5. Amara

La hermana de Sergey parece sacada de una revista de modas, y no lo digo en falso, la mujer es alta, esbelta, el cabello rubio es grueso y con ondas, perfectamente peinado, tiene un enterizo blanco y largo, incluso su maquillaje es casi perfecto.

— Oh por Dios, creí que mamá estaba bromeando — dice mirándome de arriba abajo, y no puedo evitar sentirme observada, Sergey le dedica una media sonrisa a su hermana y me señala

— Anna, te presento a Amara — sonrío y le tiendo la mano, ella la acepta y me cae bien de inmediato, su sonrisa es amable y me hace sentir cómoda de inmediato, a pesar de la mirada inicial, parecía ser agradable

— Un placer — digo sinceramente, ella se aparta de la puerta y nos indica que entremos

—El gusto es completamente mío, he estado esperando que mi hermano supere a su ex…— La mirada que Sergey le dedica a su hermana, me habría hecho callar a mi también, Anna aprieta los labios y me dedica una mirada como diciendo “Ups” — ¿Cómo estás?

— Trajimos pastel — interrumpe Sergey, luciendo irritado, por lo que le doy un pellizco tan disimuladamente como puedo, mientras su hermana le agradece por el postre y lo toma, él me mira con un ceño, pero toma una respiración profunda antes de relajarse, eso está mejor si fingiríamos ser una relación, tenía que relajarse un poco y ponerme as cosas fáciles

—  Hice algo de pastila — añado, entregando la caja, Anna luce emocionada al escucharlo

— ¿De verdad? Hace años que no como — dice mientras nos guía por el recibidos, su apartamento es más un pent-house, y es evidente que tienen dinero, el lugar es lujoso y moderno, y confirmo mis sospechas de que la mujer es modelo cuando veo los cuadros con fotografías suyas, evidentemente de portadas de revista.

— Amara es excelente cocinera, es dueña de la pastelería que te comenté — dice Sergey, tomando mi mano y dándome un guiño, el hombre está nervioso y es evidente

— ¿De verdad? — pregunta Anna luciendo curiosa — ¿No es la misma pastelería donde ordenaste los pasteles de tu boda?

El comentario me sorprende, había entregado pedidos para muchas bodas, pero no eran mi especialidad, en especial luego de que casi perdiera un ojo por culpa del novio de una de ellas, Sergey asiente y pone su mano en la parte baja de mi espalda, sus dedos son largos y ágiles, lo que me recuerda que es pianista, hago una nota mental para buscar un poco sobre él, sería interesante.

— Bueno, el almuerzo no está hasta dentro de un par de horas — informa Anna — en el balcón está mi esposo, y mi cuñado — señala, mirándome — ¿Te importa si me robo a mi hermano un momento?

— ¿Crees poder sobrevivir sin mi por unos minutos? —  digo mirando a Sergey, estoy haciéndome la tonta, pero él parece divertido con mi pregunta, me da un ligero beso en la comisura de los labios y susurra

— Pienso cobrártelas — asegura, pero lo ignoro y camino hacia donde Anna me indica, la mujer parece interesada con el intercambio, y añade en ruso, para Sergey

— Esto será mejor de lo que pensaba — Sergey gruñe de vuelta, pero ya no alcanzo a escucharlos, el balcón es bastante amplio, hay un sofá, hay un hombre sentado que se levanta al verme

— Hola, tu debes ser la novia de Sergey, Anna dijo que vendría — dice, es joven y alto, a juzgar por el anillo en su dedo, es el esposo de Anna — toma asiento, mi hermano está trayendo algo de tomar — Dice gentilmente — Mi nombre es Alexander, un gusto

— Soy Amara — me presento, sonriendo, aunque no puedo evitar sentirme nerviosa, accedí a fingir ser la novia de Sergey a cambio de…experiencia, me pasé la mayor parte de mi adolescencia en un hospital de m****a, y las únicas dos relaciones que tuve, terminaron de la misma forma, con mi corazón roto y la perspectiva de la muerte como siempre al pie de mi cama, por lo que realmente no pensaba involucrarme sentimentalmente, solo quiero poder dejarme llevar y disfrutar por una vez. Pero definitivamente debí pensar un poco más esto de las interacciones familiares.

