Capítulo 2
Noto a la enfermera mirándome fijamente. Cuando se da cuenta de que la atrapé, sus ojos se desvían. ¿Qué le pasa? Qué maleducada, señora.

“Le daré algo de privacidad”, dice ella. “Puede ir al baño y lavarse. Solo llévese ese poste con la solución intravenosa. Hay pantalones cortos y ropa interior limpia en la bolsa. Debe llevar puesta la bata del hospital hasta que le sane la espalda. ¿De acuerdo?".

"Sí, señora. Gracias, Diane", digo, a lo que ella asiente y sale de la habitación.

Es la primera vez en mi vida que una persona ha sido amable conmigo. Digo, creo que es parte de su trabajo, pero igual cuenta. Todo lo que he recibido hasta ahora son insultos, castigo físico y trabajo duro. Nunca amabilidad, nunca amor. Siento que puedo confiar en el doctor, pero todavía desconfío de la enfermera Diane. La forma en que me miró hace un momento me incomoda.

Tomo la bolsa de lona y voy al baño. Evito mirarme al espejo. No estoy segura de estar lista para ver el daño en mi cara. Todo en el baño es limpio y blanco. Hay una ducha, pero me preocupa que la presión del agua me lastime la espalda. Decido llenar la tina hasta la mitad y entrar. El agua es tibia y relajante. Hay una toallita y una barra de jabón nueva. Me limpio hasta que el agua queda asquerosa. Toda la sangre seca tiñe el agua de rosa. Dreno la tina, limpio el anillo de suciedad alrededor del borde y la lleno de nuevo. El agua no queda tan sucia cuando termino de lavar. Me duele levantar los brazos, pero no quiero llamar a la enfermera para que me ayude. Lavo suavemente mi cabello y uso una taza para enjuagarlo. Me seco y envuelvo la toalla suave alrededor de mi cabello.

Hay un cepillo de dientes y un pequeño tubo de pasta dental en el estante junto al lavabo. ¡Estoy viviendo a todo lujo en el hospital de manada! Los agarros y empiezo a cepillarme los dientes. Ya no puedo evitarlo, necesito mirarme en el espejo. Finalmente reuní el coraje para echar un vistazo. Lo que veo me hace dejar caer el cepillo de dientes.

Mi cara todavía está cubierta de moretones, pero eso no fue lo que me hizo dejar caer el cepillo de dientes. El iris de mi ojo izquierdo es violeta. Y no me refiero a un tono de azul que tal vez se vería un poco violeta con la luz adecuada. No, no. Mi pupila derecha sigue siendo del gris apagado de siempre, pero mi pupila izquierda se ve increíble. Parpadeo con fuerza un par de veces. Sigue igual. Intento frotarme el ojo, pero no hace ninguna diferencia. No hay duda: mi ojo es de un brillante, prácticamente resplandeciente... color violeta.

Los dos días parecen durar una eternidad, pero no me quejo. Nunca he dormido tanto en mi vida y, como si fuera poco, tengo tres comidas al día. ¡Tres! Sigo mirándome al espejo. No supero lo raro que se ve mi ojo violeta. Me despierto el segundo día y voy al baño a lavarme.

Me miro en el espejo por millonésima vez. Mi ojo izquierdo sigue siendo violeta. Ahora parece que mi ojo derecho está empezando a ponerse violeta también. No había nada que pudiera hacer al respecto, así que decido tratar de no preocuparme. Dado que Luna Plateada es una manada bastante grande, tenemos una escuela secundaria en nuestro territorio. La biblioteca tiene una gran sección de investigación de la historia de los hombres lobo. Investigaré un poco durante el almuerzo.

Cuando inclino la cabeza hacia un lado para cepillarme el cabello, noto que un mechón de mi cabello ha cambiado de color. En lugar del marrón rojizo normal, ahora es gris plateado.

Muy bien, ya está bueno. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué me está pasando? ¿Es una broma o qué? ¿El champú tiene blanqueador o algo así? Si es una broma, no es graciosa. Cojo la botella y la huelo. Huele a fresas, no a blanqueador. Qué raro. Nunca he oído que el color de los ojos o el pelo de un lobo cambie cuando llega a la mayoría de edad, pero eso es lo que el doctor cree que está sucediendo.

Diane llega justo después del almuerzo con algo de papeleo y folletos para mí. Me entrega otra bolsita. "Un detallito para ayudarte a permanecer de incógnito hasta que termines de curarte", dice.

"Gracias por todo", digo mientras abro la bolsa. Hay una gorra de béisbol y un par de gafas de sol oscuras.

"¿Cómo me veo?", pregunto mientras se los modelo.

Ella se ríe de mis poses. "Eres una estrella, cariño". Tal vez no es tan mala como creía, después de todo.

Ella me da un suave abrazo y se despide de mí. Tengo otras dos horas antes de tener que empezar a preparar la cena, así que decido llevar mi ropa nueva a mi habitación, y limpiar el desorden de allí para poder dormir esta noche.

Algo huele diferente mientras camino por el pasillo del calabozo, como una solución de limpieza. Enciendo mi lámpara y descubro que la habitación se ha transformado. Mi lámpara no está sobre la pila vieja de cajas de leche de siempre, sino en una mesita de noche. También hay una cama nueva, y mi viejo catre desapareció. Tengo una cama decente ahora, con sábanas y mantas nuevas incluso. También hay un pequeño escritorio y una silla con todos mis libros escolares colocados en una canasta al lado. Debo estar soñando. Eso, o entré a la habitación de otra persona por accidente, excepto que nadie más vive aquí. Casi ni parece una celda de calabozo. Parece como lo que imagino es un dormitorio.

