Sara y Sira

Registrada en SAFE CREATIVE

Bajo el código: 2110259628684

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©

Los primeros días de trabajo de Sira fueron un poco difíciles y complicados ya que acostumbrarse a la intensidad de Can Marín no fue nada fácil. Él, por si solo era todo un personaje, uno que no se veía en ninguna película o comercial en el que hubiese actuado. Era bueno hombre, simpático y bastante espontáneo y deshinibido, aunque su imprudencia y ego le pasaban factura de vez en cuando. Sin embargo, y para fortuna de Sira, ella le había caído bien, y pocas eran las veces que Can hacía algo que ella tuviera que cubrir o inventar alguna excusa para hacerlo quedar bien.

Además, con los primeros pagos que él ya le había dado, Sira pudo salir de la casa de Kika e irse a vivir a un departamento pequeño, de cuatro por cuatro, pero donde ella podía estar sola con sus cosas sin tener que esperar a que Fabio saliera del baño o que su mascota la tirara del sofá para poder dormir encima. Era poco, y posiblemente algo que no esperaba, pero al menos era suyo y podía pagarlo y no depender de nadie más.

Así, las semanas pasaron y ella y Can se llevaban cada vez mejor. No se podría decir que fueran mejores amigos pero al menos no había berrinches o café desparramado por la alfombra y encima de la ropa. Los dramas también habían bajado un poco, aunque el caminar en bóxers por la habitación aún no, por lo que Sira se deleitaba del bien formado cuerpo de Can todos los días, haciéndosele costumbre por más raro que sonara.

Por otro lado, Can, poco a poco iba limpiando su imagen ante los medios. Al parecer, la ropa “aburrida” que Sira le había escogido y los constantes consejos que ella le daba, caían muy bien al público, por lo que no sólo había recuperado algunos patrocinadores, si no también hecho más fans lo que ayudó a su ya fuerte autoestima.

Can Marín “Tocar el fondo solo para tomar impulso hacia la superficie”

Leyó Omar mientras arreglaban a Can para la próxima sesión de fotos que tendría en unos minutos.

―Creo que es un increíble titular. Gracias por la frase Sira ― le agradeció a la chica que sólo le miraba frente al espejo.

―Un placer, tampoco es del otro mundo ― se defendió ella de inmediato.

Can volteó haciendo que ese sedoso cabello, largo y ondulado, se moviera como comercial de shampoo ― no te subestimes Sira, en realidad eres una mujer muy inteligente, sabes moverte en el ambiente ― habló de tal manera que hasta Omar levantó la ceja sin poder creer lo que había dicho.

―Bueno, gracias ― respondió Sira con una sonrisa y sintiéndose genial.

―Sabía que la línea de esa película me serviría algún día ― y el actor comienza a reírse.

Sira simplemente mueve la cabeza negando y dirige su mirada hacia la agenda que tiene entre sus manos. De pronto ve la perfecta mano de Can Marín y al subir su mirada se encuentra con la suya.

―Es broma, sabes que te lo agradezco ― comenta.

Sira ya no respondió nada, simplemente agradeció con una sonrisa y se concentró en lo suyo ― trata de no hacer bromas así a otra gente que no te conozca, posiblemente no lo tomen como yo.

―¡Ya sé!, ¡ya sé! Sira, a veces siento que me estás tratando de educar ― se quejó Can mientras bajaba de la silla y caminaba hacia el set donde le tomarían las fotos ― si lo vas a hacer sólo que no sea tan evidente, no quiero que piensen que eres mi madre.

Ambos caminaron hacia el lugar y al entrar el fotógrafo saludó a Can como si fueran muy amigos. El hombre, un poco más grande de edad que ellos, volteó a ver a Sira y le sonrió.

―¡Ey!, ¿no eres tú la asistente de Sara Alemán? ― preguntó.

―Era ― remarca Can mientras se acomoda al lado de una barra del bar ― ahora es mi asistente, la mejor que he tenido en años, y es en serio ― recalca provocando en Sira una sonrisa.

―Pensé que aún lo eras, porque ella se encuentra en el otro set y pensé que te habías equivocado.

―¡Qué! ― Expresó Sira sorprendida.

Sabía que era probable que en algún punto se volvería a encontrar a Sara Alemán, pero jamás pensó que fuera tan pronto y justo en el mismo lugar. Ella se acomodó el cabello y Can notó que comenzaba a ponerse nerviosa, ¿a caso le tenía miedo o algo así?

―¿Qué tiene de malo que esté Sara Alemán aquí? ― le preguntó Can mientras caminaba hacia ella con la camisa abierta del cuello mostrando esa cadena de oro que era imposible no mirar.

―Nada, simplemente que no me apetece verla, es todo… ¿crees que puedas apresurarte para que podamos salir de aquí?

Can negó con la cabeza ― yo soy un artista Sira Zas, y los artistas nos tomamos nuestro tiempo para crear fotos perfectas ― respondió y ella suspiró profundo.

―Tienes razón ― murmuro ― sólo que en verdad sería muy incómodo encontrarme con ella aquí.

¿Incómodo para quién?

Escucharon una voz al fondo. Can pudo ver qué Sira entrecerraba los ojos tratando de no voltear. Finalmente volteó para ver a Sara y Gustav frente a ella, ambos sonriendo y ella con un aspecto de diva tan exagerado que parecía personaje sacado de una comedia.

―¿Para quién? ― insistió Sara viendo a Sira al rostro y ella aún guardó silencio.

―Sara Alemán, hace mucho que no te veía, ¿cómo va la vida? ― preguntó Can amablemente.

―Viendo como te robaste a mi asistente. Cuidado que muerde ― se burló y tanto Gustav como ella comenzaron a reírse.

Sira volteó a ver a Can con un rostro de “trágame tierra” y él supo que en verdad Sira se sentía incómoda ante la presencia de Sara Alemán y no sabia porqué, no era para tanto sólo era su ex asistente.

―¿No tienes algo que hacer? ― Preguntó Sira viendo a Gustav ― otro cuerpo que carroñear ― y volteó su mirada a Sara.

Can abrió los ojos sorprendido al escuchar la respuesta que Sira había dicho, ya que no era algo que ella contestaría.

―¡Ay Sira!, qué clase de palabras son esas… lo siento Can, pero al parecer tu asistente está llena de resentimientos y malos comentarios, después de que yo sólo me he encargado de darle todo. Si no fuera por mí, Sira Zas ni siquiera tendría una carrera ― habló.

―¿¡Tú me diste todo!?, ¡yo te di todo!, ¡por mí estás donde estás! ― reclamó Sira enojada mientras echaba su cuerpo hacia delante ― por mí eres la gran Sara Alemán y deberías estar agradecida, pero como siempre te victimizas y haces que todo sea a tu favor, porque déjame decirte que de talentosa no tienes nada.

Después de decir esa frase, Sira sintió una bofetada tan fuerte sobre su mejilla, provocando que todos los que estaban ahí voltearan a ver la escena. Sira, volteó a verla con una rabia, ya que era la segunda vez que Sara la abofeteaba, y aventó su cuerpo hacia delante tratando de tomarla de los pelos cuando sintió las manos de Can Marín tomándola de la cintura y evitando todo.

―Creo que es momento de irnos ― comentó Can y la cargó fuera del lugar mientras Sira trataba de zafarse.

―¡Suéltame! ― gritaba mientras el actor la llevaba lejos del lugar para luego entrar a uno de los sets vacíos y bajara ahí.

Sira caminó hacia la puerta enojada pero una vez más Can le impidió irse ― mira, entiendo tu enojo, pero si haces eso me meterás en problemas y ya no quiero problemas ― le pidió.

―¡Claro que no sabes qué problemas tengo!, a ti no te importan mis problemas ― expresó ella enojada ― eres igual que ella, sólo que al menos tú me arruinaste la vida desde hace tiempo atrás.

Sira se volteó y caminó hacia una de las tantas sillas que había en aquel solitario lugar para sentarse y tomar un respiro profundo ―lo siento Can, mi intención no era meterte el problemas, sólo que Sara me enoja demasiado y tengo ganas de hmmmm ― expresó mientras hacia la seña de que tenía ganas de ahorcarla.

―¿Estás molesta porque te despidió? ― preguntó Can desde la puerta.

―No, no es eso…

―¿Entonces?

―No sé si sea prudente contártelo o más bien, no sé si entiendas.

―Oye, el que no me importe no quiere decir que no te entienda ― respondió y Sira lanzo un resoplido en señal de que le había causado gracia lo que Can le había respondido ― es broma, cuéntame, la verdad es que Sara Alemán no me agrada y al pareces ustedes traen algo más allá que un simple despido.

Sira volteó a ver al actor, quién venía caminando hacia ella y se sentó a su lado para escucharla.

―¿De verdad quieres escuchar? Can asintió con la cabeza y ella se acomodó mejor para verlo de frente ― Sara y yo éramos amigas desde pequeñas. Sus padres y los míos se conocieron en una fiesta y ella y yo nos volvimos inseparables. Siempre quiso ser actriz y yo cantante y las dos acordamos que juntas llegaríamos a Hollywood y seríamos famosas. Sin embargo, Sara empezó su carrera un poco antes y por un golpe de suerte, que aún no entiendo, consiguió la audición para una película con un director famoso. No voy a mentirte estaba muy feliz por ella, así que Sara me pidió que la ayudara con su carrera. Me dijo que si le ayudaba a iniciar ella me ayudaría a mí, que tan sólo tuviera una poco de fama sería la persona que me tendería la mano para subir alto y dije que sí, tontamente. Entonces, ella y yo nos venimos a vivir para acá. Fui su manager un momento consiguiéndole los papales que la lanzaron hasta las nubes, fui maquillista, asistente, amiga, todo lo que ella necesitaba y de pronto el tiempo nos absorbió y se olvidó de mí.

Can, mientras Sira relataba la veía directamente a los ojos prestando tanta atención que hasta a él se le hacía raro.

―De pronto Sara cambió, se empezó a juntar con otro tipo de amistades, pasé de ser confidente a sólo asistente y después me olvidó. Al grado de despedirme como si fuera nadie, como si no hubiese hecho nada por ella cuando yo fui la base de su carrera. Ahora, sólo soy una asistente, no una cantante, mi carrera se centró en atender y lidiar con famosos. Así, mientras ella vive su sueño, yo veo cómo el mío se va a la b****a. Por eso es que le tengo tanto coraje. Porque pude llegar a ser grande, mucho mejor que ella y ahora, Sara actuará con Richard Gere y yo llevaré tu ropa a la lavandería ― finalizó.

Can, después de escuchar a Sira, la tomó de las manos e hizo que lo viera al rostro ― eso que te hizo es horrible, ni siquiera yo lo haría, es la peor de las traiciones y yo te ayudaré a remediarlo.

―¿Cómo? ― preguntó Sira extrañada.

―Debo pensarlo bien, después te digo, pero verás cómo esa cara de diva se borrará por completo ― habló Can, mientras en su mente maquillaba un plan que sabía podría beneficiar a los dos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo