Capitulo 4

Samantha

Llegamos a la casa de Louis o eso me dijo, la verdad vi muy innecesario el viaje en auto, sin tan solo vivimos a dos casas. Se lo reproché y solo se puso nervioso.

Estamos hablando y tomando nota uno del otro. Luego de cierto tiempo con él, pude notar que no es tan irritante, solo tengo una... ¿mala impresión?

Mala impresión que sigue estando ahí, poco, pero estaba.

— Entonces, ¿leer o bailar? —me preguntó, mordiendo su lápiz —Me refiero, cuál prefieres — completo notando que no entendí.

Si había entendido, pero, ¿A qué venía esa pregunta?

— Ummm, me gusta bailar, pero prefiero leer — respondí sonriendo.

— Lo sabía — dijo anotando en su libreta.

Se había comportado demasiado extraño desde que me preguntó con quién habitaba regularmente.

Fruncí mi ceño, sin entender y dije—: ¿Como que sabías? Y no digas algo insensato.

—Bien te diré, — comenzó—. Te estuve observando desde que llegué, no sé si soy yo o realmente se nota a simple vista que eres lectora.

Continúo.

«Y con respecto al entrenamiento, soy el capitán de fútbol de la escuela ¿No lo sabías? —Negué, los deportes hombres y sus antecedentes no me importan —. No soy misterioso como anotaste allí —toco mi libreta, y me sentí mal por ello —. Solo soy muy observador. Eso es todo. Cuéntame sobre ti —hizo una seña, para que hablará.

Más sin embargo, no podía formalizar una palabra. Mis cuerdas vocales parecieron haberse perdido.

—Eso está…¿bien? —balbuceo.

Sabía que algo estaba mal con éste chico, y ya no me está gustando.

—Entonces…háblame de ti.

— ¿Qué?,— replicó, perdida. — No, solo no lo sé, no tengo respuesta para ello —miento, si tengo respuesta, pero decirle a él no es una opción.  —. Mi familia es algo pequeña y muy — Pausó, mi familia no es normal. ¿Qué voy a decir?  — única, siempre estamos de aquí para allá y es normal para mí.

Cortó lo más rápido posible la descripción de mi familia. . No era necesario y tampoco quería hablar demás, eso no formaba parte del trabajo, no era importante, ¿verdad? El tiempo pasa continúa tranquilo, casi que olvido que algo está mal con él.

Y qué en el fondo, muy en el fondo, creo saber qué es.

(...)

Realmente quise evitar a toda costa decir que las cosas estaban bien, porque no era así y no lo sería. Podría parecer que sí, pero no lo era. Siempre, después de lo qué pasó y que mi vida se viese restructurada, había querido tener en perfecto orden y estado, porque si algo se venia abajo, todo también se vería de esa forma.

Mientras pensaba en mil y un formas de qué mi problema no saliese a luz, podría jurar que el asiento en el campo era cómodo, porque nadie había venido a molestar.

— ¡Ey! —alguien habló a mis espaldas no necesité girarme para saber quién era.

Solté un suspiro corto mientras blanqueaba mis ojos.

—Hola. — repliqué, viendo cómo tomaba asiento junto a mí sin que yo le dijese que lo hiciera.

Realmente hoy no quería ser así, pero era inevitable.

Ella me miró por unos segundos, seguro podía imaginarse lo que pasaba, pero decidió no decir nada al respecto y seguir con lo había venido a hacer.

—¿Qué tal ayer? —dudo, aunque quería ser precavida, le fue muy obvio en que le picaba el alma por salir a hacer el cotorreo completo.

Sólo me encogí de hombros sin importancia haciendo una mueca.

—Normal, no tenía mucha ciencia ese encuentro.— respondí, repiqueteando mis dedos en mis piernas.

—¿Normal? —repitió, ignorando mi comportamiento—. ¿Me dijiste que se llamaba?

Me giré para mirarla fijamente y así adivinar qué pasaba por su cabeza, no logré decifrar nada. Camile me sonrió abiertamente esperando respuesta.

—Louis Parker, el nuevo— respondí girando mi mirada hacía un grupo de personas a lo lejos. Volví a girarme hacía ella demasiado rápido, debido a qué había gritado pareciendo un chillido—. ¿Qué te pasa? Deja de gritar, no necesito tus chillidos, joder.

Me exaspere, ella pareció ignorarlo categóricamente empezando a repiquetear los pies en el suelo.

