Caleb
—¡Esa pequeña y terca bruja! —Gemí, dejando salir por fin mi frustración luego de tirarme sobre una cama cómoda por fin. ¿Por qué me costaba tanto separarme de ella? ¿Y, jodidamente, por qué mantenerla a salvo era una completa odisea? Mientras me restregaba el rostro frustrado, Ziú apareció con una toalla envuelta en su cintura. —¿Entonces estas desesperado por volver a verla? —Alzó la cejas de modo cómplice. —¿Qué quieres, Ziú? ¿Por qué estás tan interesado en que reclamé a la chica? —Bueno, creo que para nadie es un secreto que entre ustedes hay algo. Nos arriesgamos para ir a buscarla en primer lugar porque insistías en que habías soñado con ella y no puedes negar que te mueres porAsthonHoras más tarde, aún estaba despierta, más hambrienta que nunca y ahora temblorosa. Creí que sería fácil encontrar un refugio o alguien que me llevase, pero evidentemente estábamos más lejos de la sociedad de lo que esperaba, había caminado por horas sin encontrar una sola carretera. Lo único que lograba ver eran caminos escarpados, árboles y arbustos.Aunque fuera abyectamente miserable, pensaba que podría dormir al cobijo de un tronco caído junto a una enorme roca que formando una especie de cueva, que hacía las veces de refugio, todo era oscuridad hasta donde podía ver. Había tapado la improvisada entrada con helechos, sin embargo eso no me daba seguridad.—Ven a mí —escuché desde la distancia y mi corazón se detuvo durante un corto instante.Me puse en cuclillas enseguida, levanté la capa de helechos que cubría la entrada y observé, entrecerrando los ojos a las sombras. En la oscuridad a unos cuantos metros, c
CalebUn año antes: Whitches WoodUna suave brisa me proporciono el suficiente alivio para intentar nuevamente escapar de allí. Eso y saber que mi hermana se sentía cada más débil. En su interior crecía una vida que mi padre había llamado abominación. Pero que podía saber el ser más cruel que he conocido.—Lo siento mucho, Caleb. Te juro que no quería que acabáramos así. Es todo mi culpa, no debería haberte pedido ayuda.Apreté los dientes mientras caía hacia atrás después de otro intento fallido de levantarme y tomar la rama de donde pendía mi cuerpo semidesnudo. Me dolían los brazos por el esfuerzo de soportar el peso de mi cuerpo únicamente por las muñecas. Cada vez que estaba a punto de conseguir alzarme hasta la rama que tenía por encima de la cabeza, escuchaba los sonidos roncos y ahogados que provenían de diversos puntos del bosque devolviéndome a mi posición original: colgado de la rama del árbol y sin esperanzas.I
AsthonNo era una especie de metáfora; necesitaba un hombre. Desesperadamente y cuanto antes. Alguien que me sacara de mi aburrida y monótona vida. Muchos dirían que no podía encontrar en alguien más lo que estaba en mi interior. Pero a ellos, yo les diría: ¡Qué se jodan! Todas esas personas no sabían lo que era pasar toda tu vida sola. Pero sobre todo, no entendían lo que era estar en un viaje de parejas sola como un hongo.A falta de eso, me conformaría con un chocolate que probablemente me llenaría de granos. «Dios, cómo detestaba mi vida en cada una de sus facetas —eché la cabeza hacia atrás agotada —. Ya ni siquiera podía tomar decisiones decentes que no me llevarán al completo ridículo.»Mi mirada se paseó por el concurrido interior del autocar del viaje organizado al que me había convencido de ir mi amiga, Santana. Claro que ella había olvidado mencionar que era para parejas, por lo que me encontré sola en medio de un festival d
AsthonEl autocar se detuvo con una brusca sacudida que hizo que saliera disparada hacia delante. Mi boca chocó con el marco metálico del asiento que tenía delante. Por lo que lancé una mirada airada al apuesto, pero nada brillante novio de mi amiga que reía entre dientes y me pregunté cómo era posible que todas las personas que estaban a mi alrededor fuesen capaces de prever el momento en que tendría lugar una parada súbita, mientras yo nunca podía hacerlo. De hecho dudaba que tuviese el instinto básico de supervivencia. Saqué del bolso su estuche de maquillaje y, como era de esperar, vi que mi labio inferior ya había empezado a hincharse.«Bueno, eso tal vez atraerá a un hombre», pensé mientras hacía que el labio sobresaliera todavía un poquito más antes de seguir obedientemente a Santana y Kellan que parecían no poder despegarse mientras se movían por la estrecha salida.¿Puede que a los hombres les gustasen los labios carnosos?—¿Se te ha v