— Así que Sergey finalmente…— Me giro, la voz de un segundo hombre llega desde mis espaldas, y me congelo en mi lugar al reconocer la voz, casi sintiendo un ataque de pánico en cuanto el dueño de la voz entra en mi campo de visión — Amara — murmura Klaus, tiene dos vasos de cerveza en la mano, tiende uno de ellos a Alexander mientras sus ojos están fijos en los míos

— K-klaus — susurro, sintiendo las lágrimas llegando a mis ojos, Klaus, el hombre que me había roto el corazón, que me había abandonado diciendo que mi enfermedad era demasiado para él,  que me había engañado con otra mujer mientras yo estaba en quimioterapia nuevamente.

— ¿Se conocen? — pregunta Alexander, notando la repentina tensión, sintiendo la necesidad de escapar, y un ataque de pánico a punto de surgir, me pongo de pie

— Sí, ella…— empieza Klaus, pero yo me doy la vuelta, necesitando salir de aquí, no estaba lista para enfrentarlo, no si volverme una estúpida y llorar exigiendo una respuesta, pero en cuanto giro, me encuentro frente a frente con Sergey, que me toma en brazos, luciendo sorprendido

— Hey ¿A dónde vas? — pregunta, mirando con un ceño fruncido a Klaus — ¿Pasa algo?

— No, yo solo…— cierro los ojos, mi corazón late con fuerza, realmente no podía mirar a Klaus a los ojos, de todos los lugares del mundo ¿tenía que encontrarlo aquí? — solo iba a buscarte

En ese instante, aparece Anna con un plato lleno de la pastila y una sonrisa

— Amara trajo pastila para todos, pensé que podíamos comer un poco antes del almuerzo, mis padres están en camino — anunció, mientras pasaba entre todos y ponía el plato en la pequeña mesa de centro, Sergey tira suavemente de mi hasta uno de los pequeños sofás, la mirada de Klaus va a nuestras manos

— Así que…Sigues viva — dice Klaus, e inmediatamente hay un silencio perplejo, mientras yo siento como si me apuñalaran directamente al corazón, ¿sigues viva? Sergey frunce el ceño, mientras yo siento como mi pecho se oprime, tomo una respiración profunda, había olvidado lo imprudente que podía ser el hombre, tal vez Kathia tenía razón, siempre fue un idiota

— ¿Se conocen? — pregunta Anna, y yo siento, sintiéndome incomoda y al borde de las lágrimas, pero para mi sorpresa, Sergey pone su mano en mi muslo, luciendo confundido

— Nos conocimos hace unos años — explica Klaus, cayendo en cuenta de lo incomoda que se había tornado la situación — en el hospital, ya saben, cuando tuve aquella caída

Todos parecen satisfechos con la explicación, y Anna consigue dispersar la atención del tema, notando mi incomodidad, es una anfitriona excelente, pero luego de unos minutos, me excuso para ir al baño, necesitando alejarme.

Toma todo de mi el mantener la compostura hasta que estoy en el baño, que es evidentemente más grande de lo necesario, en cuanto cierro la puerta tras de mí, las lágrimas escapan y la presión en mi pecho me paraliza, recuerdos dolorosos me invaden, el corazón me duele ante las memorias de que pude ser feliz, Klaus y yo nos habíamos conocido en el hospital, cuando tenía diecisiete, mi padre y yo estábamos esperando los resultados de mis exámenes, el cáncer había regresado y sería mi tercera recaída, tuve que someterme a un trasplante de riñón, del cual, habían esperado que no me recuperara, y durante la mayor parte del proceso, antes de que las cosas se pusieran realmente mal, Klaus me había prometido demasiadas cosas que nunca sucedieron, solía visitarme durante largas horas, incluso tuvimos una cita en silla de ruedas, y había sido una de las cosas más malditamente dulces que me había sucedido en la vida.

Estoy llorando a mares, sintiendo que me falta aire, busco apresuradamente mi bolso, había olvidado tomar mis antidepresivos, pero mi visión empezaba a volverse borrosa mientras recordaba que en mi prisa había dejado el bolso en el coche.

— Amara ¿Estás bien? — la voz de Sergey me llega en una bruma, toca la puerta del baño ligeramente, Dios, estoy hecha un desastre, en casa de desconocidos, mintiendo y llorando en su baño.

— Saldré en un segundo — digo, mi voz sonando completamente rota, cuando me mir al espejo, me veo pálida y aturdida.

— ¿Estás llorando? Déjame entrar — pide gentilmente, por lo que me obligo a recomponerme tan  rápido como puedo, pero el resultado es evidentemente desastroso, tengo que encontrar alguna excusa para irme, Dios ¿en qué había estado pensando?

La puerta se abre, sobresaltándome, Sergey entra sin cuestionar y cierra la puerta tras él, cuando lo miro confundida, escucho el clic del seguro de la puerta, lo había olvidado.

—¿Qué sucedió? — preguntó, mirándome con curiosidad y preocupación

— No, no es nada, yo solo…no esperaba encontrarme a Klaus aquí — admito, mis manos temblando y sonriendo nerviosamente, Sergey parece pensativo, toma mis manos, las suyas están cálidas y las mías ligeramente entumecidas

— ¿Es sobre su comentario sobre que seguías viva? — pregunta, yo hago una mueca, y las lágrimas, acuden a mis ojos de nuevo, con algo de furia esta vez

— Incluso me creía muerta — digo soltando una risa nerviosa, Dios, estoaba hecha un desastre en frente de un desconocido, con el que además había tenido sexo — es un imbécil.

— Concuerdo contigo — duce acariciando mi mejilla y obligándome a mirarlo, lucía incomodo, pero seguro, lo que me recordó a la noche anterior, cuando me había rescatado en el bar — Pero debe ser algo serio si te pones así

— Él y yo fuimos pareja ¿de acuerdo? — digo obligándome a tomar una bocanada de aire, intentando liberar la presión en mi pecho — me abandonó de la nada cuando estaba en el hospital, yo…realmente no me gusta hablar del tema, solo…— Sergey pone un dedo en mis labios

— Shhh, no debes hablar de ello si no quieres — asegura — solo dime…¿Cómo puedo ayudarte?

— ¿Qué está haciendo aquí? — pregunto, empezando a sentir migraña, Sergey suspira y se recuesta en la pared del baño, llevándome con él, hasta que mi cabeza está en su pecho

— Es el cuñado de mi hermana, un idiota egocéntrico en realidad ¿Realmente te gustaba? — pregunta con escepticismo, lo que de cierta forma me hace sonreír.

— Tenía diecisiete, débil y creí que moriría en cualquier momento — admito, sintiéndome expuesta, pero Sergey acaricia mi brazo de forma tranquilizadora — Yo, realmente no esperaba verlo de nuevo, me dije a mi misma que no valía la pena

— No lo vale — aseguró él, tomando mi barbilla con sus dedos ágiles, obligándome a mirarlo — ven aquí — susurra, besándome, el beso es diferente al de esta mañana, es más gentil, casi como una caricia tranquilizadora, sus manos apoyadas gentilmente en mi mejilla y en mi cintura, acaricia ligeramente mi labio inferior con sus dientes antes de alejarse — creo que tendremos que inventar una excusa

— ¿Debo tener un aspecto horrible — me quejo, dándome la vuelta y mirándome en el espejo, no había utilizado maquillaje, de lo que en parte, me arrepentía, pero no tenía tiempo para pedirle ayuda a Kathia, así que me había limitado a algo de polvos y las cejas, luego de mis primeras rondas de quimioterapia de niña, realmente no volvieron, por lo que utilizaba tatuajes temporales bastante realistas para ello.

— Tengo la excusa perfecta — dice Sergey tomándome por la cintura y presionándose contra mi, sus manos colándose por debajo de la falda del vestido y haciéndome estremecer — Si gustas, claro.

— Creo que no es el momento — digo deteniendo su mano y mirándolo a través del espejo, sus ojos grises lucen curiosamente turbulentos — realmente no sé si pueda seguir con esto, no quiero enfrentarme a Klaus.

— Te comprendo — asegura, retirando sus manos de mis caderas y poniéndolas gentilmente sobre mis hombros — Yo tampoco quiero enfrentarme a mi ex, se supone que por eso estamos aquí ¿no? Para fingir que no estamos destrozados — admite, me giro hacia él y lo abrazo, realmente necesito el contacto físico, él me regresa el abrazo con calidez, es agradable, se siente natural, sin incomodidad ni tensión.

— Bueno, solo nos queda decir que somos asquerosamente felices ¿no? — digo apartándome y forzándome a recuperar la compostura.

— Después de usted — dice Sergey abriendo la puerta y tirando de mi hacia la reunión.

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