Su nombre es Sira Zas

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Después de la sesión de fotos y de que Can Marín tuviese que asistir a otros compromisos. Sira regresó a su casa un poco deprimida después de lo que había pasado con Sara, pero con mucha curiosidad de saber lo que Can Marín haría para ayudarla. La verdad, es que aún no confiaba mucho en ese guapo y escultural hombre, y por más que ella supiera que era simpático con ella, también sabía que tenía un ego tan grande que podría abarcar hectáreas de tierra, por lo que dudó mucho que él tomara cartas en el asunto. Sin embargo, se sintió mejor porque alguien había escuchado su versión de la historia sin decirle que no le creía o que no era cierto, lo que agradecía.

Así, antes de dormir, vio de nuevo la agenda de Can Marín para saber lo que le esperaba al siguiente día, y después se acostó sobre su pequeña cama para quedarse viendo al techo mientras imaginaba la escena de Sara una y otra vez. Sabía que Kika tenía razón, habría que superarlo, pero ¿cómo se supera que tus sueños no se hayan hecho realidad?, ¿que de la confianza de tu mejor amiga haya pasado a la traición?, ¿cómo es que había caído tan bajo?

A pesar de la preocupación y de las preguntas, Sira logró dormir. Cerró los ojos y cansada cayó en un sueño profundo, reparador, de eso que al despertar te anuncian que un nuevo día se acerca. Se levantó de mejor humor. No supo que soñó pero si le dejo una sonrisa en los labios, tal vez había sido de nuevo ese sueño donde ella era una famosa cantante y llevaba su música por todas partes.

Sira, se vistió. Se puso unos jeans azules y una blusa color rojo que se amarraba del cuello haciendo un moño. Se amarró el cabello alto, haciéndose un chongo, se maquilló lo mejor que pudo y para darle un toque a su conjunto se roció un poco de perfume, el único que tenía y el cual llevaba una eternidad con él. Después, tomó sus cosas y salió de ahí, directo hacia el hotel donde se encontraba Can hospedado ya que su piso estaba en reparación.

Hoy, Sira se esmeró más en su arreglo porque él tenía que ir a uno de los programas más importantes de espectáculos, a hablar sobre el escándalo que había sucedido y demostrar esta nueva faceta que según él estaba viviendo. Cuando llegó al hotel, lo vio salir de la habitación con un traje gris, hecho a la medida y con el cabello recogido para atrás en una cola.

―¡Guau!― pronunció Sira mientras lo admiraba.

―¿Guau bien?, ¿guau mal? ― dijo.

―Guau de “¿es en serio?, ¡qué cambio”, ese tipo de guau.

―Te dije que te hacía caso, pero no me crees… deberías creer un poco más en tus consejos y recomendaciones. Quería ponerme corbata pero ya es demasiado para mí.

―No, no, creo que así está perfecto Can, creo que esta vez sí te luciste― respondió Sira feliz. Ella se acercó y le arregló el cuello de la camisa ― verás que si todo sigue así, pronto saldrás de este problema y todo será para bien.

Can le sonrío. En verdad Sira no le molestaba en absoluto. Era una buena mujer, que más que juzgarlo y salir corriendo le aconsejaba y estimaba. Era una sensación muy rara estar con una persona así, que no se sintiera intimidada por su presencia o físico.

―Espero, la verdad que me costó mucho crear mi carrera para que algo como lo que pasó la derrumbe.

Sira terminó de arreglar el cuello y luego se alejó para verlo bien― haz quedado perfecto, ahora recuerda. Nada de bromas raras, ni de palabras que nadie entienda. Sé simpático como lo haz sido las últimas veces y no habrá artículos malos en el periódico.

―Lo haré, confía en mi― habló Can muy seguro y luego se volteó frente al espejo para doblar los brazos y ver como el músculo crecía ― hoy no podré sacar los cañones a lucir, pero todo sea por una buena causa― dijo.

Sira simplemente alzó los ojos para arriba y negó con la cabeza ― y así es como arruinas todo Can― y después sonrío ― no tienes remedio.

―No puedo negarlo, soy guapo…― respondió y luego se dio la vuelta―¿nos vamos?, necesito deslumbrar a algunas fans con mi presencia.

Can abrió la puerta de la habitación y con la mano le hizo un ademán a Sira de que era su turno de pasar adelante. Ella lo vio extrañado y simplemente caminó viéndolo al rostro.

―¿Qué?, ¿crees que no soy un caballero? ― le reclamó.

―No, no es eso pero…

Sin embargo, Can Marín se adelantó y ella ya no le pudo preguntar ¿qué demonios le pasaba esa mañana?, ¿a caso había fumando algo antes de ir al programa? Ambos tomaron el elevador y bajaron al lobby donde el chofer los esperaba. Can Marín salió para recibir los gritos de cientos de admiradores que lo esperaban con ansias y él les dio autógrafos y fotos hasta que por órdenes de Omar se subió a la camioneta que los llevaría. Sira, ya estaba adentro cuando Can entró.

