Capitulo 5

La puerta se abre y observó a la señora que entra por ella, me mira con una sonrisa y observa la bandeja en sus manos. 

Mi estómago gruñe queriendo algo de comida, miro la mesa en la que esta la comida, me da una pequeña sonrisa cuando termina de servir todo y se aleja saliendo por la puerta. 

Camino desconfiada hacia la comida y niego al observarla,y si es veneno, oí por algunas de las lobas que cuidaban de nosotras que matarían a la que fuera la pareja del Alpha.

— Vaya, eso era lo único que faltaba— Pongo mi mano en mi pecho por el susto, giro mirándolo su mirada me aterra al ver esa oscuridad de la cuál tengo miedo. 

— Deja de aparecer así. 

— Creo que no querrás comer nada de lo que venga de mí, — Se acerca a mí y agarra el plato de comida. — seguro estará envenenado ¿no? .

Abre la ventana y tira el plato de comida, miro cómo cae la comida y abro mi boca levemente asombrada por lo que hizo. 

— ¿Qué has hecho? — Camino hacia él y observó la comida en el suelo. 

Lo observo detenidamente, camina furioso saliendo nuevamente azotando la puerta.

Bufo sin entender lo que ha sucedido, camino hacia la cama para volver a dormir.

___

Corro por el bosque y no entiendo como llegue aquí y como corro en realidad no me gusta tanto el ejercicio, sigo corriendo es como si mis pies no me hicieran caso yo quiero parar pero ellos no aún no comprendo porque corro o de quien corro y porque aparecí aquí es lo más raro y espero una respuesta al final porque si no estaré de malas. 

Noto una figura enfrente de mí es grande, y se nota que hace ejercicio por como se nota su figura, me detengo en seco. 

— No debiste huir, Sara. 

Me remuevo de un lado a otro desesperada despertando, quito el sudor que escurre por mi frente, mi piel se eriza por el frío que me recorre corro mi vista a la ventana corrediza que está abierta. 

— ¿Estás bien? — Suelto un grito y giro mi rostro hacia todos lados esperando ver quien hablo y él aparece desde una oscura esquina. 

— ¿Bien?, si eso es por no haber comido en todo el día. 

Camina sentándose frente mío, un frío recorre mi cuello quedándose en mi clavícula. 

— Lo siento. — Entrecierro mis ojos, en este día a dicho muchas veces lo siento. Dos para ser sincera, cuando estaba en ese lugar raro solo decían que él no daba perdón ni decía lo siento. 

¿He sido dura?, chasqueo la lengua y bajo mi mirada, es hora del plan B.

— No tienes que pedir perdón, yo hice demasiadas cosas creo que estamos a mano. — Sonrió mirándolo.

—Aprendí muchas cosas nuevas desde mi secuestro, pero no estoy preparada para dormir con mi captor.

— Lo miro de reojo viendo su rostro serio, miro sus ojos azules viendo la tristeza en ellos.

Corro mi vista hacia él pidiendo  piedad, pero su mirada  me deja ver qué  de esta no salgo , abro mis labios sintiéndolos temblar. 

— Plan A y plan B, uno de ellos me ayudará a escapar con vida y otro me ayudará a terminar con mi alma. 

— Lo de ayer en la noche solo era una de tus tantas actuaciones. — Tragó fuertemente, y mis piernas tiemblan por su mirada.

Doy un paso atrás cuando golpea el escritorio, mis manos se aferran al cuaderno sintiendo miedo recorrerme por todas mis venas. 

— ¡Contesta! — Cierro mis ojos temblando. — ¿Por qué?

Abro mis ojos al escuchar su voz en un susurro y bajo mi rostro, suspiro tratando de calmarme sin tener algún resultado. 

— N-no fue actuación. — Murmuró débilmente. 

— Ah, no. 

Niego, se levanta de su silla y camina hacia mi. Me quedo helada en mi lugar temblando por su cercanía. Pasa su dedo índice por alrededor de mi rostro acomodando mi cabello, agarra mi rostro con fuerza apretando mis mejillas, alzó mi rostro con fuerza para que lo mire y tragó  el nudo en mi garganta. 

— ¿No, fue ninguno de tus trucos? — Niego. — Que raro, llevabas una semana mostrando tu odio hasta que escapaste dos veces sin tener suerte.

¿Que tengo que hacer para que me ames? 

