Capitulo 2

Buenos Aires, 2019

No sé qué me pasa, apenas llevo unos días de casada con Alan y no logro sentir nada por él, creí que tal vez podía cambiar mis sentimientos hacia él, estos días que compartimos en Venecia fue un verdadero calvario no puedo definirlo de otra manera, me di cuenta que esto va ser imposible y que nunca voy a sentir nada por él.Él sabe que no lo quiero, él lo sabe y no quiero ni siquiera pensar en que me ponga un sólo dedo encima.Pero siempre lo olvida diciéndome que soy su esposa, como si fuese de su propiedad.Asco me genera esa actitud tan posesiva que tiene.Compartir el cuarto y la cama con Alan me generó inseguridad y ansiedad a la vez eso hizo que me causará insomnio, noches enteras doy vueltas en la cama mientras pienso en como escapar de esta pesadilla mi salud mental está por colapsar.Sin embargo papá insiste en que esto es lo mejor para mí.Por momentos siento impotencia y quiero gritar de rabia pero solo consigo un nudo en mi garganta.Papá siempre fue tan bueno conmigo, pero las tradiciones de la familia me tienen tan cansada y no quiero herirlo. Aunque no sabe como él me hiere a mí obligándome a continuar con esta farsa.No entiendo porque lo hace porque se deja llevar por costumbres tan absurdas. Cuando le pregunto no me quiere escuchar, solo me dice que sea una niña obediente y siempre lo fui pero ahora soy una mujer y no quiero estar al lado de un hombre que no amo. Se lo digo pero él solo me abraza y me consuela, mientras tanto me carga con una responsabilidad que ya es insostenible para mí. Me dijo que si abandono a Alan que pensaría su madre de la familia. Que no me olvide que la empresa es muy conocida y tiene que tener un buen prestigio ante los demás y mi separación con Alan sería un verdadero escándalo, en conclusión debo fingir para los demás.

Gem...

Gema dejó de escribir porque sintió golpecitos en su puerta. Era Rubén que le hacía señas de que Víctor estaba en la casa y se encontraba en la oficina de Eduardo.Debido al comportamiento infantil de Rubén, ella reía sin parar.—Rubén, no pretenderás que baje así en bata corriendo a los brazos de Víctor ¿verdad? Se va a espantar.—¿Hablas en serio? ese hombre te mira como si fuera a devorarte —ambos reían en complicidad.—Rubén deja tus ocurrencias y vete a dormir que es tarde, yo haré lo mismo—Gema cerró la puerta de su habitación pero no tardó mucho en volver abrirla y cambiar de opinión.—Aunque... pensándolo bien ¡Rubén ven aquí! no te vayas a dormir todavía, sabes que no estaría mal verlo aunque sea de lejos un ratito ¿me acompañas?Bajaron a la cocina, mientras rogaban que Víctor también fuera por algo de tomar, y el deseo no tardó en cumplirse.Esa misma noche Eduardo había llegado de su viaje y como de costumbre se reunía con Víctor en su oficina. Eduardo le contó a Víctor que estaba contento porque su hija había regresado de su luna de miel con su marido Alan y que estaba orgulloso de su hija por seguir las tradiciones de la familia. Víctor miró a Eduardo sorprendido de que todavía se acostumbre a obligar a la gente a casarse con un extraño. Pero prefirió no cuestionar a su jefe.—¿Gema está aquí?— Víctor también hace días que tenía deseos de verla y ni él sabía porque se sentía así, simplemente no lo pudo disimular. Era evidente que había una conexión entre ellos que ninguno de los dos podía entender y mucho menos controlar.—Si… mi hija está aquí ¿porque te sorprendes Víctor? No sabía qué contestar porque hasta él se sentía raro de expresar tantos deseos de verla. Víctor no dejaba de cuestionarse porque tenía tantos deseos de verla. Algo muy fuerte había despertado en él con el solo hecho de escuchar su nombre.Víctor entró en la cocina en donde estaban Rubén y Gema. Él sin saber que ella rogaba porque él entrara por la puerta de la cocina, sorprendido de verlos a los dos tan tarde despiertos, solo los miró y sonrió dándose cuenta de sus intenciones.—Bueno... este... de pronto me agarró demasiado sueño, así que ahora sí me voy a dormir—Dijo Rubén tratando de disimular su intención de dejarlos solos.Gema negaba con la cabeza indignada ya que Rubén fue muy obvio y Víctor ningún tonto.—Rubén es todo un personaje, no le hagas caso Víctor.—Ya lo creo—dijo él mientras bebía un sorbo de agua.Ambos estaban nerviosos sin saber que decir Víctor tomaba el vaso y lo volvía a dejar en la mesa, Gema lo observaba y sonreía, mordía sus labios tratando de disimular que se moría de amor por verlo así.Finalmente Víctor reaccionó—Puedo preguntarte ¿Cómo va tu matrimonio? Te conozco desde muy chica, pero sin embargo ahora ya eres toda una mujer ¡una hermosa mujer!—Dijo Víctor fijando su mirada en Gema.Pero esta vez ya no había sonrisas en su rostro, no lo decía en chiste. Víctor empezaba a sentirse raro e incómodo cada vez que tenía a Gema delante suyo. Unos nervios terribles recorrían sus venas haciendo acelerar su corazón. Ella todavía parecía confundida en sus sentimientos. A Veces su comportamiento y su forma de pensar solían ser infantiles, pero su apariencia y su cuerpo llamativo la delataban ya era toda una mujer, en la que casi ningún hombre podía contenerse ante su extrema belleza. —Bueno Víctor verás, para ser sincera tú sabes cuáles son las tradiciones de mi familia. Sabes que no estoy con Alan por amor y sentimentalmente no puedo negar que me falta todo.Mientras le explicaba su situación abrochaba su bata y no se dió cuenta que él recorría su cuerpo con la mirada.Víctor no podía mirar nada más que no fuera a ella el solo hecho de observar más de lo debido solo hizo que sus nervios aumentarán y sus manos sudaran.—Entiendo, disculpa si mi pregunta te incomodó pero quiero que sepas que puedes hablar conmigo cuando quieras.—¡Te lo agradezco Víctor! lo voy a tener en cuenta y muchas gracias por preguntar, nadie de mi familia me pregunta cómo me siento con Alan. —Porque estás con él entonces nunca debes conformarte con tan poco. Eres mayor de edad ya no tienes que estar bajo las reglas de tu padre. —Si lo se, pero no puedo contradecirlo.—¿Porqué no Gem? No te condenes a una vida sin amor, tienes que amar con intensidad y si no como dicen por ahí es mejor sólo.—Es que no es fácil.—¿Gem?—Si...—¡Mírame!— ella levantó lentamente la mirada sorprendida para unirla con la de él.—¿Qué ves en mis ojos?— ella sonrió tímidamente y él también —¿Tengo que responder?—Sino quieres no, con que lo sepas está bien ¿Lo sabes?—Si...por supuesto que lo sé.—Entonces no hace falta decir más nada—él seguía sonriendo y ella se perdía en su mirada y sobre todo en su sonrisa cada vez que él sonreía se le hacían unos hoyuelos en la mejillas que lo hacía más atractivo aún.

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