Capítulo 66
Aunque Derek limpió y cubrió sus heridas, eso no le ayudó a mitigar ni un poco el dolor. Sentía como si en cualquier momento, la piel de su espalda se desgarraría y caería en pedazos al suelo.

El dolor físico, mezclado con el dolor que llevaba dentro de su alma, la hizo llorar copiosamente.

De nuevo estaba inmovilizada, suspendida en el aire, pero esta vez, eran cuerdas las que la mantenían atada, a la vez que sintió el aliento de Derek muy cerca de su rostro.

Avery cerró los ojos con fuerza, mientras sintió como un par de dedos escudriñaban su intimidad. Por instinto, trató de moverse, pero no pudo. Derek era un especialista a la hora de usar la técnica de bondage shibari. También tenía una mordaza con bola, lo que producía que la saliva chorreara de su boca.

—Mmmm —gimió Contini—. Tal cual como lo recordaba, cara mía. Tienes el coñito más suave y apretadito que he tenido la dicha de tener —siseó, seguido de un lametón en la oreja de Avery.

Ella se estremeció, pero no de placer,
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