Se aleja de mí recargando sus manos en su escritorio, gruñe fuertemente aventando el escritorio y me encojo como defensa.

— ¡Eso fue antes! — Digo rápido — N-no-no… no debes de obligar a alguien a amarte. — Gira su rostro y sus ojos queman llenos de algo que nunca había visto, y doy otro paso hacia atrás. 

— Estamos destinados, tarde o temprano aprenderás a amarme. — Niego levemente, se acerca a mi y retrocedo. — Sal de aquí, no te quiero ver .

Lo miro levemente antes de dar vuelta e irme, doy un paso hacia él y él retrocede, suspiro girándome y comienzo a caminar hacia la puerta, rendida y con un frío ácido en mi corazón, cada paso que doy es cada paso en el que la culpa por lo que digo cae en mi. 

Soy tan fría con las palabras que no sé cuando estás hieren a las personas. 

Yo no quería ya eso, quería dejarlo. Ese cuaderno era algo que escribí meses antes, aunque creo no me equivoco con él, es muy intenso y se enoja por todo.

— ¿Qué es lo que quieres hablar? — Paso mis manos por detrás mío, camino hacia él con cuidado llegando al escritorio. 

— Me han dicho que traes a mujeres para complacerte. — Pasa sus manos por su cabello, se sienta en su silla y sonrió aún más. Observo los botones de su camisa y suspiro, santos dioses. 

— ¿Estas celosa? 

Rodeo el escritorio evitando el lugar en donde vi a la mujer que prestaba sus servicios, paso mis manos por el cuero de su silla caminando detrás de esta, soy una manipuladora y eso está muy mal. Me siento en su regazo pasando mis brazos por su cuello, miro sus ojos viendo un brillo morado casi lila pasar por sus ojos. 

— No lo estoy, solo es inútil que esté aquí si yo no hago nada. — Observo todos sus rasgos quedando fascinada. — Me enseñaron que como joya tengo diferentes usos.

— Ya sabes que eres mía para la eternidad, tú no tienes los mismos usos. — Ruedo mis ojos, escuchar que soy su destinada o Luna no es algo que me guste. — Deja de hacer eso con tus ojos. 

— Haré lo que tu digas. — Sonríe un poco. 

— Aleja la idea de escapar de tu mente. — Me cruzo de brazos. 

— Tu lo dijiste y debes de hacerlo. 

No es fácil, yo quiero escapar para ver si mi hermano sigue con vida. 

— Si yo tengo que hacer eso tu tienes que dejar de traer a mujeres. — Sus manos caen a mis caderas pegándome a él, junto mis labios en una línea recta mirándolo con intensidad.

— No creo que sea un gusto para mi, tengo mis necesidades.

Paso mis manos por su cuello nuevamente, su mirada cambia a un rojo hipnotizandome con esa oscuridad profunda, algo está mal en mí, debería de aceptar que él me hace sentir algo.

Pero eso seria olvidarme de todo. 

— Yo puedo hacerme cargo de esas necesidades, haz dicho que soy tuya, pero ¿en serio lo soy?.

Hago círculos en su hombro, observó sus ojos mirando ese brillo y aunque él “no me guste” esa oscuridad que lo rodea me atrae. 

Suspira pesadamente, sus hombros se tensan mientras mi dedo índice pasa por su piel descubierta. 

— No estas preparada para eso— Lo callo poniendo mi dedo sobre sus labios. — Sara, ¿que quieres?.

— Como estas seguro que quiero algo. — Ladeo mi rostro, las intensas miradas que nos lanzamos me estremecen aún cuando no he sentido su toque directo en mi piel. — He comprendido mi error y no quiero estar más tiempo así. 

Una de sus manos agarra mi cabello y sus ojos lo admiran como si fuera lo mejor que ha visto, paso la yemasde mis manos por su mejilla sin haberme dado cuenta me quede admirando su rostro. 

— Yo también quiero. — Murmuró regresando a lo que venía hacer, me mira por cortos instantes. 

— ¿Qué es lo que quieres? — Vuelve a preguntar. 

Ladea su rostro de igual forma que la mía viéndose muy tierno, recapacito un poco de lo que voy hacer teniendo un poco nervios por lo que debo de decir, son cosas que siempre especificaron en aquel lugar y ahora que no estamos en él, es bueno .

— Quiero… y-yo te quiero a ti, Alpha. — Murmuró pidiendo su toque en mi piel

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