Ya los balcones no son tan benditos

Llevo aproximadamente quince minutos para a la entrada de la casa de Apolo mirando a la puerta fijamente. No sé de qué forma entrar y hablar con él, convivir con él como de costumbre, es que tenerlo cerca ahora me produce repulsión y un asco increíble, todavía no me creo todo lo que ha pasado en menos de un solo día. De pronto la puerta se abre y sale Apolo

-Cielo ¿qué haces aquí, no me dijiste que cuando terminaras ibas a llamarte para irte a buscar?

Lo miré bien, detallando cada parte de él que antes me gustaba tanto con la esperanza de encontrar algún indicio de algo que me permitiera hacer toda esta situación más amena. En lo primero que me fijé fue en sus ojos, fue lo que más me llamó la atención, ese color avellano, pero ahora todo lo que me traen es desconfianza, cambian de color según el clima, es algo que descubrí al tiempo de comenzar con él, cambiantes, igual que su personalidad. Su físico sigue siendo parecido al de un dios griego, solo que ahora pienso que n

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo