I've Been Thinking About You (Londonbeat)

I've Been Thinking About You

Londonbeat

Cinco año antes…

Una temporada de lluvias muy helada estaba cayendo sobre la ciudad, Harlam observaba perdido un enorme televisor en una vitrina donde se presentaba un programa de música, tenía el cuerpo cubierto con un impermeable azul y un gorro impermeable, tenía los zapatos mojados y parte de sus pantalones cubiertos por lodo, solo era lluvia, pero hacia tanto frío que no se atrevía a salir sin abrigarse correctamente.

—¿No te parece genial?

A su lado estaba Jeff, vestido casi igual para esconderse un poco de la tormenta, tenía el cabello húmedo y pegado en la frente, esté se puso frente a la vitrina para mirar como en la enorme pantalla enfocaban a un jurado eligiendo personas para entrar al programa.

—Me parece aburrido. —Dijo encogiendo los hombros, miro a su amigo de reojo y le dio un pequeño golpe con el codo.

—Pero es una gran oportunidad, quiero decir… para lanzarse al mundo del espectáculo.

—No quisiera ser humillado a nivel nacional por un jurado que se cree poderoso. —Harlam hizo una pausa, mordiendo su labio inferior ya que por su mente no cruzaba una respuesta para refutarle a su amigo.

—¿Y qué tal eso? —Su mirada regreso al televisor.

Minutos después de su breve conversación abarcando el tema, habían cambiado a comerciales y el primero en salir fue el anuncio de un concurso de bandas en la ciudad, algo más pequeño y con un cantidad considerable de dinero como premio, esta vez Jeff observo con más cuidado, saco una libreta marrón de su abrigo y anoto la información con rapidez.

—Tal vez lo intentemos.

Al lado de la vitrina había una puerta de vidrio que llevaba a un almacén de ropa, de ahí salió Jareth vestido con un uniforme simple, camisa negra con un gafete que tenía su nombre. Tenía el cabello más corto en la nuca y una apariencia más saludable, se apoyó en el marco de la puerta y miró a los dos hombres con una ceja levantada.

—¿En qué puedo ayudarlos?

—Una tácita de café para este frío, por favor. —Respondió Jeff.

—Por si no se dieron cuenta, aquí vendemos ropa, no bebidas.

—Tsk, apúrate, tu turno ya termino y nada que sales. —Dijo Harlam que se encogía en su lugar buscando calor, metió las manos en los bolsillos de su impermeable.

—Tendrán que esperar otros cinco minutos. —Jareth dio media vuelta y regreso al local, desde afuera sus amigos lo podían ver, pero ellos regresaron su atención al programa de concurso musical.

Jareth Tomo una mochila de jean desgastada, se despidió de la gente con la que trabajaba y salió luego de ponerse una chaqueta de plumón negra.

Los tres continuaron el recorrido hacia el pequeño garaje donde ensayaban, era en la casa de Jeremías y si no se apuraban, probablemente Tobías estaría hecho una furia y apenas los viera cruzar la puerta la reprimenda sería gigante, a ninguno le gustaban los regaños de él.

La casa de Jeremías era grande, dos plantas y una preciosa fachada colonial, al frente había un balcón adornado con flores y unas pequeñas ventanas que también tenían plantas alrededor decorando, era un estilo clásico que los padres de él mantenían con mucho cariño, a un lado de la puerta principal estaba el portón que daba paso al garaje donde tenía el espacio suficiente para practicar, frente al portón había un gran árbol que los ocultaba un poco de los vecinos curiosos y justo ahí estaba Tobías afinando su bajo de cuatro cuerdas, estaba sentado en un banquillo de madera, con el cabello alborotado por el viento y las mejillas rojas, él poseía un rostro delgado, pómulos proyectados y mandíbula delgada, sus ojos marrón en un movimiento muy rápido observó al grupo llegar, y para sorpresa de todos continuo con su tarea.

—Hasta que llegan. —Se quejo, Jareth lo miro un momento antes de entrar al lugar, no se veía molesto a pesar de la bienvenida.

—Jareth se tomó todo el tiempo que quiso. —Lo acuso Jeff sin remordimiento y empezó a quitarse el abrigo para estar más cómodo.

—Tienen suerte de que Jeremías este en una conferencia de la escuela, dijo que bajaba en diez minutos y eso fue hace veinte. —Tobías hablaba sin dejar de mover las clavijas para afinar su instrumento, tenía de apoyo un afinador de pedal así que tenía la mente perdida en el objeto, cosa que los salvó de las palabras gruñonas de este.

Empezaron con la preparación de los instrumentos, en el caso de Jeff, debía calentar la voz con pequeños ejercicios que ya tenía aprendidos de memoria, hacia una semana no tocaban así que había varias cosas que organizar, finalmente Jeremías bajo y entro por una pequeña puerta desde el interior de su casa, venía poniéndose uno de los tenis y mordiendo un pedazo de pan dulce.

—Qué bueno que ya viniste. —Dijo Jeff, se había sentado en una silla de plástico y leía un papel arrugado y manchado que sostenía entre sus delgados dedos.

—Lo siento, pero estoy en mis últimos días de clases y los profesores se han puesto muy creativos con las actividades. —Se acerco hasta su guitarra, él ya la había afinado hacia un par de horas para ahorrar tiempo cuando llegaran sus amigos.

Jareth se sentó a su lado, estaban en una banca larga de madera hecha por el padre de Jeremías y pintada por su madre así que tenía un interesante color Vinotinto, el pelinegro lo miró de reojo y sonrío de lado, el más joven estaba despeinado y con ojeras, la universidad lo estaba enloqueciendo.

