Epilogo

—Alejandro drogus... ven aquí en este inmediatamente...—una pelirroja muy enojada hablaba por todo el castillo, mientras un bello azabache de pequeña estatura se escondía de su madre, al saber que había sido descubierto, no había duda que el príncipe era un pequeño lleno de vitalidad, el cual hacía que su madre estuviera a punto de llegar a la locura

—¿Ahora que hiciese pequeño tramposo...?—el pequeño azabache. Observo los ojos de su padre quien se veía bastante divertido con la situación, por lo que mordió su pequeño labio inferior al igual que lo hacía su madre cuando estaba un poco nerviosa, no había duda que su hijo aunque se pareciera tanto a él, tenía tantos gestos de su madre que lo hacían sentirse realmente fascinado con su bello hijo

—Fue culpa de ella lo juro...— unos bellos ojos azules con tonos lilas se mostraban ante el rey, con el único fin que el fin de llegar al perdón de su padre, el cual había comprendido todo a la perfección. Sebastián no tenía que ser tonto para sa
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