Amor por Despecho...
Amor por Despecho...
Por: Wendukita
CAPITULO 1

Hayami despertó un poco mareada, frotó sus ojos tratando de enfocar su vista, sentía que su cabeza daba mil vueltas, pensó que aún seguía un poco ebria por la cantidad de alcohol que había consumido una noche antes. Se sentó en la cama y una sabana blanca cubría sus senos que estaban desnudos. Inspeccionó con su mirada el cuarto donde se encontraba dándose cuenta de que claramente era una habitación de hotel, estiro un poco sus brazos, giró un poco su cuello, ya que sentía una ligera molestia, pero se detuvo de inmediato al ver al hombre dormido que estaba a su lado. Hayami observó su torso desnudo fijándose que tenía buenos pectorales, aunque inmediatamente pensó que había visto mejores, el cabello del chico era obscuro, ella lo recordaba castaño, pero aparentemente había estado muy ebria para recordarlo bien Se levantó de la cama sigilosamente recogió su vestido además de su ropa interior que estaba regada por la habitación, se vistió muy rápido, tomó su bolsa y salió de la habitación rápidamente. Caminó hasta salir del hotel admirando este debido a que era muy fino y hermoso.

Hayami tomó un taxi y al estar dentro de este, se recargó en el asiento sosteniéndose la cabeza. El trayecto hacia la dirección que había dado al conductor fue muy tardado o eso había sentido porque en lo único en que pensaba era en acostarse en su cama y poder dormir el resto del día. Prácticamente, había dormido muy poco esa noche.

El conductor detuvo el auto cuando llegaron a su destino. Hayami abrió los ojos con cansancio para luego buscar dentro de su bolsa algo de efectivo. Finalmente, le ofreció un billete al taxista y salió del auto sin siquiera preocuparse por el cambio que este le devolvería. Se acercó a la enorme puerta de madera color café, buscó nuevamente introdujo su mano en su bolso buscando las llaves, al encontrarlas abrió despacio la puerta para que nadie la escuchara, caminó el largo pasillo y comenzó a subir las escaleras. Hayami rozaba el pasamanos dorado mientras subía. Cuando por fin estuvo en la parte de arriba, se acercó a una habitación, y estaba a punto de abrirla cuando una voz la llamó por su nombre.

— ¿Hayami? ¿Apenas estás llegando a casa?

Hayami la volteó a ver con la mirada cansada y desganada. Suspiró al ver que era su hermana menor Isabel.

— Sí, apenas...

Respondió sarcásticamente con aire de cansancio. Lo último que quería era lidiar con su hermana.

— Si nuestros padres se enteran de que venis...

—¿Qué? ¿Me echarán de la casa?

Interrumpió Hayami.

— Fue idea de ellos que yo me quedara en casa. Fácilmente, puedo rentarme un departamento sin problemas, además, ellos saben como soy, no tienen que decirme nada.

Continuó diciendo la chica.

—Bueno, es cierto lo que dices.

Hayami retomó la acción de entrar a su habitación y al abrir la puerta se encontró con varias cajas de mudanza, caminó entre ellas hasta encontrar su cama a la cual se dejó caer sobre ella boca abajo y hundió su cabeza en el colchón.

— ¿Dónde estuviste" yami"? Dijiste que irías a un club, pero estos, no abren toda la noche o ¿sí?

Preguntó Isabel aun con un tono de reclamo.

— Me pillaste hermana. Claro que no dormí en el club... Dormí en otro lugar.

— ¿Estuviste con alguien? ¿Acaso con un hombre?

Hayami que aún tenía la cabeza hundida en el colchón apenas y lo afirmó.

— Te he dicho que no hagas eso, es muy peligroso, puede ocurrirte algo, no sabes con qué tipo de personas puedes encontrarte.

— Nada me ha ocurrido, además no es que lo haga todo el tiempo, tranquilízate.

— Bueno ... Y entonces, ¿Era bueno el hombre?

Hayami que hasta ese momento aún continuaba con la cara hundida en el colchón, giró su cabeza viendo a su hermana que estaba sentada sobre el colchón.

— Hermanita, no pensé que fueras tan pervertida, me sorprendes. Pues si estuvo normal, nada del otro mundo.

Ella pensó que realmente había estado muy bien, lo que recordaba de esa noche había sido muy intensa.

— Hermana, no hay solución contigo. Te dejaré dormir.

—Gracias hermanita.

Isabel se levantó de la cama. Estaba yéndose cuándo regresó a lado de Hayami nuevamente.

—"yami" te recuerdo que hoy es mi cena con mi prometido.

Hayami se sentó sobre la cama.

—¿Sigues con esa tontería? No entiendo cómo te casarás si no lo amas, además aún eres muy joven, apenas acabas de cumplir 25 años.

—! Hayami...!

Exclamó Isabel en forma de reclamo.

—No tienes que hacer lo que dice papá.

— Lo sé, pero debo asegurar mi futuro.

Hayami suspiró.

— Bueno, como sea son cosas tuyas, no debería meterme en tus asuntos. Está bien, bajaré a cenar.

Respondió con fastidio.

—Ok hermana, entonces te dejo dormir.

Isabel salió de la habitación, en cuanto lo hizo Hayami se quitó los zapatos, puso en su celular la alarma para despertar y se acomodó en la cama, quedándose dormida rápidamente debido al cansancio y la ligera resaca.

Noah al fin había despertado. Se presionó los ojos, miró a un costado de la cama dándose cuenta de que estaba solo, a los pocos segundos se levantó sobresaltado de la cama para comenzar a buscar sus pertenencias de valor al recordar que había pasado la noche con una desconocida. Al percatarse de que todas sus cosas estaban ahí pensó ¿en como había llegado a ese extremo?, porque él no actuaba así, nunca se iría con alguien que no conociera, pero esa noche aquella mujer la hipnotizo por la manera en la que se movía en medio de la pista. Su cabello largo y ondulado y el hermoso color de este, rojo como el fuego. Su mirada, esa que era tan desafiante y seductora, pero lo mejor eran sus labios rojos, eran los mejores besos que había probado en mucho tiempo, esos labios eran tan ardientes, pero tan suaves. Ahuyento esos pensamientos con un movimiento de cabeza, rápidamente observó su celular, percatándose de que eran las 7 de la mañana, era lunes, así que debía darse prisa para ir a su departamento, a arreglarse para ir a la empresa familiar donde era el nuevo presidente.

Al tomar su camisa la acercó a su nariz, rápidamente sintió la fragancia de dicha mujer. Era una muy dulce, a pesar de que este estaba mezclada con el aroma del alcohol sobresalía, pensó en que debía ser una fragancia cara, al mover un poco su camisa cayó al suelo un pendiente y al recogerla vio que era muy fina la pieza, ya que traía un diamante.

"¿Cómo una simple Stripe puede pagarse algo tan caro?"

Pensó, sin embargo, no le dio más importancia al asunto. Se colocó su camisa y lo demás de su ropa, al salir de la habitación apenas si saludo a las trabajadoras porque se sentía un poco avergonzado. Buscó su auto en el estacionamiento y al subirse se dirigió a su departamento a darse un buen baño para iniciar su día que pintaba ser bueno.

 

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