―¿Hasta cuándo estará arreglado mi departamento?, si te soy honesto estoy cansado de vivir en el hotel― le preguntó a Omar.

―Pronto, la próxima semana. Recuerda que no tiene nada de malo un rocé con tus fans, ellas son la base de tu carrera.

―Lo sé, pero no puedo ni salir al balcón sin que me griten, ya es un poco cansado.

Sira se quedó en silencio mientras observaba el paisaje. En verdad, no podía creer como es que Can Marín hacía para mantenerse de bueno humor y no sentirse abrumado todo el tiempo con tanta atención; bueno, también atención es lo que busca.

Así, los tres llegaron al edificio donde se encontraba el estudio. De nuevo, la ola de fans le dieron la bienvenida y de nuevo Can salió con esa sonrisa de anuncio de pasta dental a recibir todo el amor y los regalos que sus fans le daban. Sira bajó del auto y anónimamente, como solía ser siempre, y entró al edificio para empezar a recibir instrucciones de dónde estaría Can esperando por su aparición. Minutos después entró el manager y él, siguieron a Sira por el corredor y luego a un camerino donde las indicaciones de lo que Can quería ya estaban listas.

―Ahora solo esperamos unos veinte minutos Can y todo estará bien.

―Sé que estará bien― repitió él viéndose frente al espejo― sé que todo saldrá muy bien. Luego volteó a ver a Sira y le sonrío ― te ves bonita hoy Sira.

―¿Qué?― pronunció la asistente viéndose la ropa ―¿qué dices?

―Que te ves bonita, me gusta ese color rojo, resalta tu tono de piel. Buena elección.

«Creo que Can si se ha fumado algo por la mañana», pensó.

―¿Hay algo que me tengas que decir?, ¿hiciste algo por la mañana que te tenga así de…feliz? ― preguntó Sira.

―Nada, todo está bien― contestó.

Can, al foro.

Se escuchó afuera de la puerta y él se arregló una vez más. Después Omar abrió y los tres salieron hacia los pasillos para llegar al foro donde la presentadora le daría la bienvenida en unos minutos.

―Ya sabes Can, si no quieres contestar la pregunta, evádela con simpatía.

―Lo haré― respondió.

Señoras y señores, con ustedes el guapísimo actor ¡Can Marín!

Se escuchó la presentación y Can entró con su típica sonrisa. Saludó al público, a la presentadora para luego sentarse en los sillones. Sira y Omar voltearon a ver la pantalla que se encontraba ahí y observaron la entrevista con atención.

―Bueno Can, es un gusto como siempre tenerte aquí― dijo la entrevistadora―nos gusta mucho este cambio de look más formal, ¿eh?

―Gracias― contestó él simpático ― nuevo Can, nuevo look― respondió y luego sonrío al público que gritó emocionado.

―La verdad es que te sienta bien, te hace entrar en esta etapa más madura.

―Es que estoy en una etapa más madura, Helen, la verdad es que he cambiado mucho después del incidente. He ido a retiros de yoga espirituales, renovando mi espacio vital… haciendo muchas cambios― contestó el actor con simpatía.

Sira sólo lo veía atenta por la pantalla mientras se tomaba un café.

―Eso es bueno y se nota. No sólo en tu ropa, si no en tu actitud. Debo confesar Can que te veo ahora un poco más sonriente de lo normal, más tranquilo…¿hay alguna razón?― agregó la entrevistadora.

Can se arregló el cuello y le sonrió simpático ― claro que hay una razón Helen, claro que sí― respondió.

―Y, ¿nos la dirás?, o es secreto.

¡Dinos Can!

Se escuchó un grito al fondo haciendo a los demás reir incluso al mismo Can.

―Bueno, no sé si sea apropiado― respondió.

―Vamos, debe ser una noticia muy grande, ¿no es así?, ¿será exclusiva para Helen?

Omar volteó a ver a Sira y ella encogió los hombros porque no tenía ni idea de qué se trataba.

―Bueno, puede ser… además creo que ya estoy atrapado…― y se rió el actor.

―¿Atrapado?― insistió Helen.

Can entonces volteó a ver a la pantalla y con esa gracia que siempre maneja, dijo ― debo decirle que la razón de mis sonrisas y el motivo de este cambio tiene nombre y apellido.

―¿Nombre y apellido?, ¿de verdad?, ¿quién es?

Can se mordió el labio y como si estuviera viendo directamente a los ojos a Sira dijo ― la verdad es que he encontrado a una mujer que ha puesto mi mundo de cabeza, que me ha enseñado el cambio y que me hace mejor hombre cada día.

―Y, ¿cómo se llama? ― preguntó Helen.

―Su nombre es, Sira Zas.

Sira inmediatamente escupió el café haciendo que uno de los chicos del staff se hiciera a un lado para que no lo mojara.

―Sira Zas, se llama esa persona que me ha robado el corazón y estoy perdidamente enamorado de ella ― sentenció hablando hacia la cámara y haciendo que todos quedaran con la boca abierta.

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