Noche 2

La habitación oculta

En una ciudad perdida se encontraba un colegio como cualquier otro, para nada peculiar, era simplemente ordinario, pero dentro de sus muros se encontraba algo más.

Los estudiantes solían contar una historia de fantasmas acerca de una niña que solía vagar por los pasillos del edificio en la noche con el único fin de espantar a los guardias.

Un día un grupo de estudiante se quedó a trabajar hasta tarde, el maestro decidió dividirlos en dos secciones para terminar más rápido, un alumno empezó a platicar con una joven de rubia cabellera, fue cuestión de diez minutos para que quedara total y perdidamente enamorado de ella, los minutos pasaban, la joven logro convencerlo de adentrarse en el corredor del lugar, llegaron hasta el fondo del oscuro pasillo, subieron por las solitarias escaleras que estaban al lado, lo condujo a una habitación llena de antigüedades, cosas viejas, telarañas como adorno, casi se me olvida… y libros.

La joven le mostro un pasadizo escondido, construido hace décadas, tomaron la decisión de explorarlo.

En su interior había un corredor con goteras, poco iluminado con la luz de la luna.

- Ven, no te preocupes. – Dijo la extraña señorita.

- ¿Segura que quieres llegar hasta el fondo de este corredor? – Contesto el muchacho aterrado.

- Sí. – Afirmo con entusiasmo.

Decidieron adentrarse más, cuando la luz por fin se apagó, quizás por una nube, la chica desapareció dejando al muchacho con la única compañía de las arañas, el miedo no lo dejaba pensar, de entre todas sus ideas eligió la más arriesgada, siguió caminado.

- ¿Dónde estás? – Gritaba asustado.

Sus piernas temblaban, sus dientes chillaban, una voz se escuchó en el fondo del corredor.

- Aquí estoy, ven.

El muchacho siguió la voz, tal fue su sorpresa cuando llego al fondo del corredor, se hundió en un charco de agua, lo piso sin darse cuenta. Abrió los ojos, con la poca luz que percibía logro distinguir el cuerpo de la joven junto a él, en un inicio se asustó, no podía moverse, el cuerpo de la joven se levantó, lo abrazo mientras su cuerpo muerto goteaba, no hizo falta nada más para calmarlo, el supo que se quedaría con ella por siempre.

Se quedaron dormidos juntos.

Desde esa vez el fantasma de la niña que vaga por los pasillos desapareció, cuentan que su espíritu pudo descansar gracias a que encontró a alguien con quien compartir su soledad.

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