Capitulo 1

Samantha.

No te voy a mentir, ir al plantel hoy es lo menos que quiero, pero todo por las notas. Para poder estudiar lo que deseo tengo que tener las notas suficientes.

Parece ilógico que, de todas las cosas de las cuales debería ocuparme, esté hundida en el instituto.

¿Por qué?

Para olvidar la monótona verdad de tú existencia.

Además, el estar de aquí allá debido al trabajo de Michael mi padre, no me permite transferir las notas. Dicen que es engañoso.

Engañoso él.

Yo digo que es una pérdida de mi tiempo en el ámbito estudiantil. Pero ni porque mi padre sea el empresario más reconocido, tenemos poder sobre las decisiones del plantel.

Ah claro, pero él si tiene el poder de muchas cosas.

Salí de casa, un poco enojada porque no estaba nadie allí. Ni mi madre, ni mi padre. Mi padre vive en el trabajo, es uno de los empresarios más reconocidos del país. Y para tener todo perfecto tiene que andar de aquí para allá. Mi madre, ella a veces sale y no sé a dónde se va, tampoco me apetece preguntar. Y yo quedo sola, estudiando, recordando mi pasado, llorando.

La verdad, la falta del último es algo rutinariamente normal, pero mi madre siempre está allí. Se cree una especie de sombra para mí después de bueno…lo que pasó.

Y mi hermano, bueno, él no vive con nosotros, se auto nomino independiente, luego de empezar a trabajar.

Mejor así.

Soportar a todos los Madison bajo el mismo techo es lo peor, somos tan completamente distintos, que puedo llegar a pensar que no somos familia…

De mi casa al plantel es, relativamente, unos diez minutos y sabiendo que voy justo de tiempo, tomó el tiempo necesario para observar todo a mi alrededor.

Se puede decir que somos como nuevos aquí, no nos presentamos como los buenos vecinos. Solo llegamos, nos instalamos y a vivir. 

De seguro piensas. Que poca pisca de buenas personas tenemos, ¿no?

Déjame decirte, que no es así. Pero, o sea, mudarte a cada momento es cansón. Y luego de cierto tiempo, la rutina cansa y dejas de hacerlo.

A nosotros nos importa todo menos la apariencia, bueno, a mí no, pero a otras personas sí.

Hay demasiados niños por aquí, al menos ninguno es tormentoso o rompió algo en el jardín.  La verdad que rompan algo en el jardín, es algo superficial, no nos importaría mucho. No por el dinero, sino porque, tenemos muchas otras cosas bastantes estresantes en nuestra vida.

Mi madre, creerse mi mejor amiga que está en todos lados para ‘querer’ lo mejor para mí. Mi padre, su obsesión con su trabajo y con cuidarme que no hable con nadie, que no me acerque a extraños. 

Y yo bueno, tengo mis pequeños — grandes — secretos. Poco a poco verás que nosotros no somos superficiales, somos más que eso.

Hemos sabido, ser estratégicos.

Mientras caminaba, volví a sentir esa sensación que tenía desde que llegamos aquí, la de ser vigilada o vista muchas veces. Me incomodaba demasiado, era como tener millones de ojos pegados a la nuca, más sin embargo, te giras y no hay nadie.

Seguí mi camino y aún estaban ojos en mi, me asusté un poco y caminé rápido. Tenía ese presentimiento de miradas sobre mí desde hace tiempo, al principio, creo que estaba alucinando, pero empiezo a creérmelo. Podría creer que es mi vecina la Sra Morgan, no es la primera vez que lo hace.

(...)

Llegando a la escuela gritan mi nombre, Sabía quién era, me límite a sonreír de verdad.

—¡Sam!!—grita exaspera, mi rubia amiga.

Camile Blake.

—Ey —digo ahogando risas, por la forma en que corre, el deporte no es lo suyo—. ¿Todo bien?

—De maravilla. — me mira con esa cara. La conozco, quiere algo— Sam...

Joder, el día está empezando, por favor no.

La detengo. —¿Que deseas? —entrecierro mis ojos.

—Me preguntaba ¿si quieres salir a una disco está noche? —Sonríe ampliamente.

¿Una qué?

Oh no, conozco esa sonrisa en verdad quiere ir. Cam es mi amiga desde que llegué aquí, no le he explicado como llegué aquí y espero no tener que hacerlo. Ella es mi mejor amiga aparte de Jay Jhonson, son los únicos con los que hablo, más allá de un hola con los demás.

Dirijo mi mirada hacía otro lugar pensando para después volver a verla con cansancio.

—Umm veamos, por tu cara sé qué deseas ir. Pero sabes que no iré tan fácil. — comienzo demostrando lo mucho que la conozco, y lo mucho que ella sabe que me tiene que dar algo a cambio.

Así somos, eh.

Todo tiene un precio, ¿bien?

—Si lo sé.. —hace una mueca—. No traje nada, ¿no irías de todas maneras?

Suspiró y me cruzo de brazos.

—No. Me conoces, sabes cómo soy, no hago eso, ni porque fueses tú.

—Sam, pero, ¿un intento? —vuelve a hacer una mueca.

—Siempre termino aceptando, siempre hago lo qué tú quieres…, pero ya qué, — suspiré, mirando el suelo. — te acompaño.

Cam suelta un aire que no sabía que estaba conteniendo para después sonreírme demasiado alegré lo que hace que arrugue mi frente.

Abre la boca para decirme algo pero la cierra al instante y su sonrisa se borra al mirar sobre mi hombro.

—¡Ey, nenas! — dice nuestro amigo castaño llegando frente a nosotras.

Bueno, mí amigo. Ellos no se llevan bien, casi nada. Es un odio rotundo que ella le tiene a él, no podría defenderla o justificarla porque no lo entiendo.

—Que no me digas nena.—reproché, cruzándome de brazos, tratando de verle a los ojos, ya que es dos cabezas más alto que yo.

Jay Jhonson, mi otro amigo, el de sonrisa resplandeciente, cabello castaño, personalidad única y físico de ensueño.

—Por mí da igual. —dice Cam— Hola, y adiós. — Se despide, en abrir y cerrar de ojos se va.

Ok, eso es raro. Me giro para ver por dónde se fue y luego miro a mi amigo.

—Entonces. —dice Jay, alzando la vista a algo que no soy yo, claramente, busco su mirada y cuándo y la encuentro, arrugo mi nariz.

Ya sé por dónde va esto.

Observa a un chico que jamás vi en la escuela, y la verdad, tampoco me importa, debe ser nuevo, supongo.

—¿Y él que tal? — regreso su mirada a mí luego de decir eso.

—¿Qué? — miró incrédula al chico que está llegando nuevamente.

Le observó, es alto un poco más que, Jay. Es castaño, con ojos verdes casi esmeraldas.

Dah, el tipo fuckboy. Qué original.

Salgo de mi transe de observar a ese chico, su mirada cruza con la mía y me sonríe. Pero no es una sonrisa amable, es una sonrisa enigmática que logra ponerme los pelos de punta.

Patán, debo alejarme de ese chico si no quiero problemas.

—¿A qué te refieres? —vuelvo a mirar a mi amigo.

—Qué opinas de él— el castaño dice, alzando las cejas.

Le vuelvo a mirar, y ¿me sigue viendo? Es que no hay nada más que ver.

«Diosito, dame paciencia porque a cómo siga así, mi otra yo va a salir, y no queremos eso»

Nadie quiere eso.

—Nah, no es mi tipo. —Me encojo de hombros sin importancia.

—Claro, deja de ocultarte bajo esa fachada de "no es mi tipo"— dice, asiendo comillas con sus dedos.

Siempre digo lo mismo, no lo culpo. ¿Soy la única que cuando no quiere admitir algo lo tapa con otra cosa?

—No me estoy escondiendo, en serio solo no me gusta. — digo, mintiendo descaradamente.

Esté tema es algo complicado para mí, pero tampoco lo voy a decir tan fácilmente.

Vuelvo a mirar al chico distraídamente, sigue viéndome desde la entrada

¿Es en serio?

Ya me siento incómoda.

Hay muchas cosas de mí que no todos saben, y no es que no confíe en mis amigos, pero, a veces, todos tenemos cosas que es mejor callar...

Luego de verdad, verás que nada es como se dice. Y sabrás que detrás de todo, siempre, está el por qué.

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