Asthon—Estás muy sola, caperucita —murmuró suavemente un hombre más cerca de lo necesario.Me sobresaltó su tono grave y la frialdad de su voz.Cuando me di la vuelta lo vi sentado en una roca a escasa distancia de donde me encontraba con una sonrisa ladeada y una mirada azul eléctrica. Llevaba una chaqueta de cuero negra que se ajustaba en sus brazos, era alto y evidentemente fuerte. ¿Podía decir que aceleraba mi corazón? Definitivamente sí, aunque no estaba segura que de la manera que deseaba.—Yo… no estoy sola —Dije tratando de no mostrar el terror que comenzaba a recorrer mi espina dorsal. —Mi grupo esta muy cerca de aquí.—¿De verdad? —Se burló —. Que extraño, yo no veo a nadie. Solamente a ti… —Se levantó y caminó lentamente hacia mí.Yo también me levante con cautela, rogándole a mis músculos agarrotados que respondieran cuanto antes. El extraño me miró con curiosidad, recorriéndome una y otra vez con la mirada.
AsthonEstaba muy segura de que sería un mujeriego, de esos que amanecen en una cama diferente cada noche. Desee darme la vuelta para poder observarlo mejor.—Si continuas mirándome así no podre contenerme durante mucho tiempo, Caperucita—murmuró sin siquiera mirarme —vas a lograr que nos atrapen… Y te aseguro que no es eso lo que quieres. Una sola bala de esos mercenarios y no podré protegerte.¿Protegerme?Me sentí avergonzada. Huía de él hacía sólo unos minutos aterrada y ahora estaba allí deseando que no me soltara y con cientos de pensamientos lascivos agolpándose en mi mente. Sin duda debía ser un desajuste hormonal provocado por la gran descarga de adrenalina. ¿Pero que había querido decir con eso? Me moría de ansias por tocarlo un poco.No, basta de pensar de forma poco decorosa. Tenía que concentrarme en salir de allí…, pero su aroma era muy tentador…—¿Vas a decirme quien eres? — El cálido vah
CalebDefinitivamente no estaba teniendo un buen día o ¿debía decir que no tenía un buen año? Como se decía cuando estabas arrastrando tu trasero por el espeso bosque en mitad de la noche con una humana inconsciente a la que uno de los vigilantes nocturnos había alcanzado con una de sus balas de plata. De estar allí conmigo, Anya se hubiese partido de risa. Pero no estaba y sólo estaba yo defraudando nuevamente a las únicas personas que confiaban en mi.Mi brazo también estaba sangrando, lo que complicaba aún más las cosas. Salir de la caverna en mi forma humana cargando a una chica que a pesar de ser muy pequeña pesaba más que un oso había sido un desafío.Por suerte mi herida era superficial y no dolía demasiado. Aún así tenía el presentimiento de que no estábamos solos. Un sonido atronador traspasó el aire frío de la noche a través de los árboles. Quería creer que los vigilantes habían ido tras Ziú, pero no podía estar seguro de nada. Me apoyé unos segundos s
Asthon«Asthon, Asthon… despierta».Desperté sobresaltada y oí un zumbido proveniente de algún lado. Era aterrador como si hubiese un panal de abejas dentro de aquel lugar y las paredes comenzaron a rugir.Sacudí la cabeza intentando quitar el sonido atronador, levantarme y correr hasta no escuchar más los gritos implacables que se colaban en mi mente. Me di cuenta de que no estaba en la caverna, me encontraba en una cama. Aunque en ese momento no podía pensar en ello. Finalmente logré incorporarme y salir a gatas, pero trastabille y caí abruptamente.Acababa de caer encima de un cuerpo. De un cuerpo que, puesto que no había reaccionado en absoluto al golpe, tenía que estar muerto. O, quizás yo misma lo había matado al caer con mi voluptuoso cuerpo sobre él. Porque a pesar de medir un metro sesenta, era talle cuarenta y ocho. Lo que era bastante para alguien de mi estatura. Poco a poco comencé a recuperar el sentido y pude ver