Capítulo 6
“¿Tú?”. Sacudo la cabeza y miro a Heather y de nuevo al hombre de unos 1,80 metros que está frente a mí. “No. No, mi jefe es un tipo mayor, tú…”.

Cole asiente lentamente. “Debiste haber conocido a mi Padre. Tony Hoult. Él estuvo entrevistando por mí, mientras yo estaba fuera de la ciudad por negocios”.

Mire fijamente a Cole y maldigo el destino que sigue jodiéndome. “Entonces, ¿eres mi jefe?”.

Cole asiente y juguetea con los gemelos de sus mangas, con las cejas fruncidas. “Eso parece”.

“Ustedes ya se han conocido…”.

“Heather, déjanos solos”, él ordena, sus ojos nunca apartándose de los míos y Heather sale apresuradamente de la oficina, dejándonos solos.

“Esto es una broma, ¿verdad? Porque esto no puede estar pasando”, murmuro, caminando de un lado a otro. “No puede ser”.

Cole se frota la nuca, viéndome caminar frenéticamente, murmurando incoherencias para mí misma como una lunática. “Shayla, ¿por qué no nos sentamos?”, él me ofrece, y yo sacudo la cabeza.

“No. No puedo sentarme”, respondo, pasándome los dedos por el cabello con frustración. “Me siento como si estuviera dentro de una pesadilla de la que no puedo despertar”. Deje de caminar de un lado a otro y lo miro. “¿Me estás... acechando?”.

Él se ríe, y no me refiero solo a una risa, sino a una carcajada. “¿Acechándote?”, él dice entre jadeos mientras yo me quedo mirándolo indiferente. “Esa pregunta debería hacértela yo, cariño. Eres tú la que no para de aparecer por todas partes. No puede ser una coincidencia”.

Le frunzo el ceño y golpeo la carpeta que tengo en la mano contra su escritorio con cierta fuerza. “¿Perdón? ¿Estás insinuando que soy una fanática psicótica o algo así?”, preguntó, dando un paso hacia él y él me observa atentamente. “Creo que te darás cuenta de que fuiste tú quien se acercó a mí en el club”, dijo tocando su pecho con mi dedo, y él sonríe y arquea una ceja. “Y también fue idea tuya que nos fuéramos juntos del club”, añado, volviendo a tocarlo con el dedo y su sonrisa se convierte en una mueca. “También fuiste tú el que me besó, así que, por favor, explícame cómo resulta que soy la acechadora aquí”, colocando las manos en las caderas y lo miro fijamente, expectante.

Cole se lame los labios y se encoge de hombros. “Solo estaba bromeando, pero es agradable ver que tienes un lado peleón, cariño. Me encanta eso en una esposa”. Suspiro y pongo los ojos en blanco. Voy a matar a este chico.

“No soy tu esposa”, digo acaloradamente. “Ahora que lo pienso; tampoco soy tu asistente. Renuncio”, le digo y me doy vuelta para marcharme, pero Cole me agarra del brazo y me detiene.

“Shayla, vamos. Solo te estoy molestando un poco. Podemos solucionarlo, ven y siéntate un momento, ¿quieres, por favor?”. Aparto mi brazo de su agarre, me acerco a su escritorio y me siento en una de las sillas de color crema que hay enfrente. Cole se acerca y se para frente a mí, apoyándose en su escritorio, cruza los brazos sobre su pecho y me mira seriamente. “No tienes que renunciar. Los dos somos adultos. Podemos seguir trabajando juntos”.

“¿Cómo? ¿Cómo es posible que trabajemos juntos después de todo lo que ha pasado? Estamos casados, ¿recuerdas?”. Cole se encoge de hombros.

“Sí, ¿y qué? ¿Quién de aquí sabe que estamos casados aparte de nosotros? Estás exagerando. Además, mi padre te contrató por una razón, así que debes ser buena en lo que haces”. Suspiro con fuerza y sacudo la cabeza.

“¿Exagerando? Me casé con mi maldito jefe. Pasé de ser una asistente a la zorra de la oficina que se acostó con el Director Ejecutivo”. Cole se endereza de su posición inclinada y se pasa los dedos por el cabello.

“Shayla, lo estás exagerando. Nadie se enterará de lo que pasó entre nosotros, te lo prometo”. Él me lo asegura, parece sincero, pero la molesta sensación que siento en la boca del estómago me inquieta.

