Capítulo 4.

Capítulo 4.

Han pasado cinco años desde el día de su rechazó, años diferentes, en los que crecí como persona y madure.

Ya no soy la chica de dieciséis años que un día abandono su vida, dejo su mundo y todo lo que conocía. Olvidando y dejando todo atrás.

Olvidar no, no he podido olvidarlo una parte de mi lo anhela, al principio el odio y la rabia llenaban todo mi ser. Ahora no hay odio simplemente me falta algo.

Es normal me repito aveces, el era tu pareja destinada, tu alma gemela. Simplemente hay que seguir viviendo.

Hoy cumplo veintiun años, y por primera vez en años me permito el lujo de sonreír, ayer me gradué en la universidad.

He terminado una carrera de cinco años en tan solo, tres. Aparezco incluso en el cuadro de honores.

Si señores ahora no soy solo Ariel Cárter la chica de pueblo. Soy la Doctora Ariel Cárter…

En unas semanas empiezo el Mir, estoy eufórica lo estoy deseando.

Mis padres llevan aquí dos días, lamentablemente está noche tienen que volver. Papá recibió una llamada, tenían problemas y debe de acudir.

Que problemas debe de tener un bibliotecario? Que digo yo, un libro perdido o algo así. Sonrió mientras lo pienso.

Me despido con una beso, de papá, de mamá y de tía Esther.

Hay tía Esther aveces la cuido yo más que ella a mi.

Es una adolescente atrapada en el cuerpo de una mujer de 40 años. La semana pasada me presento a su nuevo novio un chico de 27 años. Ella siempre me dice que la diosa Luna se olvidó de ella, no le puso un mate en su vida con lo cual no va a desaprovechar el tiempo. Jajajaja

Cuándo vine a la ciudad, estaba aterrorizada, tenía tanto miedo de los humanos, creía que en cualquier momento me descubrirían y me matarían o peor aún experimentarían con mi cuerpo.

Que lejos de la realidad estaba, la gente está demasiado ocupada con sus propias vidas y problemas para creer en lo sobrenatural.

Ya estoy llegando a la cafetería Bulevar allí me esperan Andy, Megan y Lucas, son mis mejores amigos nos conocimos el primer año de facultad y nos volvimos inseparables.

Pasamos la tarde riendo, conversando, haciéndonos confidencias. Ahora cada vez los veo menos ellos, aún están en el tercer curso de la uni, y yo ya terminé.

Me dispongo a pagar la cuenta y marcharme.

- Espera un momento, todavía falta una cosa. Dice Megan

- Está bien que falta chicos

Me entregan un paquete envuelto con un papel azul cielo. Lo desenvuelvo y mis ojos ven un fonendoscopio y una nota:

Feliz cumpleaños doctora, que este regalo te ayude a escuchar muchos corazones.

Con cariño, Lucas, Megan y Andy.

Me encanta el regalo y los abrazo a todos.

Llegó a casa, me esperan todos con un gran pastel de cumpleaños.

Comemos, reímos, me entregan regalos. Y llega la peor parte la despedida.

- Nos vemos pronto, dice mamá desde la ventana del coche.

Que diferente ha sido este cumpleaños pienso para mí, me meto en la cama y me dispongo a dormir.

Mañana será un día mejor que el anterior y así sucesivamente.

Han pasado cinco, cinco largos años y todavía no la encontré.

Mi vida está vacía desde el maldito día en que la rechacé.

He cambiado tanto, que ni yo me renozco. Si que es verdad que sigo siendo arrogante, algo egocéntrico…

Pero no juzgo a las personas sin antes darles una oportunidad.

Aunque tenía que haber aceptado el cargo de Alfha hace cinco años, le pedí a papá más tiempo, en un semana se hará efectivo. Yo quería esperar, alege que no estaba preparando aún, pero de su boca solo salió una contestación. No!!

Lo entiendo lleva demasiado tiempo en el cargo y necesita descansar.

No quiero tener que lidiar con el consejo, y aceptar de Luna a una de esas chicas que ellos me ofrecen para fortalecer lazos con otras manadas.

Una y otra vez me he negado. No quiero que ninguna de ellas renuncie a su mate, si lo encuentran por mi.

Yo no nunca podría amarlas, mi corazón solo le pertenece a una persona no está aquí.

Mamá, con el tiempo me perdono vio mi cambio y prometió apoyarme en mi búsqueda.

Tengo que hacer algo más radical, no puedo solo esperar a que vuelva.

Mis amigos están todos en pareja.

Tom y Adriana han sido padres de un cachorro. Le han puesto Ben.

Me dirijo al bar, hace mucho que no tomo pero hoy lo necesito. A Ray no le va a gustar pero hoy lo necesito. Necesito olvidar por unas horas que ella no está.

- Y si está con otro?

Lanzo un puñetazo contra el tronco del árbol, mis nudillos sangran aunque el árbol no está mejor que yo.

No podría soportarlo,me invaden los celos la rabia. Mis ojos se vuelven dorados.

Escucho un disparo me dirijo raudo al lugar de donde procede el sonido.

Veo a Alfred el bibliotecario en el suelo tirado un charco de sangre está bajo él. Compruebo su pulso, aún está vivo.

La ayuda no tarda en llegar, lo llevan al hospital en un estado crítico. Los médicos dicen que no ven claro que se pueda recuperar, en su torrente sanguíneo hay plata y no han conseguido expulsarla toda.

Meredith su esposa llega corriendo, le explicó lo sucedido.

Hace algo que no espero se lanza sobre mi, echa un mar de lágrimas.

Y dice con la voz entrecortada cómo se lo voy a decir a Ariel.

Me quedo confundido mientras la trato de consolorar, ideas pasan por mi mente, quizás venga? La voy a volver a ver?

Quizás está sea mi única posibilidad.

Los médicos la llaman.

- Señora Cárter, conseguimos estabilizar a su marido. Puede pasar a verlo.

Yo me marcho pero antes le prometo te aclararé todo lo sucedido y encontraré al culpable.

Por un instante no recordé qué eran los padres de Ariel. Aunque nunca desesee que nadie tuviera qué sufrir para encontrar a Ariel, el destino se puso de mi parte.

Solo esperaba que ese pobre hombre se recuperará

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