—Es él— balbuceo y alce una ceja sin comprender—. Estás tratando con el capitán del equipo de fútbol y para muchos, él más guapo.

Volví a blanquear mis ojos asqueada, que repetitivas las personas.

— Ah, eso. Si lo sé. —añadí —. Además, llegó ayer, ¿cómo es que ya está catalogado cómo el más guapo? — hice una mueca.

—Solo sé que por mayoría lo es y yo los apoyo. — se encogió de hombros—. Y es qué, sólo tienes que verle los ojos para caer.

Me límite a sonreír irónica como si yo también pensará lo mismo.

—Yo le ví los ojos, sigo vivita y coleando. —expuse, ella iba a refutarme algo pero se calló abruptamente, mirando detrás de mí.

Ya sabía quién era.

— ¿Quién es guapo? —preguntó, el susodicho de pie frente a nosotras.

—No tienes porque entrar en conversaciones ajenas de esa manera— respondí indiferente.

—Ay no seas tan directa. Si quieres que me vaya dilo, pero no lo haré— agrego con una sonrisa.

Prefiero zanjar el tema con otra cosa.

—Ella es mi amiga Camile Blake— la señalé con mi dedo—. De seguro tienen muchas cosas en común, los dejo.

Me levanté de golpe para alejarme de ahí, no sabía a dónde pero quería irme. Mientras caminaba voltee a verlos y en vez, de estar como los dejé, hablan como si se conocieran de toda la vida, y en la mirada de mi amiga hay algo, ¿Admiración y odio?

¿O sea que se conocían?

(..)

He aquí otra vez en clases, está vez de Matemáticas. La Primera clase fue tan bizarra, no presté atención a nada de lo que decían, no podía contarme, quizás nunca lo había hecho.

Mi ‘compañero’ no se apareció no en aquella clase y al parecer a está tampoco. No me importa saber dónde esta o que hace, solo que seguía teniendo mal presentimiento. Antes que entrará el señor Marvetto, el profesor, hizo acto de presencia; entro como perro por su casa tan tranquilo y relajado.

Tomó asiento tan  relajado, cuando el profesor entro ni siquiera dijo los buenos días, sólo comenzó a anotar unos ejercicios. ¡Genial!, solo un poco, ya que él sabe lo que hace, yo no.  Él calcula, anota, piensa, fórmula y yo no hago más que ver.

— Así que, ¿vas a la disco hoy, ¿no? —agrego después de haber terminado.

Arrugue mi frente mirándolo.

— ¿Cómo sabes eso? — gruñí, cruzando mis brazos—.  ¿Y bien?

— Cam me lo dijo— fue su respuesta— , incluso me invitó. — ríe con completa arrogancia.

Genial, si antes no quería ir ahora menos. Simplemente ahora odiaba todo.

— Uhm, genial— ironice.

(...)

Mientras caminaba de regreso a mi casa buscando una forma de no tener que toparme con mi ‘madre’ porque no quería verla, no sólo hoy, siempre. Estoy harta de sus comportamientos, y aunque sé que no puedo actuar así no pienso fingir con esto y ella lo sabe. Quizá, podría entrar por la parte de atrás o por mi ventana. No imposible la sra Morgan de seguro se lo diría.

Estúpida vieja chismosa.

Dejó de pensar mientras escucho como corren detrás de mí, Camile, no se cómo no se cayó. En fin, hice en mi mente mil y un escenarios para salir de hay.

—Esperamé —pidió y seguí caminando—. Que te detengas pesada.

Me detuve de golpe y ella chocó con mi espalda y yo ni me moví, la mire de reojo mientras se posicionaba a mi lado.

—¿Qué quieres? —hablé, un poco tosca. Otra vez ella olvidó ese arrebato de mí parte para sonreírme.

—Vamos a tu casa, nos quedaremos ahí hasta que sea la hora de irnos— me explico y yo chillé internamente.

Yo sólo quería prepararme mentalmente que iba a volver a estar con él y que no me recordará tantas cosas.

—Uhmm— susurré mientras volvía a caminar—. ¿Por qué invitaste a él nuevo? — pregunté.

Mi humor no parecía estar de buenas hoy, ni nunca en realidad, a veces podía ignorarlo y ser un poco ‘normal’ pero en otros días como esté, simplemente fluía mi yo en verdad. A veces podía llegar a pensar que tenía dos personalidades, que se turnan entre sí.

Camile siempre está ahí para cuando tengo estos cambios, ella no preguntar yo no explico, supongo que en algún momento se dará cuenta de cómo soy en realidad. ¿Cómo no se ha ido? No lo sé, hasta a mí me sorprende.

—Oh eso, habías tardado en preguntar — ríe pero yo no —. Quise ser amable e invitarlo, es el nuevo, ya sabes tiene que entrar en zona de confianza. —se explicó mientras hacía caras raras y yo le veía con una mueca.

—Y ¿según tú nosotras le daremos esa zona de confianza? — repetí señalandonos—. Si recuerdas que yo no tengo ningún interés por la vida humana de las personas que me rodean y no me interesan en lo absoluto, ¿verdad?

—Si —farfullo—, lo sé muy bien, pero solo es una chico, ¿qué puede pasar?

Insistió varias veces, alce mi ceja después de unos segundos.

— Podrían pasar muchas cosas, fíjate— agregué. — Por cierto, ¿de dónde sale tanto interés con ese chico? Sabes que…

—No te importa la vida humana de la mayoría del mundo— me imitó y ssonreí—Solo…soy amable.

Mentiría si dijera que le estoy creyendo todo lo que me dice, conozco cuando me miente, balbucea y para su desgracia se ríe de todo, así que me deja muy en bandeja de plata saber que me miente. Ella no lo nota porque hago creer que sí me lo creo, cuando no es así.

De cierta forma, algo en mí no estaba bien, después de lo que vi temprano, ella lo conocía o él a ella, e iba saber de dónde.

—Ajá —murmure —. ¿Cómo se supone que nos iremos?

—Él viene por nosotras. — me respondió tranquila, parándose junto a mí puerta de entrada.

—¿Y tú auto?

—Está malo, ¿no lo recuerdas? De lo contrario no hubiese tenido que caminar.

Touché.

Me límite a no responder y pasar por su lado para entrar a mi tormento diario. Quizás también había accedido a lo de la disco por no estar aquí tanto tiempo.

(....)

Las horas pasaron, mi pie amenazaba con salirse de mí porque ya quería irme de aquí, este aire de ‘familia feliz' me estaba ahogando.

Nosotros no somos eso, solo lo fuimos, pero no lo seremos más. Eso, ella parecía no entenderlo, no importaba cuántas miradas asesinas le lanzará, ella seguía insistiendo que quería lo mejor para mí.

En cuanto la puerta de entrada sonó, me levanté de golpe de mi lugar para abrir la puerta e irme de ahí.

Entonces a ella se le ocurrío gritar. —Que les vaya bien, antes de las tres aquí.

— Mejor ocúpate de no sé, dejar de pensar que me importa lo que digas y déjame en paz— le devolvi, mientras cerraba la puerta de golpe.

—¿Por qué eres así? —me pregunto la rubia un poco descolocada.

Me encogí de hombros sin respuesta para mirar a el castaño que tenía las manos en sus bolsillos completamente relajado.

Me enfoque en mirar como ellos se veían. Tenían una mirada que no entendí en lo absoluto, quizás aún no era el momento, bien. Camine hasta llegar a el auto para entrar por la puerta de atrás.

—Pensé que no querías ir — me dijo ella, al cabo de unos segundos.

—Y no quiero — respondí — Sólo quiero irme de aquí.

(...)

Habíamos llegado a la dichosa disco hace como una hora, la música que de normal estaba demasiado alta para hablar tenías que gritar, abarrotado de personas para caminar tenías que empujar y prefería no ir a ningún lado ,todo a oscuras con una tenue iluminación que era casi nula con unos toques de luces led. Todo era de esperarse. Estábamos en una mesa casi cerca de una pista de baile improvisada. Mi mente dejo de funcionar hace ya unos minutos mientras que mi miraba estaba en todos lados buscando algo que ni yo sabía que era.

Desde que habíamos llegado, Louis no ha dejado de mirarme, mi amiga, junto a mí, gira su mirada hacía mí con cara, ¿emocionada?

¿de qué me perdí?

Los miro a ambos con los ojos entrecerrados.

—¿Qué? — pregunté.

—¿Quieres bailar? —Cam señala la pista de baile con una sonrisa, hago una mueca y ya ella sabe lo que diré.

—No — respondí. —. Muchas personas, no gracias.

Tenía un pequeño detalle que podía denominarse como trauma, odiaba estar rodeada de tantas personas después de algo que sucedió, así como a veces no me gusta estar sola otras veces no querías estar con muchas personas, ¿qué quería yo en específico? No lo sé, les dije que tengo bastantes extraños cambios de humor.

Siento demasiadas miradas sobre mí y eso me incómoda, me remuevo en el taburete incómoda tratando de buscar al dueño de esa mirada. Mire entre la multitud y no encontré nada, tomé lo que quedaba de mi copa.

—Ya regreso. — dice el castaño, dejándome sola con mi amiga.

—¿No puedes ser un poco no sé más sociable?

—No— fue mi respuesta. —. Tú decidiste ser amable, se amable tú, además tampoco es como si se la pasará tan mal.

—Sabes que estás siendo grosera, ni siquiera le diriges la mirada— se cruzo de brazos y la mire mal.

Ay, justo donde no me importa.

—No estoy siendo grosera, estoy siendo yo en todo mi resplandor — respondí.

Ella no me respondió sólo suspiró y miró hacía otro lado. De la nada, un chico rubio con ojos azules se acerco a nosotras con una sonrisa.

Genial aquí vamos, el cotilleo.

—Hola —habló tranquilo, y yo hundi mis cejas.

—No bailo, no doy besos, no comparto mesa, ¿Qué desean? — dije, con sonrisa fingida. Él soltó una carcajada contagiosa.

—No nada de eso. — me sonrió abiertamente, luego miro a sus lados para hacer una seña, y segundos después, habían cuatro chicos más en nuestra mesa.

—Ellos son Ethan Miller— un chico con cabello algo rubio con ojos negros me sonrió. —. Él Jeff Hard.

Este chico pareció ser el más tranquilo, era un poco de mi tamaño, tenía unos lentes que me impedían un poco ver el reflejo de sus ojos, su frente estaba medio tapada debido a su cabello que cubría la mitad de ella.

—Hola — respondí, un poco incómoda, no me daban aires malos pero, ¿para qué están aquí?

Y la mirada de Cam, oh, esa mirada podía tomarse como extraña, era como si le hubiesen arrebatado la sonrisa o la felicidad del rostro. Ella busca con la mirada a Louis pero su mirada cae en los otros dos chicos a mi lado.

—Ellos son, Thomas Alva— me explico el rubio, me giré para mirarlo, él si qué era alto un poco más que yo, su cabello era castaño del mismo color que sus ojos. Su cabello era de muchos rulos que no necesitaban nada para verse bien. Me mostró una sonrisa que le devolví abiertamente.

—Soy Ray Mels— el último se presentó. Dirigí mi mirada hacía él, y supe que era él.

Ray, era alto por dos cabezas tenía unos ojos grises, un piercing en su labio inferior, sus ojos nunca se habían despegado de los míos y sentí la mirada como que yo lo conocía. De algún lado, sólo que tampoco lo recordaba, sabía que él me estaba mirando segundos atrás, no se cómo pero era él.

Demasiado, diría yo.

Estos chicos no pueden ser más ¿peculiares? No me caían mal, tampoco quería correrlos, sólo saber qué hacen aquí y porque Camile los asesina con la mirada.

—Y yo —se señaló el rubio —. Soy James Brown. — sonrió  que hizo que yo también riera.

Si entienden ¿no? James Brown.

—Soy James Williams — dijo por fin, su mirada era penetrante, pero dejaba tranquilidad o así quería verlo yo.

—Hola, pues. Mi amiga es Camile Blake.  — La señale y ella solo saludo con la mano. —Y yo — pause.  — Soy Samantha Madison, Sam. Un gusto conocerlos.

Lo decía honestamente, no sé que vibras me daban pero tenían un toque como yo, que no les importa nada. A decir verdad, quienes vieran estos chicos, dirían que parecen una banda por ser cinco y  su físico.

Pero, para mí eran personas agradables, expresaban su forma de ser; con tatuajes, piercings. Sin formalidades solo eran ellos, sin filtros.

Me caían bien. Estos cinco chicos eran peculiares.

No obstante, la mirada juzgadora de Camile noe gustaba en lo absoluto, ¿yo no veía así a las personas verdad? Ella siempre estaba sonriendo y abierta a cualquier persona sólo que con ellos no. Me fijé en como James la escaneo con la mirada con indiferencia.

¿Se conocen?

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