“Está bien”, cedí, dejando escapar un suspiro. Entrecerré los ojos. “Debiste pensar que yo era una verdadera idiota por no saber quién eras. ¿Por qué no dijiste nada?”.

“No pensé tal cosa”, él sonríe cálidamente. “En realidad, me sentí bien al ser tratado como un ser humano normal en lugar de un…”.

“¿Un notorio multimillonario mujeriego?”. Termino, y él se ríe un poco bajando la mirada a los zapatos negro de cuero Louboutin que calzaba. “Creo que soy un poco más que eso, pero sí. Puede que me gustara la idea de que no parecieras inmutada por el hecho de que fuera millonario”.

“¿Por qué lo estaría? Solo porque tienes dinero no te hace mejor que nadie. Cuando te cortas, aún sangras rojo como el resto de nosotros los mortales”.

Nuestros ojos se encuentran; nos miramos fijamente durante un largo momento. Cole sonríe y sacude la cabeza, aparentemente satisfecho por mi respuesta. Él se acerca a su escritorio y se sienta en su silla. “Es casi la hora del almuerzo. ¿Te gustaría salir a almorzar?”.

“¿Almorzar?”, entono, y él asiente inclinándose hacia atrás en su silla.

“Sí, podemos ir al Bar del Desayuno”. Gimo y me pongo de pie. “Podemos compartir unos panqueques”.

“Te odio”, digo y me volteó para ir hacia la puerta. Oigo a Cole reírse detrás de mí.

“Oye, lo que pasa en Las Vegas…”.

“Cállate”. Salgo de su oficina y mire hacia atrás para verlo observándome con una sonrisa en la cara mientras sacudía la cabeza. A las chicas les dará un ataque cuando se enteren de esto.

Me dirijo al baño y marco el número de Aimee. Ella contesta después de dos timbres. “Hola perra, ¿qué pasa?”.

“¿Qué pasa? Déjame decirte lo que pasa. ¿Recuerdas al multimillonario con el que me casé accidentalmente?”.

“El multimillonario atractivo, sí”.

“Bueno, ese ‘multimillonario atractivo’ no solo es mi querido esposo… también es mi nuevo jefe”, le digo y la escucho toser y balbucear al otro lado, claramente atragantándose con algo. “¿Te moriste?”.

“Estoy bien. Estoy bien. ¿Qué quieres decir con que es tu jefe?”, pregunta ella, aclarándose la garganta.

“Él es mi jefe. El hombre que me entrevistó era su padre… Tony Hoult. ¿Cómo no uní los puntos, Aimes? Por el amor de Dios. Soy una chica inteligente… al menos eso creía. Tuve su tarjeta en mi mano, y aún así no hizo clic. Probablemente piensa que soy una maldita idiota. Jesús, estoy mortificada”, murmuro, cerrando la tapa del inodoro y sentándome sobre él.

“Han pasado muchas cosas en estos cuatro días. Mi mente no puede con todo esto; no sé cómo estás lidiando con todo esto tranquilamente”, ella dice en un intento de hacerme sentir mejor.

“¿Tranquilamente? Estoy enloqueciendo Aimee. No puedo trabajar aquí. Es demasiado incómodo trabajar con él, día tras día. No puedo hacerlo. Voy a renunciar”.

“Shayla, no. No lo olvides; necesitas este trabajo. Recuerda lo emocionada que estabas por conseguir por fin un trabajo que está en un campo que te interesa. Este trabajo te abrirá todo tipo de puertas en el futuro. Concéntrate en tu trabajo, y te prometo que al final, cuando seas una arquitecta de primera, todo habrá valido la pena”. Asiento con la cabeza y suspiro. Ella tenía razón. Por mucho que la situación era horrible, tenía que aguantar lo más posible. “Y qué si te acostaste con él, él se ha acostado con docenas de chicas. Está claro que a él no le importa, ¿por qué a ti sí?”.

“Sí, tienes razón. Además, él prometió que lo que pasó entre nosotros, se quedaría entre nosotros”, le digo.

“Ahí tienes. Relájate y disfruta de tu primer día, todo va a salir bien”. Espero que ella tenga razón porque, sinceramente, no puedo aguantar mucho más. Conociendo mi suerte, él acabará siendo mi hermano perdido o algo así, además de todo lo demás. Me estremezco solo de pensarlo.

Que dios no lo permita.
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo