía no —pienso interrumpirlo pero alza una mano y me cubre la boca impidiéndome hablar —y antes de que digas nada, se lo pienso pedir mañana. 

—Muy bien. ¿Cómo se llama?

— ¿En serio Cly? Seguramente escuchaste su nombre cuando hablaba con ella.

—Si, pero ahora estás hablando conmigo, así que responde. 

—Alexa Glenn

— ¿Glenn?

—Sí, ¿Por qué?

—Ese apellido me es un poco conocido, creo haberlo escuchado antes.

— ¿Tal vez del hermano? Creo que tiene la misma edad que tú.

— ¿Puedo ir mañana contigo a su casa a conocerla? Juro que la saludo y me marcho.

—Bien. Pero no te atrevas a arruinarme la cita Cly.

—Claro que no tonto. Bueno, voy a seguir durmiendo. 

—Vale, buenas noches hermanita.

—Igual para ti, dark. 

Mi alarma suena justo a las seis y media de la mañana. Me levanto y me preparo para salir a correr como todos los días. Salgo de mi casa y comienzo con mi rutina. Me dirijo a un pequeño parque que se encuentra a unos tres kilómetros de mi casa y hago unos cuantos estiramientos antes de volver a mi casa. Son las ocho cuando entro a la cocina, encontrándome a Susy preparando el desayuno para los tres. 

—Buenos días Susy —saludo pasándole por al lado y dejándole un pequeño beso en la mejilla. 

Llega mi hermano interrumpiendo la respuesta que Susy pensaba darme. 

¯Muy buenos días, hermanita y muy buenos días para ti también mi bella Susy —se acerca y le da un fuerte abrazo a nuestra nana, haciendo que la levante unos centímetros del suelo. 

—Estas muy contento hoy, Alain. ¿A qué se debe eso? —pregunta Susy, logrando que mi hermano se sonroje.

Suelto una carcajada y decido responder yo, ya que Alain no lo hace.

—Se debe a una chica nani, nuestro pequeño bebé está enamorado. Crece muy rápido —finjo secar una lágrima, haciendo que Susy se ría. 

—Estoy completamente de acuerdo con eso, Cly —comenta mi nana.

Dos horas después nos encontramos frente a una casa —muy buena casa, de hecho, es enorme— muy bonita. Alain se baja de su coche y yo hago lo mismo, pero me bajo del mío. Vinimos en coches diferentes porque mi hermano va a salir con su próximamente novia y para ahorrarle el viaje de regreso traje el mío. Además de que pienso reunirme con mis mejores amigos para dar unas vueltas por ahí. Cuando por fin Alain se decide a tocar el timbre, se acerca y lo hace. Segundos después la puerta es abierta por un chico —muy lindo por cierto, y muy familiar también— que me mira con asombro.

— ¿Cleo?

— ¿Marcus?

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo