Capitulo 3

LOS CELOS, DOMINIO DE CUALQUIER DEMONIO

Julieta

El lugar es inundado por la melodía de un merengue, si no estoy mal es «mesa» Simón me invita a bailar y con timidez la acepto.

Me lo propuse y lo estoy logrando; a la distancia Samuel me observa, su mirada es intensa y es lo que pretendo. Me gusta, no lo puedo negar, que me observe mientras bailo con Simón confirma mis sospechas, hay atracción por parte de ambos.

Está mal lo que hago con Simón, pero no lo pensé muy bien, cuando de Samuel se trata pienso como tarada.

— Estás hermosa —Dice Simón cerca de mi rostro.

—Gracias —No puedo negar que es atractivo, su tez es blanca y su rostro posee algunas pecas, y tiene unos ojos color miel, es alto y delgado; y por último su cabello es rojizo.

Suelo molestar a María José, con que es su hermano desaparecido; sonrío ante el recuerdo.

La canción finaliza y me separó de Simón.

—Iré al baño, ya regreso —le informo ya que es mi «cita» el día de hoy.

Andrés está con un grupo de amigos y estan rodeados de chicas hermosas. Anabelle no está por ningún lado al igual que María José y Michael no suele asistir a estos eventos. Con respecto a Samuel está en una esquina besuqueándose con una mujer que desconozco.

Ingreso al baño de mujeres, y no encuentro un alma en el sitio. La fiesta de Antonio se celebra en un salón amplio, que cuenta con tarima, una barra de licores y comida chatarra, ademas el baño para ambos géneros que no puede faltar.

Salgo del baño y voy directamente a lavarme las  manos, me miro en el espejo, pero lo observo a él. Está allí, parado en medio de la puerta que se encuentra cerrada.

— ¿Tan borracho estás que ya no sabes leer? —le pregunto girándome hacia él.

—¿Eres hombre o mujer? — dice con sarcasmo, y puedo notar que está en perfecto estado.

— Soy un hombre con vagina — respondo mientras ruedo los ojos.

—Ya párale a tu juego — se acerca a mi logrando intimidarme. Samuel a cambiado mucho con los años; sus rasgos han madurado, es alto y acuerpado.

—No se de qué me h...

—¡Si lo sabes! — Alza la voz y se acerca mucho más a mi. Retroceso y quedó contra el mesón del lava manos —No quiero que estés cerca de Simón.

—No eres mi padre —tomo una posición mucho más segura y soy yo quien se acerca a él —Y no, no me alejaré de Simón, por qué no se me da la gana.

Rodeó su cuerpo y me dirijo a la puerta, pero la acción queda a medias ya que Samuel me toma del brazo y me jala hacia él.

Con su mano libre toca mi rostro.

—Mírame —ordena y no obedezco, ¿Quien se cree? —Por favor...Mírame.

Lo observo y es mi gran error, sus ojos conectan con los míos y la atracción es palpable en el aire.

—No lo quieres y ambos lo sabemos, ni siquiera te interesa — Me gustaría decirle que es mentira, que si me interesa pero no puedo, no es cierto, así que me juego la siguiente carta.

—Es atractivo — Lo reto con la mirada, quiero que lo vuelva hacer. Quiero sentir sus labios contra los míos, sus movimientos expertos que logran estragos en mi ser. Pero luego viene el recuerdo de él besándose con otra, y las ganas se me pasan.

Me suelto con brusquedad de él y trato de emprender huida pero me toma de la cintura.

—No lo hagas.

—¿Hacer que? —pregunto confusa.

—Ir con Simón y fingir que no sientes nada por mi.

—¿Pero tu si puedes? —le reprochó.

—¿Si puedo que?

— Besar a otras aún sabiendo que a quien deseas es a mi.

—Hay una diferencia muy grande entre tu y yo.

—¿Cuál es? —pregunto.

—Que yo no siento nada por ti.

Oush, siento que sus palabras hieren pero no lo suficiente, estoy segura que él siente algo por mi, o tal vez no, tal vez soy yo quien se aferra a ese sentimiento deseando que sea mutuo.

—Suéltame — le ordenó.

Él me libera de su agarre y al fin logró salir de aquel baño. «estúpido» Son mis únicos pensamientos.

Vuelvo a la fiesta, pronto seran las doce de la noche y comenzara el descontrol, busco con la mirada a las chicas y pronto las encuentro.

Anabelle esta bailando con Nicolás de una manera provocativa, y bueno María José esta con pablo y le baila con descaro.

Alguien me toma por detrás y me besa el cuello produciendo escalofríos en mi. Me giro y encuentro de nuevo a Simón que me sonríe con fingida inocencia, el lugar es inundado con la melodía "Calor" y Simón me toma del brazo llevándome a la pista de baila, donde me uno a las demás parejas.

Me giro y quedo de espaldas a él, me agacho y muevo mi trasero al ritmo de la música mientras me restriego en su entrepierna, bajo y subo, mientras sudo con el bochorno que hace entre tanto tumulto de personas, siento la mano de Simón en mi espalda subiendo rodeándome hasta llegar a mi abdomen y impulsarme para subir, bailo en esta posición y permito que él bese mi cuello mientras ubica su mano derecha en mi abdomen y la izquierda en mi cuello.

Deja besos por todo mi cuello y sube hasta mi mandíbula comenzando a besarme mientras me gira y sus labios llegan a los míos. Observo a la distancia la mirada de advertencia de Samuel, y no le presto atención simplemente subo mis hombros con desinterés. Me giro completamente y lo beso, permitiéndome saborear su sabor mientras el mueve sus labios lentamente y vuelve el beso en algo intimo y tierno que me resulta acogedor.

El baile finaliza y pienso en una excusa para alejarme sin parecer grosera. María José entiende mi señal cuando busco ayuda en ella y viene a mi.

—Simón, me prestas un momento a Julieta, luego te la regreso —Le sonrió al chico y me alejo a la barra mientras sigo a María.

—Me encanta que seas una perra desgraciada, pero no entiendo por que quieres alejarte ¿besa mal? —pregunta y rio mientras niego.

—Lo hace muy bien, solo que no me siento cómoda —Le confieso mientras bebo de mi cerveza.

—¿Estas dispuesta a soportar, solo por dar celos?

—No, solo en esta ocasión, no volverá a suceder.

—Lo prohibido se vuelve adictivo, querida Julieta.

—Que sabia estas, José —Respondo burlona y ella rueda los ojos, pero luego cambia su expresión a una de total seriedad.

—¿Adivina quien viene? —Pregunta y creo saber quien es por su cara.

—Samuel —respondo en un susurro y ella asiente "disimuladamente"

—Acabas de provocarlo ¿Qué esperabas?

—Cuestiona y voy a responder pero la voz autoritaria de Samuel me detiene.

—María José, ¿Nos puedes dejar solos? —ella no responde simplemente asiente con una sonrisa divertida.

—Iré a comprar palomitas —Es lo ultimo que dice antes de desaparecer en la multitud. Y comprendo su comentario burlesco.

—Sígueme —Comienza alejarse mientras tomo mi cerveza y lo acompaño.

Tengo mucha curiosidad por lo que sucederá.

Salimos por la puerta trasera y el lugar se encuentra habitado por algunos fumadores, así que Samuel me lleva un poco mas lejos buscando algo de privacidad.

—No quiero que vuelvas a besar a ese imbécil —Su tono de voz es medio, pero el enojo destila por cada poro de su ser.

Mmm...Con que no te importo.

—Tranquilo, un imbécil mas, un imbécil menos...Que importa —subo mis hombros con desinterés mientras lo provoco con mis palabras.

—No juegues Julieta.No lo hagas conmigo que soy un experto.

—Es que yo no estoy jugando, yo estoy viviendo mi vida y tal parece que tu me quieres privar de disfrutar.

—Le llamas disfrutar a lo que estabas haciendo, dime ¿Acaso disfrutaste el beso?

—Si —respondo de inmediato y parece no ser la respuesta correcta, ya que sus ojos me observan con odio mientras empuña sus manos.

Creo que ya he tomado suficiente y por ello hablo demás.

—No hagas que enloquezca Julieta.

—Es que ese es mi don, mi control sobre ti —Me acerco demasiado a él e inclino mi cabeza un poco para observarlo y estar a su "altura" —Yo puedo enloquecerte con estupideces básicas Samuel, y después tienes el descaro de fingir no sentir nada por mi.

Definitivamente los tragos me hacen hablar mas de lo que debería, no me estoy reservando nada para mi, digo lo que pienso y estoy corriendo el riesgo de quedar en ridículo con mis palabras.

Coloco mi mano en su pecho y se tensa con el contacto, voy a retirarla pero él envuelve su muñeca en la mía evitando que lo haga.

—Por que tiene que ser tan complicado —Susurro muy cerca de sus labios, la luz de la luna es lo único que nos ilumina, y aquella luz es la que me permite detallar su rostro tan perfecto para mi.

Su cabello castaño en contraste con el anochecer, sus ojos claros en la Luz del día y oscuros en la noche, sus centímetros extras y su voz en un tono neutro que lo hace encantador. Yo no puedo fingir no sentir nada por alguien como él, he compartido, vivido demasiados momentos juntos y aun así los sentimientos no se van, persisten. Mi corazón se acelera cuando se que esta cerca, cuando me habla él pasa a ser lo mas importante en mi diminuto mundo, y lo peor de todo es que no puedo evitar sentirme de este modo con él, es imposible y sobretodo no quiero dejar de sentir lo que siento por Samuel.

—Mis sentimientos no serán eternos y algún día recordaré esto como cualquier momento, por que pasaras de ser especial para mi, para convertirte en alguien mas, y ¿Sabes que? Cuento los días por que algún día llegue mi momento.

Me alejo de él con brusquedad y camino de regreso a la fiesta.

—Espera —dice a mis espaldas.

—No, no volveré a esperar por cobardes —Acelero mi paso para llegar pronto, pero entonces Samuel me toma del brazo impidiendo mi huida.

—Estoy dispuesto a intentarlo —dice muy bajo con temor a ser escuchado.

—¿Cuánto? —Pregunto.

—Lo que sea necesario, pero quiero disfrutarte —Me gira y en un movimiento rápido posa sus labios en los míos, pidiendo acceso a ellos con temor de ser negado. Pero le continuo el beso, dejándome abarcar por las mariposas en mi vientre, por los sentimientos que siento hacia él. Porque desde aquel preciso momento le di vía libre a mi ser para que se ilusionara y permitiera florecer todas esas emociones que por tanto tiempo yo quise esconder.

Era momento de intentarlo y no quiero arruinarlo, soy consiente de que nuestra amistad quedaría desecha después de una relación, pero necesito experimentado y vivirlo, para no cometer el error dos veces.

Yo estoy dispuesta, Samuel lo esta, y es lo único que importa en este momento.

Separa sus labios lentamente de los míos, dejándome distraida con sus movimiento, apoya su frente en la mía y susurra.

—Solo te pido que vamos lento, con calma...quiero disfrutarlo.

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Me presento, mi nombre es Zharith y soy de Colombia.

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