Miro por la puerta para asegurarme de que estoy en el lugar correcto. Parece que sí. ¿Qué está sucediendo? Me acerco a la cama y me siento con cuidado, como si fuera a desaparecer si me muevo demasiado rápido. Es como una nube. Las sábanas grises y turquesas son frescas y nuevas. Incluso hay dos almohadas. Nunca antes había tenido una almohada decente, y mucho menos dos.

Hasta donde sé, Diane es la única que vino aquí mientras yo estaba en el hospital. ¿Acaso fue ella quién hizo esto? Seguramente se meterá en problemas cuando Alfa Graham se entere. Pero entonces recuerdo que no sabe cuánto me odia el Alfa. No sé cómo voy a explicárselo cuando se entere, pero tampoco meteré en problemas a nadie por intentar ayudarme.

Guardo mi ropa nueva en los cajones de la mesita de noche, y la bolsa de lona debajo del colchón. Una vez que tenga diecisiete años, encontraré la manera de salir de este lugar. Encontraré una nueva manada que acepte una loba debilucha de ojos violetas como yo.

Me siento en el escritorio y escribo una carta de agradecimiento al doctor y a la enfermera Diane. Me giro en la silla mirando alrededor de la renovada habitación. Estoy asombrada de que alguien pudiera hacer esto por mí. Debo haberme distraído porque no escuché la puerta en la parte superior de las escaleras, pero escucho dos pares de pasos que vienen por el pasillo. Al instante me congelo. Puedo sentir el olor de Alfa Graham acercándose. No sé a quién pertenece el otro aroma.

Instintivamente, me apresuro y me paro en el medio de la habitación justo cuando llegan a la puerta. El Alfa Graham se apoya contra el marco y cruza los brazos frente a él. Puedo sentir todo mi cuerpo temblando mientras me mira fijamente. Mis ojos están pegados al suelo. Definitivamente no quiero que vea mi nuevo color de ojos brillando.

"¿P-puedo ayudarte, Alfa Graham?".

"Ese pequeño espectáculo tuyo me costó mucho dinero", dice con una voz tranquila y cavernosa. "Y cuando me cuestas dinero, le cuestas dinero a toda mi familia".

"Lo siento, señor", me disculpo, aunque no tengo idea de qué espectáculo está hablando. Miro hacia arriba lo suficiente para ver a Ryan, el hijo de Alfa, también de pie en la puerta.

Ryan da un paso más cerca y puedo sentir las lágrimas comenzando a arder al borde de mis ojos mientras mis brazos tiemblan incontrolablemente. ¿Cómo lo voy a enfrentar en la escuela? Digo, no he tenido una conversación con él desde que su mamá me hizo vivir en el calabozo. Pero hasta donde yo sé, él no tenía idea de que vivo aquí ahora. Seguro que se lo va a decir a todos.

"Las cirugías y las estadías en el hospital no son baratas, Kas", se burla Alfa Graham desde la puerta. "¿Y sabes lo repugnante que ha sido la comida durante los últimos dos días y medio?".

Me limito a asentir con la cabeza, todavía mirando al suelo. No voy a tratar de discutir con un lunático. No es mi culpa que tuvieran que operarme. ¡Él es quien rompió una botella y me tiró sobre los pedazos! Si no lo hubiera hecho, habría estado bien. Habría podido recuperarme al día siguiente y preparar el desayuno como se suponía que debía hacerlo incluso si estuviera algo herida.

Hay una pausa y finalmente gruñe: "¿De dónde salieron todos estos muebles? ¿Los robaste?".

“N-no, señor. Yo-yo... estaban aquí cuando volví del hospital. No sé quién los trajo".

"Me debes, Kas Latmus. También le debes a quien sea que haya convertido tu habitación en el Ritz-Carlton. Trabajarás en la casa de la manada hasta que pagues cada centavo. Por el resto de tu vida si es necesario. No habrá más escuela. No necesitas una educación para cocinar y limpiar".

Utiliza su tono Alfa. No puedo desobedecer. Con esas palabras, la pequeña llama de esperanza en mi corazón se apaga. No me pagan, así que no sé cómo podría pagar alguna deuda. Luna Caroline me dijo hace años que la habitación en el calabozo era pago suficiente por mis servicios. Ahora soy menos que una omega. Soy una esclava.

"Ryan, enséñale una lección por malgastar nuestro dinero".

"Sí, Alfa".

Las lágrimas caen por mi rostro mientras la realidad de mi destino se asienta. Alfa Graham está pasando la antorcha de su crueldad a su hijo. Pero en verdad, sé que él nunca dejará de hacerme daño.

Ryan se acerca y me toma por la nuca. Me obliga a inclinarme para que quede como si me estuviera postrando y gruñe profundamente: "Deberías estar agradecida de que mi padre no te destierre. Si fueras una salvaje, me aseguraría de que nunca llegaras a la frontera del territorio".

Un chillido se escapa de mi garganta. Estoy tan asustada que siento que me voy a desmayar. Puedo sentir la oscuridad en los bordes de mi visión mientras mi corazón se acelera.

Ryan se voltea hacia su padre, "No se preocupe, Alfa. Tengo esto bajo control".
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