—Te ves fatal amigo. —Le dijo cerca del oído, Jeremías no dijo nada, pero su cara mostraba la molestia que ese comentario le había creado, sabía bien como se veía, no necesitaba que alguien se lo recordara— Oh, lo siento. —Se escucho la risa de Jareth por todo el garaje, se puso de pie y se alejó para continuar con lo suyo, Jeremías lo miro un momento, no podía creer que soportara con éxito la presencia de su amigo sin morderlo en el proceso, Jareth no era especialmente guapo como Harlam, era más bien particular, tenía un aura que gritaba emoción, era como ver a un dragón pavoneándose por todas partes sabiendo que luce fantástico siempre.

—¿Listos? —Pregunto el vocalista, todos asintieron, les anuncio cual canción tocarían y comenzaron, Jeff necesitaba con urgencia concentrarse en otra cosa para no seguir pendiente de los movimientos de los demás.

Los padres de Jeremías trabajaban todo el día así que nadie los molestaba a excepción de un vecino de enfrente que a veces no soportaba el ruido y gritaba para que guardaran silencio. Ya habían pasado casi dos años desde que iniciaron con la idea de tocar juntos, pero el tiempo que tenían de conocerse era más amplio.

—Chicos, tengo una idea… —Luego de la última canción, Jeff se sentó en el suelo y dejo el micrófono ya apagado entre sus piernas—. Con Harlam vimos que se hará un concurso aquí, así que les quería proponer que participemos.

Jeff barrio la habitación con los ojos para captar las expresiones de sus compañeros de banda, hasta el momento no se habían animado a tocar más allá del bar donde trabajaba Harlam en las noches. Pero todos tenían la sorpresa marcada en sus caras.

—Ah, por favor, no podemos quedarnos como un grupo más de chicos sin oficio, tocando por hobbie, deberíamos intentarlo, al menos. —Volvió a hablar.

—Creo que es una buena idea. —Agrego Harlam.

—Tú ya sabías. —Le dijo Jareth tocándole la cabeza para molestarlo.

—Yo digo que hay que intentarlo. —Intervino Tobías con una pequeña sonrisa, Jeremías también lo aprobó, todos voltearon a ver a Jareth que parecía distraído tocando con la punta del pie el amplificador de su guitarra.

—¿Jareth? —Jeff le lanzo un papel para que lo viera.

—Ya, ya, hagámoslo. Que luego no digan que por mi culpa no hicimos esto y aquello, bla, bla. —Dijo mientras se frotaba la nuca con las dos manos.

—Excelente.

Cuando había ensayo, la cena siempre era en casa de Jeremías, a su madre le encantaba cocinar y tenerlos cerca, Jeremías era el menor de los hijos y era el único que quedaba en casa, ya que los demás habían salido del nido, así que su madre sentía un inmenso vació así que le gustaba tener mucha gente alrededor suyo; por otro lado, el padre de Jeremías era muy callado y pocas veces lo veían, pero cuando se acercaba a ellos, los chicos se sentían fuera de lugar, como si invadieran su casa —aunque fuera así—, el único al que le dirigía la palabra era a Jeff, solo porque siempre le dio la sensación de ser más responsable.

Cerca de las nueve de la noche uno a uno los chicos se regresaron a sus casas, al final quedo solo el vocalista, Jeff esperaba en el andén, con un cigarrillo ya casi terminado, había pedido un servicio de autos para que lo recogieran. En medio de la noche y el frío, con la mente perdida en pensamientos simples, sintió como unas manos se posaban en su cuello y luego lo rodeaban con los brazos desde atrás, miro por encima de su hombro como Jeremías se colgaba de él como un koala, era de menor estatuara y se aprovechaba de eso para subirse en la espalda de todos sus amigos.

—Pide permiso. —Le dijo Jeff, pero lo sujeto por debajo de los muslos cuando ya se había acomodado en su espalda.

—Uhm, ¿me dejas?, —Sonrío— listo. —Susurro y apoyo el mentón en su hombro.

—¿No deberías irte a dormir ya? —Hablaba sosteniendo el cigarro entre sus dientes.

—Quería acompañarte hasta que vengan por ti. Además… —Jeremías le arrebato el cigarrillo y lo tiro al suelo—. Eso es asqueroso.

—Eso dices ahora… —Murmuro, recordando las miradas intercambiadas entre Jeremías y Jareth, y como este último fumaba más que él.

—¿crees que te ves bien fumando?

—No lo hago para verme bien, lo hago porque me gusta.

—De todas formas, no lo hagas, disminuye el consumo, para que lo dejes, no querrás dar mala imagen cuando seamos famosos. —Le dijo con esa sonrisa suya que era tan grande que contagiaba la felicidad. Jeff apenas negó con la cabeza.

Frente a ellos se detuvo un auto negro, era el encargado de llevarlo a casa, Jeremías se bajó, lo miro y le acaricio el hombro, Jeff esperaba un toque más, pero su amigo se hizo a un lado para que pudiera entrar al carro.

—Nos vemos Jeremy. —Le dijo y en un impulso lo tomo de la nuca y deposito un beso en su frente, él se quedó quieto, pero sonrío, estaba acostumbrado a los mimos que Jeff le daba de vez en cuando. Entro al auto, miro por la ventanilla como Jeremías pisaba la colilla del cigarro para luego entrar a su casa, “nunca olvides apagarlos bien cuando los tires”, le dijo alguna vez, no quería provocar incendios por ser tan descuidado con esos detalles.

¿Qué tanto podía esperar de un amigo como Jeremías?, si Jeff no lo veía como tal.

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