Amor Oscuro
Amor Oscuro
Por: Estrella Arias
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Boris estaba en la fila, aquella fría mañana de invierno. Esperaba su turno para el casting que la ópera de la ciudad hacía. Necesitaba el trabajo o acabaría en las calles literalmente hablando, debido a que estaba en banca rota total.

El frío calaba sus huesos entumeciéndolo al completo. Pocas eran las veces en que la ópera hacía un casting para buscar artistas. Esa era su oportunidad y esperaba tener éxito.

Al menos con un personaje secundario aunque más no sea, sabía que lo importante era entrar. Lo demás vendría solo.

Las horas pasaban y la fila iba avanzando lentamente. Podía ver la desesperación en todos los que aspiraban a entrar para formar parte del elenco principal del teatro.

Eran días duros, momentos de intensa crísis económica, por ende todos estaban necesitados. Esto hacía que haya muchísima más competencia. Suspiró profundamente.

El ruido era casi enloquecedor debido a las prácticas que todos hacían mientras leían las partituras aguardando fuera.

Sin embargo Boris optó por no practicar más, había calentado la voz bastante ya y si seguía así sabía que sus nervios acabarían arruinando todo su esfuerzo. Se limitó a hacer ejercicios de respiración, una y otra vez. Eso sí la ayudaría.

Tenía 19 años recién cumplidos y sentía que había vivido toda una vida. Esto se debía al intenso dolor que continuamente debía sufrir porque sus padres jamás se casaron. Y eso era algo muy mal visto por la oscura sociedad que lo rodeaba.

Desde que tenía uso de razón fue el centro de las burlas, los castigos y golpes. Siempre solían desquitarse con su persona por el simple echo de que su padre jamás se hubo casado con su madre.

Era una hija natural, un paria, una bastarda sin derecho a nada. Su madre siempre le dijo que ella era el fruto de su pecado y que su padre nunca la quiso. Además, según algunos ela era la viva imagen de su padre.

Rubia de ojos celestes. Piel blanca pálida. Su madre pertenecía a una familia aristócrata y su padre también.

Pero ella, luego de haberla dado a luz optó por tomar los hábitos y vivir en el convento. Ella se tuvo que criar junto a sus abuelos y tíos. Cuando tenía trece años supo que su madre murió de tuberculosis.

Odio era lo único que solía recibir de los demás. Pero había nacido con un gran talento para la música y su familia le permitió estudiar en las mejores escuelas.

Solo cuando cantaba y tocaba el violín se sentía feliz, libre del dolor y la angustia.

Cuando acabo sus estudios y fue mayor de edad, la familia de su madre la echo a las calles dándole únicamente un departamento y nada más.

No sé quejaba ya que al menos tenía un techo donde vivir pero debía trabajar para poder sobrevivir.

Durante todo un año estuvo haciendo trabajo de medio tiempo en diversos lugares. Por las noches trabajaba en un club nocturno de bailarina y era lo más seguro que tenía.

La danza siempre la tomó como un hobbit, jamás imaginó que sería lo que lo ayudaría a sobrevivir.

Ahora se encontraba parado esperando una oportunidad para lograr salir de esa existencia oscura y gris que tenía.

Cuando había empezado a nevar llegó su turno. En cuanto entró el calor lo revivió. Fue conducida al escenario por un extraño sujeto que no paraba de mirarla con intriga. Al subir repentinamente quedó sola.

Pero unos acordes musicales empezaron a sonar en el lugar. Era una melodía tan misteriosa como envolvente que súbitamente la fue hipnotizando.

No supo en qué momento empezó a moverse siendo guiada por aquellos acordes que lograban hacer aflorar en ella su lado más sensual.

Lentamente empezó pero poco a poco iba avanzando en los movimientos que solo ella era capaz de hacer.

Sus brazos, sus manos, sus piernas, todo su cuerpo estaba bajo el control de la increíble sensualidad que solo Boris era capaz de tener, despertando en quienes la contemplaban el oscuro deseo de poseerla.

La melodía tenía contrastes que iban de la sensualidad al lamento para proseguir con una misteriosa alegría y continuar con una singular invitación al amor carnal.

En un momento dado Boris se quitó la campera con tal seducción que tanto hombres como mujeres perdieron el aliento. En medio del baile Boris supo la letra de esa melodía y su voz empezó a sonar en todo el teatro, suave, sensual y juvenil.

"Dime qué sin mi llora la noche a tu lado, jura ante mi y dime qué nadie es más que yo. Sedudeceme siempre y sin piedad, quebrantale fuerte y siempre. Dije que nada es eterno. Nunca podrás decir jamás mientras tú corazón se encuentre en mis manos. Muy suavemente tu vida romperá con el pasado"

Poco a poco fue perdiéndose la melodía en la nada y con ella la joven de dorada cabellera iba acabando su sensual danza.

Las luces, en todo momento, iban variando en un contraste perfecto con la melodía y los sensuales movimientos de Boris para acabar en una perfección magistral.

Cuando la música acabó, las luces se encendieron y todo volvía a la realidad cotidiana. Boris estaba agotada, pero fue como un despertar.

Como si saliera de una hipnosis profunda. Muchas personas la contemplaban en silencio sin mover un músculo, como si se negasen a despertar de aquel embrujo musical.

Boris miraba hacia todas direcciones sin entender qué había sucedido ni por qué la miraban así.Estaba sudando y por la agitación de su cuerpo supo que había estando bailando pero ¿por qué no recordaba nada?

Sujetó su campera y recién sus espectadores reaccionaron. Uno de ellos empezó a aplaudirla con intensidad, así los otros salieron de aquel hechizo e imitaron a quien dió inicio a esa pequeña ovación.

Por supuesto que Boris no entendía nada de nada. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Dos hombres se acercaron al escenario y uno de ellos le dijo:

— ¿Cuál es su nombre jovencita?

— B-Boris....

— Aquí dice otro nombre muy diferente.

— Si, es cierto pero no me gusta ese nombre

— ¿Y decidió cambiarselo,usted misma?

— S-Si ¿tendré problemas con eso?

Quien hablaba hizo un gesto de total indiferencia, restándole importancia. El otro no le despegaba la mirada en absoluto silencio.

Aquello la incomodaba ya que la hacía sentir en falta. De negros cabellos, esmeraldina mirada pero su piel era tan pálida que parecía un vampiro.

Encima vestía de negro y llevaba puesta una larga y negra capa de terciopelo. Ante la pregunta de Boris el otro respondió:

— Problemas no, pero aquí te llamaremos por tu nombre real

— ¿Qué? — Boris estaba confundida

— El papel es tuyo — Dijo el que parecía más humano.

— ¿En serio?

— Si

— P-Pero ¿ y la audición? ¿,La prueba? ¿,El casting o como quieran llamarlo?

— Ya se hizo y lo pasaste con éxito muchaha — Respondió el hombre mayor y volteó para dar algunas indicaciones a una chica que estaba a a unos pasos tras suyo.

— ¿Se hizo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

— Aquí, hace unos instantes — fue la respuesta que le dió el que parecía vampiro quien no dejaba de analizarlo con la mirada.

Pero Boris no entendía nada de nada ¿cómo era posible tal cosa? No recordaba nada de lo sucedido luego de haber subido al escenario. Los murmullos de alabanzas hacía su persona empezaban a llegar a sus oídos.

Repentinamente su mirada quedó entrampada con la del emo y su respiración fue normalizandose.

Los acordes musicales empezaron nuevamente a resonar en su mente, aquella misteriosa melodía otra vez logrando cautivar sus sentidos por segunda vez. Y su voz comenzó a oírse por el lugar.

"Fuego al corazón, arden los sentimientos. Muy suavemente tu vida romperá con el pasado. Dime qué sin mí llora la noche a tu lado, jura ante mi, dime que nadie es más que yo".

El emo sonrió misteriosamente y en un susurro dijo :

— Bienvenida seas....

— Boris, llamame Boris ¿te quedó claro?

—Boris, bienvenida.

Luego volteó y se fue por dónde vino con su bastón en cuyo extremo había una serpiente te planteada. Boris salía del trance, pero en ésta ocasión si recordaba lo que hizo.

Cantó una parte de una desconocida canción que nunca antes había escuchado. Respiraba entrecortado mientras miraba a los demás que no podían evitar de mirarla con asombro.

Una de las chicas que trabajaba allí, se le acercó sin poder contenerse y le preguntó:

— Disculpa ¿cómo es que conoces esa canción?

— ¿Qué? — Boris la miraba sin entender nada — ¿,A qué canción te refieres?

— A la que cantaste recién y bailaste con magistral sensualidad. Nadie, te repito, nadie pudo jamás cantarla y mucho menos bailarla. Por eso cautivaste a Luzbel.

—¿A quién?

— A Luzbel Arcángel, así se llama el dueño de este gran teatro. Esa canción la compuso él hace más de veinticinco años para su amado esposo.

— Y....¿q-qué le pasó a su esposo?

— ¿Cómo? ¿No lo sabes y planeas trabajar en su teatro? Incluso cantaste su canción.— Boris negó con la cabeza — Murió hace más de diesciocho años.

— ¿Murió?

— Lo mataron ¿En serio no sabes nada de nada?

Pero la joven se retiró sin esperar repuesta alguna de Boris al ser llamada por alguien. No obstante aquello dejó más confundida a la joven rubia de lo que ya estaba.

Pero había conseguido el trabajo, y eso era lo único importante.

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